En
el #DíaMundialDeLasCiudades, el diario español El País publica en su sección
Planeta Futuro, una nota del periodista Pablo Linde, en donde se pondera el
trabajo que se ha realizado en Xalapa para invertir la pirámide de la
movilidad, dándole prioridad al peatón.
Ahí,
el alcalde Américo Zúñiga Martínez señala: “Queremos cambiar la pirámide de
preferencias, poniendo primero al peatón, después a la bici, seguida del
transporte público y, finalmente, el privado”.
Con
el título “Así se hizo la paz entre peatones y coches”, el periodista indica
que “Ganar espacio para los viandantes en las ciudades no es fácil. Muchas lo
intentan. El municipio mexicano de Xalapa pone en marcha innovadores sistemas
para privilegiarlos”.
Aquí
el texto íntegro:
Así se hizo la paz entre
peatones y coches
PABLO
LINDE / El País
Xalapa,
Veracruz, México.
Cada
metro cuadrado que el peatón le gana al automóvil suele estar precedido por una
enorme resistencia entre quienes auguran todo tipo de males: de circulación, de
comercio, incluso de libertades. No importa que los hechos casi siempre
contradigan los malos augurios, la peatonalización nunca está exenta de
polémica. Ni en Europa, cuyos centros urbanos son cada vez más amigables con
los viandantes, ni mucho menos en Latinoamérica, donde el proceso va todavía
unos pasos por detrás. Pero la tendencia parece imparable.
Tampoco
está siendo fácil en Xalapa (México), pero poco a poco, le están robando espacio
al coche para entregárselo al peatón. Es una ciudad mediana (algo más de medio
millón de habitantes) que cumple un patrón que se repite con frecuencia en
urbes de este tamaño: el 75% de su suelo está dedicado a carreteras para los
automóviles, pero estos solo transportan al 15% de la población.
Y,
como también le sucede a muchas similares, su crecimiento está siendo
exponencial, mucho mayor en términos relativos que los de las megaurbes
latinoamericanas: en 25 años ha multiplicado su población por tres y su mancha
urbana por ocho. Esto quiere decir que la expansión ha sido desordenada, poco
compacta y, por lo tanto, insostenible a la hora de proveer servicios a los
ciudadanos. Como ejemplo, hay cientos de calles sin asfaltar.
En
este contexto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) puso en marcha su
programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles, que pretende ayudar a estas
urbes a mantener un crecimiento sostenible en tres ámbitos: en lo que tiene que
ver con el aspecto medioambiental y de cambio climático, en lo urbano y en lo
relativo a la fiscalidad y la gobernabilidad. Lo que hace la institución es
ayudar a las ciudades seleccionadas a identificar cuáles son sus principales
problemas y prestar asesoría técnica para trazar un plan que los solucione. Es
una asistencia no reembolsable (es decir, la presta de forma gratuita) y, a
partir de ella, el municipio se tiene que encargar de ejecutar con sus propios
recursos o los que pueda conseguir. “En principio, la idea era que hubiera una
ciudad de cada país de Latinoamérica, que también pudiera servir como modelo y
laboratorio urbano, pero el programa fue creciendo y ahora están implicadas
77”, explica Joyce Valdovinos, urbanista del BID en México.
Xalapa
es una de ellas. En esta primera evaluación se dieron cuenta de que el
principal problema era precisamente esta falta de espacios para los peatones.
Recurrieron al estudio Gehl, encargado, entre otras, de la reforma de Times
Square en Nueva York. Su filosofía se basa, primero, en observar los comportamientos
de los usuarios de las calles, comprobar sus necesidades y después actuar con
lo que denominan urbanismo táctico. Isis Chang, presidenta del Consejo de
Movilidad Ciudadana de Xalapa y profesora de la Universidad Veracruzana pone un
ejemplo: “Con una libreta y lápices de colores se observa un determinado
espacio de la ciudad y se dibujan líneas cada vez que pasa un peatón, un coche,
una persona con movilidad reducida. Esto, en poco tiempo, te da una especie de
mapa de movimientos que puede servir para adecuar mejor los espacios a estos
usos”.
