Por
Rafael Arias Hernández.
En
Veracruz y en todo México, se hacen costumbre, más desapariciones, homicidios,
robos, secuestros, corrupción, saqueos, delincuencia y violencia en general, que afectan vida y patrimonio de la
población. Millones de delitos sin denunciar, procesar y castigar.
Irresponsables
quienes confunden estadística con vida humana; ineptos o incapaces, los que se
refugian en pretextos porcentuales o excusas ancestrales, “mal de muchos…consuelo
de tontos”.
La
Historia incansable, se repite. El peor error de muchos de los que llegan al
poder público, es creer que por el simple cambio de gobernantes los problemas
se resuelven, en automático o milagrosamente.
Durante
décadas y siglos, ha sido y es, caro y costoso para la sociedad, padecer el comportamiento
imprudente de quienes dicen gobernar, y se auto justifican repitiendo excusas y
pretextos, y sosteniendo que “echando a
perder se aprende”; o exagerar, echándole
toda la culpa al pasado e incrementando entretenimiento, distracción pública y desahogo popular.
No
hay que ser experto, ni especialista en economía para entender las
consecuencias de pobreza, hambre e inconformidad social, que causan el poco o nulo
crecimiento, ocasionado por la mediocre y costosa política oficial de fomento
económico; baja inversión privada,
y reducida y corrompida inversión
pública; desempleo, subempleo e
informalidad en aumento; crisis
financiera de los gobiernos con deuda pública creciente; y el empobrecimiento de millones y millones
que por generaciones, padecen limitaciones y sacrificios; empobrecimiento acentuado,
por las presiones inflacionarias.
De
ahí que a solo unos meses del inicio, hay que reconocer aspectos y objetivos del intento. Se nota que, errores y
defectos aparte, la Cuarta
Transformación, pretende atender motivos y alcances del hartazgo social y la
inconformidad existente de millones de pobres, marginados y hambrientos; y asimismo, reconocer que es necesario
y hasta determinante, apoyar un cambio
de gobierno que se caracterice, por establecer desarrollo y bienestar social como prioritarios.
Y
también aceptar, al mismo tiempo, que para encabezar el cambio verdadero, hay
que identificar aciertos y errores, para responder y actuar en consecuencia. Es
imprescindible evitar ceguera o insensibilidad;
no ocultar o negar, ni minimizar
esa realidad que muestra e impone
sus características y alcances.
Determinante,
que los servidores públicos sirvan, estén dispuestos y sean capaces, de
enterarse y enfrentar con éxito, el notorio
crecimiento de la actividad delictiva que, de innumerables formas, afecta y
daña la vida y el patrimonio de la población.
Hoy
por hoy. Lo más seguro, es que aumenta la inseguridad y sus consecuencias afectan, a más y más personas.
De
ahí que es lamentable y preocupante, enterarse que hay quienes se empeñan en declarar
y asegurar, que cuestiones como la
inseguridad disminuyen, ante su supuesta
intervención.
Nada
más penoso que tener que corregir y aceptar, casi de inmediato, que las cosas van de mal en peor.
Una
y otra vez. De muchas formas la realidad real prueba y comprueba que deben
cambiarse y ajustarse, los gobiernos que no pueden con su responsabilidad
social; que deben removerse los servidores públicos, que no sirven, y sancionar
a los que incurran en culpabilidad; y que siempre, se debe reaccionar y aplicar
la ley, cuando se incrementan, los parásitos, saqueadores y vividores del
erario público.
Urge
erradicar la impunidad, que aumenta cuando no se sanciona, y convierte a
delincuentes, en intocables y reciclables.
De
igual forma, urge ajustar y cambiar la costosa comunicación social oficial,
orientada hasta hoy, en general, a hacer
padecer a diario, una y mil formas de distracción y manipulación, que enajenan, niegan, distorsionan o
minimizan lo que a diario sucede.
Como
siempre, al abordar temas como inseguridad pública y pobreza, se llega a
conclusiones y enseñanzas no aprendidas ni asimiladas, empezando porque no se
asumen, bien y a tiempo, las responsabilidades y obligaciones ciudadanas.
Apatía, desinterés y pasividad dominan a la población. Y la participación y
evaluación, ciudadana y social, son mínimas, nulas y sin consecuencias.
Concretamente
respecto a las formas para enfrentar y erradicar la inseguridad en
aumento, en múltiples encuentros y
cumbres de seguridad ciudadana, organizadas por el Banco Interamericano de
Desarrollo y otros organismos y gobiernos, predominan las propuestas de mejorar
a) las políticas preventivas; b) fortalecer la capacidad de respuesta
policiaca; pero también se advierte la necesidad de incorporar y aprovechar, c)
la revolución tecnológica disponible; y, sobre todo, d) incrementar y
fortalecer la participación y evaluación ciudadana y social, sin cuya presencia
y aportación crecen las posibilidades de fracaso.
En
fin, ¿Tenemos el gobierno que merecemos? ¿Qué hacemos para erradicar
ineficiencia y delincuencia gubernamental? ¿Hasta dónde lleva la continuidad de
la impunidad?
De
ahí en insistir, que hay que participar permanentemente, de una y muchas
formas, para gobernar al gobierno. Hacer realidad, el cumplir y hacer cumplir
la ley.
Tener
siempre presente, que el gobierno no
puede estar por encima de la sociedad; está para servirla, no para servirse de
ella. Es responsable ante ella y no al revés.
Así, frente a
desafíos y retos presentes y futuros,
es preciso defender logros y avances,
casi siempre, alcanzados a través de enormes sacrificios, cuantiosos
recursos y valiosos esfuerzos.
Distinguir
e identificar buenos de malos gobiernos es fundamental, si se quiere hacer lo correcto.
REVOCACIÓN
ESTATAL Y MUNICIPAL
Innumerables
casos de Presidentes Municipales y Gobernadores Estatales, han resultados malos
y peores, ocasionando cuantiosos daños y pérdidas, fracasos y atrasos. ¿Por qué
no evitar que esto ocurra, una y otra vez?
El
Presidente López Obrador, insiste y sostiene: “El pueblo pone y el pueblo quita (…) Me voy a
someter a la revocación de mandato a mitad del sexenio, que sean ellos los que
evalúen (…) Yo no me voy a quedar más tiempo del que se deba. No a la
reelección”.
Pocos gobernantes
y políticos se salvan y sobresalen. La mayoría, sobreviven en la lucha del
poder por el poder, sin compromiso social, ni responsabilidad histórica, ni
conciencia de los deberes y obligaciones del servidor público.
Revocación estatal y municipal ¿Se reconoce su trabajo y resultados. O se les
despide?
Nadie está
obligado a sostener y soportar malos y peores gobiernos.
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH