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La autora de La Fosa de Agua dice que
la profesión es una herramienta para ayudar a los olvidados y excluidos de la
justicia
Xalapa,
Ver.- Cuando entregó el último borrador de La
Fosa de Agua, investigación que documenta y da seguimiento a diez casos de
feminicidio en Ecatepec y Tecámac, Estado de México, Lydiette Carrión renunció
a su trabajo. Las historias le “quebraron” algo por dentro, porque el
periodismo, para ella, no es un oficio remunerable, sino un compromiso social,
personal; una herramienta para ayudar a los olvidados y excluidos de la
justicia, “que somos la mayoría”.
Durante
una entrevista tras la presentación de su libro en Xalapa, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la
Violencia contra las Mujeres y las Niñas, recordó que su idea inicial fue escribir
sobre violencia de género. En ese tiempo colaboraba con el diario El Gráfico, donde los familiares de
personas desaparecidas pedían difundir sus casos, así que comenzó a “reportearlos”
semanalmente.
“Ellos
se acercaban, pedían ayuda para encontrar a sus familiares y tiempo llamaron mi
atención varios casos, en un horizonte geográfico y temporal muy específico, Eran
muy similares, en la media luna que hace la frontera entre los municipios de
Ecatepec y Tecámac”.
El
libro documenta la desaparición de diez jóvenes entre 13 y 20 años, de 2012 a
2014, y el hilo conductual es Bianca: “La familia recibió mensajes dolorosos que
se vinculan a otros tres casos. La encontraron un año después, aunque fue asesinada
al día siguiente de su plagio”.
La
madre investiga y descubre una célula que se dedica a desaparecer mujeres, a
cargo de un militar joven e incluso policías en activo. Encuentra una fosa
clandestina en el Río de los Remedios: “es el día en que aún no sabemos cuántos
cuerpos o restos hay ahí”.
Lydiette
narra cómo se creó el fraccionamiento Héroes de Tecámac, desde la
irregularidad, y se pobló en pocos años, con casas pequeñas de materiales
precarios, sin acceso a seguridad o servicios básicos: “Calidad de vida pésima,
migración compleja, incultura, con poderes fácticos que germinaron la
impunidad”.
A
través del testimonio de las madres, cuenta la búsqueda angustiante, que sólo
encontró negligencia y opacidad de las autoridades.
No
obstante –continúa la periodista–, a partir de la documentación de estos casos
las autoridades lograron vincularlos y se dragó el río: “Nunca se logró
establecer la conexión de los detenidos y sentenciados con los restos. En esta
zona hay un crimen organizado muy sádico y violento en contra de las mujeres”.
Dice
que escribir La Fosa de Agua fue una
manera de dar dimensión a las víctimas, retratar su humanidad, “porque ahora hasta
muertas tienen que justificar por qué fueron asesinadas. Muchas de ellas fueron
revictimizadas y en la prensa muchas veces sólo queda la versión del asesino, de
algún modo lo justifican”.
Califica
como aberrante que tras localizar en el gran canal los restos de dos
jovencitas, uno en febrero y otro en octubre de 2014, en el mismo lugar,
embolsados y con amarres similares, la Fiscalía no vinculó los casos: “O es una
burocracia horripilante, o simplemente corrupción asesina”.
dolor y amor de
madre
Como
en Veracruz, en el Estado de México las madres de hijos e hijas desaparecidas
se volvieron investigadoras, casi agentes de los ministerios públicos para la
búsqueda; expertas en leer expedientes, en moverse entre abogados y fiscalías. Pero
Lydiette afirma que no debe ser así, porque es revictimizante y terriblemente
doloroso.
“Las
mamás se convierten en MP, y a pesar de que sacan adelante muchas de las
investigaciones, no debe ser, pues como madres de una víctima tienen muchos
puntos ciegos”. Por ello no debe exaltarse el hecho de que el amor te lleve a
buscar. Resulta devastador y muchas veces destruye a la familia, que nunca
vuelve a ser la misma”.
Durante
seis años entrevistó a muchas madres, una labor difícil y desgastante, agotador,
porque las historias te van marcando y llegas a perder esperanza, la
perspectiva. Mi libro salió a pocos días de que capturaran al Monstruo de Ecatepec, a quien se
atribuye dos de los casos que documento”.
Finalmente,
señaló que el amor que sienten las madres y los padres de familia es una
demostración de que sí se puede, aun cuando “nos han convencido de que Veracruz
es así, de que así son Ecatepec y Tecámac. Debemos unirnos y, como sociedad,
visibilizar este tema”.