- Nahún Álvarez Pellico pretende que lo nombren alcalde sustituto
- Alta dosis de ignorancia y alentada por la ambición del diputado
- Ahora pretende embarcar a su compañera Cristina Alarcón Gutiérrez
Por Miguel Angel Cristiani G.
Vaya favor que le están haciendo los diputados
de Morena al gobernador Cuitláhuac García con el asunto de Orizaba. Nos estamos
acostumbrando a las pifias de una de las peores Legislaturas que tengamos
memoria, aderezada con una alta dosis de ignorancia y alentada por la ambición.
Veamos por qué.
En noviembre pasado, el diputado de Morena
Nahúm Álvarez Pellico convirtió una auténtica tragedia –la muerte de dos hermanos
profesionistas a manos de policías orizabeños- en un espectáculo mediático
cuando desde el Congreso exigió abrir un juicio político contra Igor Fidel
Rojí, presidente municipal de Orizaba.
En Xalapa fue bien sabido que su jugada era
eliminar a Igor Fidel mediante la vía de la destitución para que ¡oh sorpresa!
él resultara designado por sus amigos legisladores como presidente sustituto.
Una presidencia exprés, sin esfuerzo y sin votaciones.
Para mala suerte de Álvarez Pellico, el
gobierno entrante de su jefe Cuitláhuac García encontró más apoyo en el
gobierno de Orizaba que en el Xalapa, Coatzacoalcos o Poza Rica, controlados
por Morena, pues el presidente Rojí se supo mover y en dos patadas se echó al
bolso al gobernador y al secretario de Gobierno, Eric Cisneros. Eso detuvo lo
del juicio político… por el momento.
Pero ambicioso como es, el diputado moreno se
valió de la ignorancia de su paisana, la también diputada de Morena Cristina Alarcón
Gutiérrez, para que sea ella quién en las próximas sesiones satanice y condene
todo lo que ocurra en la Ciudad de las Aguas Alegres. Y así, hasta llegar al
juicio político, otra vez.
El plan comenzó el pasado 17 de enero cuando la
inocente anciana, una desconocida de la cual no existe rastro alguno de su
trayectoria política o profesional, que llegó al cargo por las famosas
“tómbolas” de Morena, es decir, en su vida ha recorrido las calles, nunca ha
pedido un voto y no conoce a la gente, se dejó seducir por Álvarez Pellico y
arengó en la sesión del Congreso sobre el delicado tema de la violencia contra
las mujeres… pero sólo en Orizaba.
Si la diputada Alarcón hubiera puesto el dedo
en la llaga de todo el estado, su participación habría sido creíble y más que
oportuna, especialmente por lo que ocurre en el sur de Veracruz. Pero sólo se
dedicó a denostar a un personaje en particular, Igor Fidel Rojí, haciendo
evidente y público lo que era conocido tras bambalinas.
Quizás ese haya sido el primer clavo del ataúd
político de Nahúm Álvarez Pellico, que comienza a ser visto con desconfianza en
el Palacio de Gobierno de Xalapa, debido a su adicción al poder.
Lo menos que hubiera podido hacer es asesorar
bien a su compañera, pues de nada sirven los altos sueldos que se le pagan –con
cargo al erario- a los ideólogos de Facebook, Eduardo Zárate y Plinio Soto, dos
impresentables de Orizaba que fungen como consejeros de la diputada Cristina
Alarcón y que nada hicieron por evitar que su jefa hiciera un ridículo
monumental en plena tribuna.
De entrada, porque en su discurso de hace dos
semanas, Cristina Alarcón habló de víctimas con nombre y apellido, violando en
perjuicio de las víctimas que tanto dice defender el consagrado principio de
confidencialidad.
Es decir, la diputada evidentemente desconoce
la ley y eso que encabeza la Comisión de Derechos de la Niñez y la Familia.
Esto quedará en los anales de las más grandes pifias morenistas.
Además de que habló de feminicidios que no
ocurrieron en la administración de Igor Fidel, pues hizo la alusión directa a
este munícipe, cambió los nombres de las víctimas pero su mayor error fue echar
en el mismo costal el doloroso caso de la hija de la diputada Carmen Medel, que
según Cristina Alarcón, también es responsabilidad de Rojí. ¡De ese tamaño!
La diputada morenista omite decir que los
feminicidios que mencionó tienen un origen más profundo, que van desde la
miseria y el hambre, pasando por el desempleo hasta las estúpidas costumbres
misóginas que persisten en Veracruz. Se ampara, y ahí sí tiene razón, en la
culpa que tienen Fidel Herrera y Javier Duarte y sus administraciones.
Pero ahora es su turno y bien haría en ponerse
a trabajar para resolver esos “errores del pasado”, pues para eso se le paga y
muy bien, en vez de dejarse engañar por un hombre ambicioso y sin escrúpulos
para obtener lo que quiere, como lo es Nahúm Álvarez Pellico. Si quiere que en
Veracruz acabe la violencia contra las mujeres, Cristina Álvarez debería
empezar por poner el ejemplo.