El
siguiente paso es implementar cambios de forma provisional, mediante métodos
baratos, para comprobar si estos nuevos usos son efectivos. Se suele llevar a
la práctica pintando el suelo de colores o usando el mobiliario urbano (bancos,
macetas) como elementos separadores. Así lo hicieron en Xalapa para aumentar
las aceras, en la que más tarde hicieron obras para que quedaran más anchas de
forma definitiva. “En el centro eran muy estrechas. Son calles muy transitadas
por las que prácticamente no se podían cruzar dos personas”, relata Rogelio
Álvarez, primer regidor del municipio. En las 12 actuaciones que hay planeadas
se van a ganar unos 1.400 metros cuadrados para el peatón. “Y no siempre en
detrimento del vehículo, hemos ajustado espacios o quitado unos cuantos
aparcamientos para que la gente pueda caminar mejor”, prosigue. Las obras
llevan meses en marcha y continúan avanzando para aumentar aceras y llevarlas
al mismo nivel que la carretera, algo que también mejora la accesibilidad para
personas con dificultades de movilidad.
Para
este plan, llamado Camina Xalapa, se han presupuestado dos millones de dólares
que proceden de fondos municipales y del Gobierno Federal. “Todo esto es
también una enseñanza sobre cómo seguir haciendo las cosas y cómo tiene que
crecer la ciudad”, asegura Chang.
En
el centro de la ciudad, además de ganar espacio al peatón, el Ayuntamiento
también está experimentando con lo que llama zona de pacificación de tránsito.
Buscan una convivencia más amable entre peatones y vehículos, que privilegie
siempre el caminante. Así, además de los cruces, semáforos y pasos de peatones,
el viandante siempre tiene prioridad a la hora de cruzar, algo que debe marcar
levantando su brazo. Al hacer la prueba, en general funciona: los vehículos se
detienen sin la histeria de claxon que se podría esperar. “Queremos cambiar la
pirámide de preferencias, poniendo primero al peatón, después a la bici,
seguida del transporte público y, finalmente, el privado”, explica Américo
Zúñiga, alcalde de Xalapa.
No
es la primera propuesta innovadora que ejecuta la ciudad. Desde hace algunos
años están eliminando semáforos para poner en su lugar un peculiar sistema
llamado Alto (o stop) 1x1. Esta señal indica a los vehículos que al llegar a un
cruce, hay que pararse y esperar el turno. Cruza uno de un lado (o dos en
paralelo si hay dos carriles) y después uno de otro. Y así sucesivamente. “Se
han mejorado mucho la circulación en los lugares donde lo hemos implantado y la
gente lo respeta muchísimo”, afirma Horacio Castañeda, subdirector de los
Espacios públicos de Xalapa.
En
lo que todavía hay más rezago es en la incorporación de las bicicletas. No hay
prácticamente carriles bici ni se les espera en el corto plazo, aunque, como
hacen otras ciudades latinoamericanas, han incorporado una vía recreativa los
domingos donde se corta el tráfico para dejar vía libre a bicis, patines y
caminantes.
Son
avances que, según la ciudad con la que se midan, pueden parecer tímidos, pero
que suponen un importante primer paso en este contexto y que aspira a
convertirse en ejemplo para otros similares. El alcalde de Xalapa está
convencido de que el futuro del centro de las ciudades, incluida la suya, es la
peatonalización. “Pero es algo que no se puede hacer de la noche a la mañana,
hay que ir poco a poco”, explica. El camino en su ciudad lo tendrá que
continuar el nuevo equipo de gobierno que se incorporará el próximo enero, pero
lo que se ha avanzado no parece tener marcha atrás.