Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
En la anterior Legislatura,
Octavia Ortega Arteaga fue, más que presidenta de la mesa directiva del
Congreso local, una ayudante eficazmente servil de su jefe Javier Duarte de Ochoa.
Su carrera política es tan corta
como productiva. Y al hablar de productividad me estoy refiriendo a su abultada
cuenta bancaria, sus propiedades y a otras minucias de esas que los políticos
suelen agenciarse cuando ocupan un cargo de relevancia.
Tras ser nombrada lideresa
sindical en el Tecnológico de Pánuco, su amiga Zita Pazzi Maza, a la sazón
alcaldesa de aquel municipio, le ofreció un puesto en la comuna.
Pero Zita cometió el grave error
de querer gobernar Pánuco desde Xalapa y relegó muchas actividades en Octavia.
¿Resultado? Octavia se adueñó de la comuna y traicionó a su amiga querida.
Esa fue la entrada de Octavia
Ortega en la política.
Poco después, el recién fallecido
líder magisterial Juan Nicolás Callejas Arroyo, la propuso como candidata del
PRI a la diputación local por Pánuco y Octavia ganó. Más adelante la sugirió a
Javier Duarte para que ocupara la presidencia de la Mesa Directiva de la LXIII
Legislatura local, y fue ahí cuando sufrió una metamorfosis bárbara porque de
servidora pública pasó a ser empleada de Javier Duarte.
Hace unos meses circuló en redes
un audio donde Octavia acepta de manera implícita que sirvió a Javier Duarte y
no a los veracruzanos.
En el audio le hace saber a otra
persona (presuntamente a Callejas) que los diputados no quieren avalar no se
sabe qué trastada de Duarte. “Ya hablé con estos cabrones, les dije que se
dejaran de pendejadas, que nuestro jefe es Duarte y que los ‘chocolates’ que
reciben de él no salen de la nada”.
Y es que llegó un momento, sobre
todo en el ocaso del duartazgo, en que ni quienes habían recibido esos
apetitosos ‘chocolates’ querían seguir aprobando las paranoicas propuestas del
gordo.
Octavia es señalada de
malversar fondos de erario, de billetear a diputados no sólo de la oposición
sino de su mismo partido, de corrupción y de avalar propuestas que van en
detrimento de los veracruzanos.
Y sin embargo ahí sigue... en
completa libertad.
Tras dejar la Legislatura el
sentido común y su recalcitrante duartismo le aconsejaron mantener un perfil bajo
y así lo hizo durante once meses.
Pero la ambición es muy caraja y
ahora anda asomando la cabeza porque quiere ser diputada federal. Pero para eso
requiere de apoyos que no tiene. Su protector falleció y en el PRI no quieren
saber nada de ella.
Este sábado los senadores Héctor
Yunes Landa y José Yunes Zorrilla, estuvieron en Pánuco donde fueron invitados
por los priistas de aquella ciudad a una reunión en el sindicato azucarero.
Nadie sabe quién invitó a Octavia
que llegó con 40 acarreados del sindicato del Tec y por más que se quiso
acomodar cerca de los senadores, nomás no pudo. Y esto la molestó.
Pero el colmo de su enojo fue
cuando José Yunes agradeció a sus anfitriones la invitación, tuvo palabras de
cortesía para los personajes distinguidos que estaban en el evento… y olvidó
mencionar a Octavia Ortega.
Esto puso furiosa a la mujer que
abandonó el evento y amenaza con dejar al PRI y buscar cobijo en otro
partido.
Así de vapuleado y tranqueado
como está el tricolor por tantos casos de corrupción de sus militantes, la
salida de Octavia sería un tanque de oxígeno para el partido.
Ojalá lo haga. Y ojalá, las
autoridades la llamen a cuentas tanto a ella como a varios diputados de la
anterior Legislatura, para que respondan por los delitos de corrupción y
latrocinio que cometieron al amparo de su fuero legislativo.
Ojalá.
PD.
El desaire de José Yunes Zorrilla
tuvo su razón de ser. Hacer unos meses circuló un audio donde Octavia lo
califica de “huevos tibios” Y a pesar de que el senador se caracteriza por su
caballerosidad no olvidó la ofensa.
Y en relación a ese audio, la
raza jarocha se apresuró a aclarar: “Eso no es cierto. Lo que sucede es que ese
día Octavia Ortega traía las manos muy frías”.