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martes, 30 de octubre de 2007

Xantolo, "Un mundo que no tiene ninguna otra fiesta de muertos"



+ Considera el fotógrafo que este es un festejo en el que la muerte no representa
algo trágico, sino el universo que tan bien captó Posada en sus grabados clásicos

+ Para exponer 22 fotografías que reflejan la esencia de la festividad huasteca, hizo
2 mil tomas que captan este “mundo pletórico de color, inundado de imaginación”

TEMPOAL, VER. 30 de octubre de 2007.-
Para Juan Miranda, fotógrafo de prensa durante 40 años, descubrir hace un año la festividad del Xantolo fue “una sorpresa, al encontrarme con esta manera de expresión plástica llevada casi al nivel de espectáculo, un espectáculo fino que necesita este pueblo”, porque se trata de “un mundo de formas, colores e imaginación que no tiene ninguna tradición de Día de Muertos en este país”.

Y Juan Miranda sabe lo que dice, pues como fotorreportero ha tenido el enorme privilegio de conocer México entero durante muchos años de su vida.

Trascendiendo de la fotografía en revistas juveniles de fines de los años 60 y principios de los 70 del siglo XX –Dimensión, por ejemplo, un tabloide dedicado al rock norteamericano, británico, y primer espacio donde los rockeros mexicanos encontraron foro de expresión para sus inquietudes- al fotoperiodismo comprometido en publicaciones como Proceso, de donde fue jefe de fotografía durante más de dos décadas, ahora Juan Miranda descubre en Xantolo un festejo en el que la muerte no es algo trágico, horrible, irremediable –aunque lo es- sino la muerte festiva, pícara, que tan bien retrató José Guadalupe Posada en sus inmortales grabados.

“A partir de José Guadalupe Posada que rompe con esa manera tan emblemática de ver la muerte y que nos regala la muerte festiva, en este caso Tempoal aporta forma y colorido aunado al carácter del propio veracruzano”, dice Miranda.


El fotógrafo capitalino –“soy chilango, orgullosamente”, le comentó alguna vez al reportero con quien le une una amistad de muchos años” descubrió Tempoal, El Higo, la huasteca veracruzana hace un año con su festejo de Día de Muertos, y “El Xantolo, para mí, fue un descubrimiento en esta búsqueda de las tradiciones de este país, una sorpresa al encontrarme con esta manera de expresión plástica”.

Y es que dice, este festejo no va acompañado de un tinte trágico, sino de algo jocoso, festivo, porque así la aprecia el veracruzano huasteco y “al ver la muerte así, el veracruzano tiene una manera muy peculiar de desacralizar lo que va tocando, y eso es extraordinario en este país, porque al desacralizar tanto las formas que nos han ido apretujando socialmente, nos da la posibilidad de tener un respiro”.

Esa, dice, “es la gran aportación de Tempoal, El Higo, y sin olvidar Chicontepec, porque viene siendo el gran rescate de un mundo lleno de formas, de estética y de colorido”.

Una Mirada al Xantolo, la exposición que se exhibe en el Foro Tradicional de Xantolo Tempoal 2007, ubicado en la Asociación Ganadera Local, consta de 22 fotografías tomadas hace un año, y en estas gráficas “también traté de olvidarme de la fotografía formal que retrata el documento o el hecho. Aquí creo que se presta también para darle ese sentido juguetón a la muerte. Siempre que hablamos de la muerte sabemos que es algo te mueve, ¿no? Nos hace como de gelatina por el miedo que nos produce”, explica.

Juan Miranda ha retratado durante muchos años hechos objetivos de la vida política y social de México. Como fotógrafo de Proceso, por ejemplo, captó al poder político, pero también los contrastes de un país que oscila entre la riqueza de sus recursos naturales y la pobreza extrema de quienes apenas sobreviven con unos cuantos pesos.

Su entrada a este mundo, de lleno, se dio trabajando en una revista llamada Sucesos para Todos, propiedad de Gustavo Alatriste -quien también fue productor de cine y gracias a él un genio del séptimo arte como Luis Buñuel pudo realizar algunas de sus obras más completas, como Viridiana, Simón del Desierto y El Ángel Exterminador- y allí hizo amistad con, por ejemplo, Gabriel García Márquez, que escribía en la revista antes de publicar Cien Años de Soledad y otras obras posteriores.

Precisamente siendo fotógrafo de Sucesos para Todos captó la salida de Julio Scherer García de la dirección de Excélsior el 8 de julio de 1976, seguido por los principales reporteros, articulistas, editorialistas y jefes de sección del entonces llamado El Periódico de la Vida Nacional. Meses después ya estaba en Proceso, la revista fundada por muchos de los que habían salido de ese diario, y la oportunidad con la que Juan Miranda captó ese episodio, verdadero parteaguas del periodismo nacional, lo llevó a otra etapa de su vida profesional.

Ahora, dedicado a recorrer México y a captar otras expresiones y formas de la vida nacional, ha descubierto en Xantolo “esta manera tan bella de poder expresar, con sentido del humor, una actitud, la actitud del veracruzano ante la muerte, y esto es lo que le da vida a esta fiesta de Día de Muertos”.


Y así Juan Miranda, amigo entre los amigos –hace poco estuvo en Xalapa para sumarse al reconocimiento que reporteros gráficos y reporteros de libreta y grabadora le hicieron a Juan Arriaga Ortega, quien fuera jefe de fotografía de Comunicación Social del Gobierno del Estado- está aquí, captando al Xantolo, viendo cómo las comparsas de niños y jóvenes bailan en estos primeros dos días de festejos.

Y mientras acciona su Nikon, dice que le llama la atención cómo se ubica el escenario para el baile –tres plataformas de 70 metros de largo cada una- “una manera de ring donde sube cada quien a rendirle tributo a la muerte con sus capacidades, y el público es quien lo califica”.

Pero este baile, esta alegría, dice Juan Miranda “se extiende hacia las calles. Esta manera maravillosa de poder interpretar a la muerte con el sentido del humor va recorriendo la región”

Para llegar a la selección de las 22 fotografías que ahora expone, el reportero gráfico tomó 2 mil placas. Y luego, más que agregarles un simple pie de foto explicativo, prefirió colocarles refranes populares que complementan mejor este trabajo. Así, hay títulos como Si así es el diablo que me lleven p´al infierno;, Velo y mortaja del cielo bajan; Al diablo la muerte mientras la vida nos dure; Este gallo ni pa´ plumero quedó; Entre todos lo mataron y él solito se murió; La muerte en su empeño no cesa, a mancos y cojos a todos nos empareja; La muerte es flaca y no ha de poder conmigo; De la vida aprendió que la muerte libre es; Hacerse el muerto para ver pasar el entierro; En el diablo confié y cuando menos lo pensé, en el infierno me quedé; El muerto en la sepultura y el vivo en la travesura; y Más sabe el diablo por colorado que por diablo, donde el principal personaje es un destacado veracruzano…

Finalmente Juan Miranda dice que para él Xantolo es ”un mundo pletórico de color, inundado de imaginación, ha sido la oportunidad de ir encontrando un mundo plástico que solamente Tempoal tiene en todas sus formas de color, movimiento, imaginación, y al plasmar en los textos lo que capté en imágenes, a través de mi propia lectura puedo entender cómo es un mundo que va para arriba”.

“El Xantolo –dice finalmente- es un descubrimiento que se debe en primer lugar a la generosidad de los organizadores, y para el público que siempre está ávido de lo nuevo, y aquí está en Tempoal, esperándolos”.