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domingo, 19 de noviembre de 2017

Lo peor, sí es posible

Desde el café

Bernardo Gutiérrez Parra
Mientras por un lado el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares presume de que con 6 mil videocámaras disminuirá como por encanto la inseguridad en Veracruz, por otra parte, no pasa día, un solo día, sin que no ocurran al menos un par de muertes violentas en la entidad.
Es evidente que el sistema que Yunes Linares utilizó como Secretario de Gobierno de Patricio Chirinos, (lejanísimos tiempos en los que Veracruz era uno de los estados más seguros del país), no funciona en la actualidad, ya que mientras más se afana en multiplicar el número de patrullas y elementos policiacos en puntos conflictivos, la delincuencia se ensaña con la ciudadanía en los municipios más vulnerables.
Es decir, mientras golpea por aquí, la delincuencia extorsiona, secuestra y asesina por allá.
Imagino al gobernador con un matamoscas pegándole a un gigantesco avispero. Mientras unas cuantas avispas caen por los golpes, las sobrevivientes se ensañan con quien se les atraviese en el camino.
¿De qué sirve que trabaje todos los días? ¿De qué sirve que se reúna cada domingo con el grupo Coordinación Veracruz para evaluar la seguridad, si los ejecutados y secuestrados se multiplican de forma escandalosa?
Cómo estarán las cosas que hasta la Iglesia -siempre condescendiente con el gobierno en turno-, está poniendo el grito en el cielo: “Vivimos en un ambiente de muerte, todos los días hay ejecuciones, asaltos, secuestros y nuestros estado es uno de los más castigados en esto”, dijo el Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios en su homilía de este domingo.
Y es que por desgracia, parece que no hay un plan para combatir la inseguridad y ésta no terminará con el anuncio de cifras alegres.
Este domingo, tras su enésima junta con el grupo Coordinación Veracruz el gobernador salió a decir “Después de una evaluación de las cinco regiones en que se ha dividido nuestro estado, el reporte indica que en la semana anterior bajó notablemente la actividad delictiva, inclusive disminuyeron en ese periodo las ejecuciones que se habían mantenido a la alza en las últimas semanas”.
También anunció la desarticulación de varias bandas delincuenciales. Y qué bueno. Nadie pone en tela de juicio su capacidad de trabajo. Pero el problema es que la percepción de inseguridad no baja ni una rayita.
Tuxpan es un caso relevante por el olvido en que se encuentra.
En los últimos meses ha habido ejecuciones en pleno centro de la ciudad y a la luz del día, ante el pasmo de una ciudadanía que no alcanza a dimensionar qué es lo que pasa en su puerto.
La semana anterior fueron secuestradas dos jóvenes. La primera sufrió de un secuestro exprés que fue desactivado por elementos del Ejército y la SSP. Pero la segunda joven aún no aparece.
Hace unos días mataron a un taxista en presencia de su esposa después de que fue a dejar a su hija a la escuela. Y este sábado fue encontrado dentro de dos bolsas de plástico y desmembrado, el cuerpo de un hombre de aproximadamente 25 años de edad.
¿Qué está pasando en Tuxpan? ¿Por qué las autoridades no voltean hacia allá?
Ante tanto hecho violento, ¿cómo decir a los familiares de las víctimas que las ejecuciones están a la baja?
Y lo lamentable es que poco o nada dijo el gobernador sobre los secuestros, porque sabe que Veracruz ocupa el primer lugar nacional en ese maldito renglón. 
Cada vez que sucede una desgracia colectiva generalmente se dice, peor imposible. Pero ante el alza delictiva en Veracruz y la impotencia policiaca, lo peor sí es posible.