Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Este domingo por la tarde tras su reunión con el grupo
Coordinación Veracruz, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares anunció que las
ejecuciones habían disminuido en la semana del 12 al 18 de este mes.
Pero por la noche y en macabra contestación, fueron
arrojadas once bolsas de plástico con restos humanos de cinco personas en la
colonia Álvaro Obregón de Xalapa.
Cuando este lunes un reportero le preguntó si no le
parecía importante dar a conocer su opinión sobre este hecho que preocupa a la
sociedad xalapeña, Yunes Linares dio media vuelta y con esto terminó una
entrevista banquetera que estaba ofreciendo después del desfile del 20 de Noviembre.
Con el secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez
Marié pasó lo mismo. El tipo evadió a los reporteros y se fue a refugiar a sus
oficinas.
También este lunes a las tres de la tarde, el alcalde
electo de Hidalgotitlán, Santana Cruz Bahena, fue acribillado a balazos por
unos sujetos que literalmente lo sacaron de su casa.
De acuerdo con testigos, el alcalde se encontraba
reunido con un grupo de personas cuando llegaron una treintena de sicarios armados
hasta los dientes que rodearon su casa, se metieron al interior, lo sacaron a
empellones y lo ejecutaron ante la aterrada mirada de sus familiares.
Tantos sujetos para un solo hombre, nos habla de que éstos
llevaban no sólo la consigna de matarlo, sino de enviar el mensaje de que en
Hidalgotitlán hay alguien o algunos que están muy por encima del próximo
alcalde y de quien se les ponga enfrente.
Tan es así que una vez terminada su encomienda los
sicarios subieron a sus unidades, se marcharon y en efecto, nadie se les puso
enfrente.
Si esto no es ejemplo de un Estado fallido, no sé que
será.
Ante tan pavoroso espectáculo ¿vale la pena que el gobernador
nos diga cada domingo cómo van los parámetros de seguridad en la entidad?
Es inaudito y casi imposible de creer que teniendo en
Veracruz al Ejército, la Marina, a todas las policías nacionales, aparte de la
estatal y las municipales, las ejecuciones hayan aumentado este año de manera
tan escandalosa.
Por mucho que diga lo contrario, lo cierto es que el gobernador
no ha podido con un problema que prometió solucionar en breve tiempo.
Si al cabo de once meses la delincuencia hubiera
menguado, se aplaudiría su trabajo. Pero no sólo no ha bajado, sino que sube
impúdicamente.
Aterra pensar que el 2017 será el año más violento en
la historia de la entidad, pero más aterra saber que al parecer la delincuencia
ya le tomó la medida a las autoridades policiacas y al gobierno estatal.
¿Qué hacer ante esta pesadilla?
Por lo pronto, alguien debe decirle a Yunes Linares
que cancele sus conferencias domingueras.
Los datos que dio este domingo son ciertos. En efecto,
del 12 al 18 de este mes bajaron las ejecuciones en relación con la semana
precedente, pero…
¿Qué va a decir el próximo domingo después de que se
encontraron once bolsas con restos humanos, un presidente municipal fue
ejecutado y aún no estamos ni a media semana?
Lo mejor y más sano, sobre todo para los veracruzanos,
es que ya no diga nada respecto a la inseguridad. Lo mejor y más sano, es que
se quede callado.