Palabra de Mujer
“Al bebé lo siguieron rematando”
narra una de las sobrevivientes de la noche de terror en la fiesta familiar en
Minatitlán que cobró la vida de 14 personas, entre ellas la vida del pequeño
Santiago, de apenas un año de edad.
La testigo, a quien le mataron a un
familiar y obligada por los delincuentes a ver como lo ejecutaban, al igual que
a los otros heridos en un acto de maldad inimaginable, describió que al
bebé, “le dispararon a quemarropa. Fue una rociadera porque estaban muertos y
ahí mismo les seguían dando. Al bebé lo siguieron rematando, le dieron en el
corazoncito”, estrujante narración de la noche de terror en el sureste
veracruzano.
Horas más adelante otro aberrante
atentado cegó la vida de dos jóvenes mujeres, no lejos de la zona, en
Comalcalco, Tabasco, junto a un bebé de 8 meses cuya imagen con un tiro en la
cabeza, herido llorando en el suelo y un pequeño de 8 años con un balazo en la
pierna, dieron vuelta al mundo evidenciando cuál es el México luego del triunfo
de Andrés Manuel López Obrador.
Imposible eludir el tema, sobre
todo cuando escuchamos al Presidente de México, quien prometió darle seguridad
al pueblo de Veracruz, decir que lo ocurrido en Minatitlán es “herencia de una
política económica antipopular y entreguista donde lo único que les importaba
era saquear robar (..) ese cochinero que nos dejaron”, confundiendo la política
con la incumplida tarea de gobernar para darle seguridad a las y los mexicanos.
Y para robustecer la indignación
social vertida en “las benditas redes", lanzó vivas a un cuestionado
gobernador, que no se ha parado en la sureña ciudad donde tantas veces pidió el
voto para gobernarlos. Alguien, que antes de 12 horas mereció más alabanzas
presidenciales. Cuatro visitas del Presidente a Veracruz para apuntalar a
un mandatario estatal que día con día van perdiendo adeptos por falta de
resultados. Un gobernante que solo comunica festivales de salsa, decoración de
oficinas o “sabadabas”, para cumplir con el derecho información.
Ante las quejas de la prensa
a que informe porque se esfuma en las emergencias, como lo fue la tragedia en
Minatitlán, AMLO fue muy claro en instruir públicamente que, “va a estar
constantemente informándoles el gobernador) sobre lo que sucede en
Veracruz. Y además esa es la mejor forma, es la mejor manera de enfrentar la
deformación o la mala información, la calumnia. Cuando se está informando
constantemente no prosperan los rumores, no funciona la mala fe. Entonces, hay
que estar constantemente informando”, sentenció frente al team de comunicación
estatal.
AMLO sostuvo que el crecimiento de
la violencia desgarradora en el país es parte de la transformación que hacen
por erradicar la corrupción y que en seis meses se verán resultados. Y la
pregunta obligada emerge ¿Y en seis meses que hará la ciudadanía? ¿Habrá
toque de queda o la población civil seguirá poniendo los muertos por la poda
que realizan, como dicen las mantas del Mayo Zambada, “con aprobación del
gobierno federal”?
Retomo lo que advertí en marzo del
2018 ante la proximidad de las elecciones: “El PRI no entiende que la mayoría
de quienes votaron el 1 de julio lo hicieron por alguien que pensaba igual que
ellos. El enojo social (primer síntoma que debieron leer) lo consideraron
como un factor sin importancia y mereció la mofa del dolor de sus gobernados.
La falta de una exégesis asertiva sobre el malestar social se reflejó en las
urnas desde las elecciones del 2016, la mayor derrota electoral de su historia
al perder 7 de 12 gubernaturas en disputa”.
“Los últimos sexenios (PAN y
PRI) convirtieron a los mexicanos en una población antisistema por la falta de
ética en el servicio público, propio de la tecnocracia que deshumaniza las
políticas públicas. Eduardo Galeano lo ilustra muy bien al decir “En el mercado
libre es natural la victoria del fuerte y legítima la aniquilación del débil”.
Exhibe la poda social soterrada que los tecnócratas liberales llevaron a cabo
en la seguridad social, convirtiendo en negocio la seguridad pública, la
explotación tráfico y desaparición forzada de nuevas generaciones, y un largo
etc.” Y hoy, los de MORENA y su gobierno, están en la misma y no lo
entienden.
Las aseveraciones
presidenciales de domingo y lunes en Veracruz volvieron a levantar la tendencia
mundial en su contra a través de Twitter con la etiqueta #RENUNCIAAMLO, que
había reemplazado a la de #RENUNCIACUITLAHUAC, luego de los tuits y las
ausencias ante el dolor de quienes confiaron en su palabra. Una oleada de
indignación con tendencia mundial que aplastó la red de amlovers que suelen
atacar en montón con miles de bots. Y no es la primera vez en los últimos días
que pierden la batalla ante un real enojo social.
No obstante su silencio en el
viernes de dolores, las excusas vertidas este lunes en la mañanera fueron mucho
más ofensivos a la inteligencia de las mujeres y hombres pensantes de este
país. ¡Si actuamos!, afirmó, “Yo soy dueño de mi silencio y no voy hacer rehén
de nadie”, ratificó ante los cuestionamientos.
Pero las palabras de quien
sentado en el poder, no quiso o no pudo, responderle a los minatitlecos, en sus
primeras declaraciones dejó clara la postura que reiteró en la
conferencia mañanera. Declaraciones que lastiman más a su propio proyecto
porque exhibe ese tan repudiado régimen del cuatachismo infecundo, y que es
también corrupción. La historia se repite.
El argumento de que otros son
los culpables mientras yo gobierno ya no tiene peso, ni es legítimo. El que el
gobernador sea un hombre bueno, “no de malas entrañas” tampoco funciona ante la
inoperancia.
Solo 12 palabras le dedicó a las
víctimas de la masacre el domingo. Doce luego de ser tendencia mundial por las
críticas que recibió todo el fin de semana. 12 palabras de dos mil que emitió,
contando la historia de Veracruz y descalificando al “cochinero” que le
dejaron, sin dedicarle siquiera un pensamiento a Santiago, el pequeño ejecutado
o al bebé muerto en Tabasco. En cambio, dos párrafos y un viva de López
Obrador, mereció Cuitláhuac García, gobernante de un estado que se cae a
pedazos. BillieParkerNoticias.com