ADELANTE
Pepe Valencia
Mucho se ha debatido sobre lo llevado a
cabo hasta hoy por el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Que con
la creación de la Guardia Nacional pretende militarizar al país, que las
pensiones a adultos mayores de 68 años, los apoyos a ninis y otras medidas son populistas y que no alcanzará el
presupuesto, que ha sido equivocada la estrategia contra los huachicoleros y por ello existe
desabasto de gasolina, etcétera.
Vamos por
partes, como Jack el destripador: los militares andan en las calles y
combatiendo a la delincuencia organizada desde los tiempos de Felipe Calderón.
Por si esto fuera poco, la mayoría de los mexicanos está de acuerdo con la
participación del ejército en tareas de seguridad pública.
Quien critique
los apoyos económicos a mujeres y hombres de la tercera edad, es porque no
tiene madre ni padre, ni siquiera abuelas, abuelos u otros parientes que necesiten
una pensión. Felicidades pero no se opongan a que se ayude a quienes sí lo
requieren.
En cuanto
a combatir a los ladrones de gasolina, adelante, aunque se produzcan perjuicios
colaterales como el desabasto temporal de combustibles. Es preferible que no hacer nada como los anteriores
gobiernos que cómodamente se cruzaban de brazos, eran omisos o cómplices de
este saqueo a la nación.
No es
perfecto el gobierno de López Obrador. Por ejemplo, en lo personal considero un
desacierto el otorgar mensualidades, becas, sueldos o como gusten llamarles, a jóvenes que ni estudian ni trabajan.
El error
número uno y el peor hasta ahora, es haber cancelado el nuevo aeropuerto de Ciudad
de México.
Otra
decisión innecesaria es la realización de conferencias diarias de prensa por
parte del presidente López Obrador. ¿Para qué entonces sirve la oficina de
comunicación social? ¿Por qué ocupar en esto el valioso tiempo del presidente y
de los integrantes del gabinete? Son horas y horas al día que bien pueden
utilizarse para planear y ejecutar acciones de gobierno en vez de estar
respondiendo a veces repetidas preguntas sobre los mismos temas sin informar
nada relevante.
Sería
mejor espaciar estas conferencias, tal vez una por semana o por mes, o efectuarlas sólo cuando la importancia del
caso lo requiriera.
De todos
modos, dejémoslo trabajar y no queramos que en menos de dos meses resuelva
problemas que vienen de años atrás, como la inseguridad, la corrupción y la
pobreza. No es mago ni hacedor de milagros.