Por
Rafael Arias Hernández.
Quedan 251 días a gobierno federal y estatal. ¿Habrá
rendición de cuentas, fiscalización y evaluaciones sociales verdaderas y
puntuales? ¿Más continuidad de la impunidad, que convierte a los actuales
gobernantes y servidores públicos en intocables y reciclables? ¿A quiénes se
pondrá ante la Justicia?
No se vale echar toda la culpa al pasado; ni manipular y
enajenar con futurología, sobre una elección condicionada y predeterminada entre unos
cuantos, bajo el dominio final de una minoría mayor, sin que se llegue a la
mayoría democrática.
Una vez más. ¿Cuál legitimidad, legalidad y participación
ciudadana y social de los gobiernos?
Por lo pronto, Veracruz
en recesión va a elección; crecen inseguridad, pobreza y hambre. Casi 70% de
pobres; más de 1 millón ochocientos mil, aproximadamente 58 % de asalariados,
ganan hasta 2 salarios mínimos, menos de 6 mil pesos.
Gobiernos plagados de ineptos y corruptos, amplia y repetidamente
criticados por su baja o nula efectividad, su costoso desorden financiero y
sobre endeudamiento público; y además, por sus evidentes resultados negativos,
pérdidas y retrocesos, en torno a problemas o asuntos altamente prioritarios,
como pobreza, hambre e inseguridad.
PAN
Y CIRCO, DESPENSA Y DISPENSA.
Como
se esperaba, en temporada de elecciones,
crece y se diversifica entretenimiento y distracción. Guerra de lodo e insultos
de todo tipo. Propaganda y embrutecimiento abundantes, en su mayoría con cargo
a algún presupuesto oficial.
La
enajenación avanza y se hacen sentir, en presencia e influencia, clientelismo y
manipulación de la inocultable hampa electoral.
Ciudadanía
y sociedad, otra vez quedan pendientes
en la atención de sus necesidades; y en
la solución oportuna de innumerables
problemas y conflictos, ignorados o pospuestos.
Lo
primero es lo primero, sostenerse en el poder o acceder a él.
El
espectáculo circense continúa y se amplía. Mientras millones y millones de seres humanos
padecen las consecuencias de los desgobiernos. Inseguridad, devaluación,
inflación, desempleo y subempleo, nulos o bajos salarios…ante adversas perspectivas y escenarios.
RESPONSABLES
Y CULPABLES A LA VISTA.
No,
no hay que darle vueltas. Ante ciudadanía y sociedad marginadas y, excluidas,
pasivas y conformistas. Ahí están los responsables y culpables de la situación.
Los mismos que dicen que gobiernan y han gobernado, pero en realidad, son ejemplo del desgobierno empobrecedor y
hambreador; de crisis permanente de administración
y finanzas públicas, de cuestionada y creciente inseguridad, delincuencia y retrocesos sociales ¿Por qué no exigir
antes de elegir?
Son
muchos los identificados y señalados como ineficientes y hasta delincuentes
gubernamentales; conocidos y padecidos por
su autoritarismo ramplón; el yoyomático ocurrente y berrinchudo; y el nepotismo arrastrado.
Unos
y otros, usan y abusan de instituciones
y recursos públicos. Los que saquean, endeudan,
privatizan y concesionan para beneficiarse y beneficiar a sus familiares y
socios. .
Intocables
y reciclables; los protegidos y encubiertos, simuladores y depredadores favorecidos por la continuidad de la
impunidad.
Los
mismos, que dicen y repiten que van a
cambiar y no cambian; que van a cumplir y no cumplen; que prometen, se
comprometen y resulta que los hechos muestran y demuestran lo contrario, sigue
el desastre y la situación empeora. Ejemplos de alcanzar el poder, para no
poder.
IMPORTANTE,
GOBERNAR AL GOBERNANTE.
Siempre
oportuno tener presente, que el origen y
destino de la representación pública es el ciudadano y la sociedad en general. El gobierno no puede estar por encima de la
sociedad; está para servirla, no para servirse de ella, saquearla y
sacrificarla. Es responsable ante la sociedad y no al revés.
En
todo caso, el gobierno tiene que ser causa y efecto de la democracia;
comprometido en la construcción de una sociedad justa y próspera, participativa e incluyente,
estable y cambiante. Gobierno moderno, eficiente y creador de oportunidades para todos, impulsor de la democracia participativa.
No
más encubrimiento, complacencia,
complicidad y simulación. Urge distinguir buenos de
malos y peores gobiernos es fundamental.
Si
se quiere hacer lo correcto, al mismo
tiempo de consolidar aciertos, sin excusa ni pretexto, hay que corregir errores, reparar daños y evitar
pérdidas.
Vital
distinguir malos de peores, o pagar las consecuencias.
¿Sabiendo
lo que son, hacen y representan, se les debe seguir dando oportunidades y
aceptar sus recurrentes impunidades?
Una
vez más permítaseme recordar a Karl Popper, quien afirma que conocidos los alcances de la condición
humana y su siempre presente posición y tendencia a la falibilidad y al error,
lo importante es plantear la pregunta: “¿Qué podemos hacer para
configurar nuestras instituciones políticas de modo que los dominadores
gobernantes malos e incapaces, que naturalmente intentamos evitar, pero que no
obstante, no resulta excesivamente fácil hacerlo, ocasionen los menores daños
posibles y de modo que podamos deshacernos de los dominadores incapaces sin
derramamiento de sangre?”
En
todo caso, de rendir buenas cuentas, con resultados positivos. Ni
irresponsabilidad, ni ineficiencia. Gobernantes insoportables, siempre
reemplazables.
Imprescindible
contar con instituciones públicas
competentes, capaces y eficaces que atiendan y resuelvan problemas, no que se
conviertan en parte de ellos. Quienes gobiernan deben ser, todo el tiempo y en todas
partes, auténticos servidores públicos,
que sirvan en el más amplio sentido de la palabra.
No
es obligatorio soportar, padecer y sostener mediocridad,
ineptitud e irresponsabilidad;
mucho menos corrupción e impunidad. Si un gobierno no funciona
parcial o totalmente. Si es malo o peor, la solución es remediar, corregir y
sancionar, no encubrir, simular y
olvidar.
Y como en Veracruz, persisten
condenables opacidad, desinformación y simulación oficial. Hay que insistir y preguntar:
¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno
actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal?
¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y
los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos
contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para
beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es
obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con ofensivos supe
sueldos y beneficios especiales?
Simplemente: “Quien no castiga
el mal, ordena que se haga” (Leonardo da Vinci).
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH
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