Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Este martes fue asesinado otro periodista en Veracruz…
otro más. Concretamente en Acayucan.
Gumaro Pérez Aguilando se encontraba en la escuela
primaria Aguirre Cinta viendo a su pequeño hijo participar en un festival
navideño, cuando dos sujetos armados se le acercaron y le dispararon a
quemarropa delante de maestros, decenas de alumnos, padres de familia y su
aterrorizado vástago.
Con Gumaro son tres los periodistas asesinados en lo
que va del año. Antes que él cayeron abatidos por las balas los compañeros Ricardo
Monlui Cabrera el 19 de marzo, y Cándido Ríos Vázquez el 22 de agosto.
Y como siempre se armará el escándalo. Y como siempre
los organismos nacionales, internacionales y los diputados condenarán el hecho.
Y como siempre se exigirá justicia. Y como siempre no pasará nada porque
Veracruz es terreno fértil para la impunidad.
Y es que si en siete años no se ha esclarecido ninguno
de los asesinatos perpetrados contra compañeros del gremio en la entidad, por
qué habríamos de creer que se aclarará el de Gumaro, tercer crimen cometido en
el gobierno de un señor que nos prometió que acabaría con la inseguridad en
seis meses.
Vaya cuentas las que está entregando Miguel Ángel
Yunes Linares en apenas 12 meses de gestión. Checa el dato, lector: del 1 de
diciembre del 2016 al 31 de noviembre de este año, se cometieron en Veracruz
1,750 asesinatos. De ellos, 239 fueron contra mujeres, dos contra alcaldes y
dos contra periodistas.
Diciembre aún no se termina, pero por desgracia
tenemos que contabilizar la muerte de otro periodista con lo que suman tres en
el primer año de Yunes Linares.
Ni el nefasto de Javier Duarte entregó cuentas tan
fúnebres en sus primeros 365 días de su mandato.
A la hora de escribir esta columna el gobernador, tan
amante de recurrir a las redes sociales para dar a conocer los logros de su administración,
no había dicho ni media palabra sobre la muerte de Gumaro. Al igual que pasó con el asesinato de Cándido
Ríos del que tampoco habló.
Mejor así.
¿Qué va a decir? ¿Que se hará justicia? ¿Que el crimen
no quedará impune?
Cuando un gobierno como el suyo muestra total
inoperancia para acabar con la violencia, lo mejor es el silencio que en
algunos casos es más elocuente que una tonelada de palabras.
Como dato curioso, tanto Cándido Ríos Vázquez como
Gumaro Pérez Aguilando, recibían el amparo de la Comisión Estatal para la
Atención y Protección a Periodistas (CEAPP); pero de nada sirvió. Y ambos
habían denunciado a ex alcalde de Hueyapan de Ocampo, Gaspar Gómez Jiménez de
amenazas.
Este sujeto fue señalado en su momento como
responsable de la desaparición del síndico de ese ayuntamiento José Leovigildo
Ciau Medina, y sin embargo no se sabe que haya sido llamado a declarar.
Luego entonces ¿hay o no hay impunidad?
Lo bueno es que el Secretario de Seguridad Pública,
Jaime Téllez Marie dio una luz de esperanza en torno al crimen de Gumaro:
“Tenemos más o menos la media filiación de los tipos que cometieron el
asesinato y ya se están montando los operativos. Ojalá se pueda dar con ellos”.
“Ojalá se pueda…” ¿Y si no se puede?
Ojalá me equivoque, pero el asesinato de Gumaro será
otro crimen impune, como todos los perpetrados contra periodistas en Veracruz.
Alguien me dijo en una ocasión que ser periodista en
este estado es más peligroso que meterse borracho a una jaula con Tigres de
Bengala. Y vaya que tiene razón.