Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
En tiempos pretéritos, cada vez que el Secretario de
Comercio decía por ejemplo: “No habrá desabasto de azúcar, aceite y frijol” las
amas de casa vaciaban los anaqueles del super y abarrotaban los mercados en
demanda de esos productos, porque sabían que el desabasto venía y lo que decía
el señor Secretario era puro cuento.
En la actualidad sucede lo mismo, pero desde una
perspectiva muy macabra.
Cada vez que las autoridades de Veracruz anuncian un
plan para acabar con la inseguridad y detener a los criminales, se genera una
brutal carga de violencia.
Este viernes, horas después que el gobernador
Cuitláhuac García y el Coordinador Federal de Seguridad Ciudadana Leonel Cota
Montaño, firmaran en Coatzacoalcos un convenio llamado pomposamente “Mesa para
la Construcción de la Paz”, se desató el diablo y la violencia cobró la vida de
seis hombres que fueron linchados y calcinados, hubo cinco ejecuciones, dos
feminicidios, dos secuestros y dos levantones frustrados.
Ese día se reportó en Soledad de Atzompa el
linchamiento y calcinación de seis sujetos que presuntamente eran secuestradores.
Cansados de tanta inseguridad, los habitantes de ese
municipio tomaron la justicia en sus manos y atraparon a cuatro sospechosos a
los que después de lincharlos les prendieron fuego. Más tarde se toparon con
los dos restantes e hicieron lo mismo.
En Martínez de la Torre, -convertido ya en uno de los municipios
más violentos de la entidad- una joven mujer que acababa de dejar a sus hijos
en la escuela fue ultimada a balazos. Lo mismo ocurrió con otra que trabajaba
como afanadora en un hotel de Tecolutla.
Las restantes ejecuciones sucedieron en otros puntos
de la entidad, sin faltar Coatzacoalcos y Xalapa donde ya forman parte de lo
cotidiano.
Si en tiempos pretéritos las declaraciones de un
funcionario sobre el desabasto provocaban enojo en las amas de casa y un
rosario de improperios; en estos tiempos las declaraciones sobre mejorar la
inseguridad provocan muerte, dolor, llano, zozobra y miedo, mucho miedo porque
los criminales son cada vez más violentos.
Este primer mes de febrero de Cuitláhuac García como
gobernador, resultó más violento que el primer febrero de Yunes Linares en el
mismo cargo. A su vez, el primer febrero de Yunes fue más violento que el
primer febrero de Javier Duarte, que a su vez fue más violento que el primer
febrero de Fidel Herrera, que a su vez fue más violento que el primer febrero
de Miguel Alemán.
La violencia -esa que nunca esperamos padecer en
Veracruz-, tiene rato que se disparó a una velocidad que nadie puede contener.
Entre los eventos que se reportaron el viernes están
los secuestros de una cajera en Catemaco y de un menor de 13 años en
Cosoleacaque. La víspera, unos sujetos secuestraron en el centro de Xalapa a
una empleada de un restaurante.
¿Una cajera y una empleada? ¿Cuánto pueden ganar para
considerarse secuestrables? ¿Cuánto puede ser el sueldo de los padres del
menor?
“En Veracruz todos nos hemos convertido en
secuestrables o en candidatos a que un sicario nos llene de plomo nomás porque
se le antojó” me dijo hace meses, con la rabia e impotencia reflejadas en el
rostro, un maestro de escuela al que le secuestraron y asesinaron a un hijo. ¿Y
quién le rebate?
La realidad es que la inseguridad con todo lo que
conlleva, se apoderó de Veracruz y no hay nadie con un plan efectivo para
hacerle frente.
Como candidato en 2016 Miguel Ángel Yunes Linares dijo
que la solución serían más policías.
En aquella ocasión comenté: ¿Qué va a pasar si el
número de efectivos no alcanza para contener la violencia que crece cada día?
¿Acaso tendremos que recurrir a la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo y la
Corte Celestial para que hagan la chamba que no pueden hacer las autoridades?
Yunes multiplicó por 100 el número de elementos
policiacos, pero en contestación se desató una pesadilla de secuestros y
ejecuciones no vista hasta entonces.
En los casi tres meses de gobierno de Cuitláhuac García
el número de crímenes ha superado a los que se cometieron durante la
administración yunista en el mismo periodo de tiempo. Y continúan a la alza.
¿A quién recurrir cuando ni la Guadalupana, ni San
Juditas, ni la Corte Celestial han podido con el flagelo? ¿A quién?
Mientras Veracruz vive una situación lo más parecida a
un infierno, el Secretario de Gobierno Eric Patrocinio Cisneros, encargado de
la seguridad en la entidad, se pasea por las playas de Baja California Sur en
compañía de sus cuates.
Caray qué envidia; quién pudiera hacer lo mismo.