Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
El pasado día 8 el periodista Pablo Hiriart le dio una
zarandeada bárbara al gobernador Cuitláhuac García: “Cuando todos supusieron
que nada podría ser peor después de algunos gobernadores que había tenido esa
entidad, llegó Cuitláhuac García Jiménez.
“Sin preparación, sin sensibilidad, sin idea de lo que
es gobernar un estado, el morenista Cuitláhuac García ha hecho que los
veracruzanos se traguen lo que el resto del país quiere vomitar.
“Hoy Veracruz es la capital nacional del secuestro y
el feminicidio, y no se ve atisbo alguno de reacción para revertirlo”.
Y este viernes lo volvió a tundir: “En Veracruz el
descontrol y anarquía van mucho más allá de las cifras de incidencia delictiva,
pues tocan el alma de quienes dan una mirada a lo que en ocurre en ese estado.
“La indiferencia, en el caso de Veracruz, es
complicidad con las autoridades de la entidad que no pueden ni entienden cómo
frenar crímenes, secuestros y feminicidios.
“Es que en el estado que dice gobernar Cuitláhuac
García, si no te mata la delincuencia lo hace la policía. O te levantan
cualquiera de los dos. Estremece
leer los testimonios de crueldad de la policía veracruzana, que no puede con
los delincuentes y se ensaña contra los ciudadanos más humildes”.
Esto a propósito del relato
de una mujer que acusa a la Fuerza Civil de la salvaje muerte de su esposo que
era albañil (lo torturaron y desfiguraron) y al que quisieron hacer pasar como
miembro de un cártel.
En carta abierta la
comunidad de la Universidad Veracruzana y miembros de la sociedad civil exigen
parar las matanzas.
“El estado de Veracruz se ha convertido en uno de los
más peligrosos para los ciudadanos en general y también para los activistas y
defensores de derechos humanos.
“Ante este contexto de urgencia, demandamos a las
diferentes autoridades del Gobierno del Estado intervengan de forma rápida y
efectiva para detener esta ola de crímenes que generan vulnerabilidad,
sufrimiento e incertidumbre en la población. Exigimos que las autoridades
gubernamentales, en sus diferentes niveles, se coordinen y den prioridad al
problema de inseguridad, más allá de discursos y expresiones de solidaridad,
que sólo reproducen las prácticas políticas tradicionales” dicen en su misiva.
Palabra de honor lector que uno quisiera que tanto el
periodista como la comunidad universitaria y la sociedad civil mintieran o al
menos exageraran. Pero no es así.
En Veracruz la gente ya se acostumbró a vivir en medio
de balaceras, levantones, secuestros y también en medio de discursos idiotas
pronunciados por sujetos que obvian groseramente la violencia que se padece.
Bien pronto se dieron cuenta que quienes prometieron acabar
con los malos gobiernos resultaron igual o peores. Quizá peores porque no traen
nada en las alforjas; es decir, carecen de un plan de trabajo, de una
estrategia contra la inseguridad, de otra para generar empleos y mejorar los
servicios de salud. No tienen ni idea de lo que es gobernar.
Cada día se comenta con más insistencia que a
Cuitláhuac García le tienen preparada una subsecretaría federal para que desde
esa oficina se siga rascando la barriga y al Secretario de Gobierno, Eric
Cisneros así como al de Seguridad Pública Hugo Gutiérrez Maldonado los mandarán
a su casa.
¿Cuándo sucederá esto? Sepa Dios, dicen que el señor
que despacha en Palacio Nacional está deshojando la margarita.
Y mientras la deshoja sigue la matazón, los secuestros
y la brutal anarquía.
¿Por qué Veracruz, y no otras entidades con más
población y mayor historial delictivo tiene la medalla de oro en secuestro y en
feminicidios? pregunta Pablo Hiriart y él mismo contesta: Porque no hay
gobierno. Su ausencia ha sido ocupada por el mando de los grupos criminales.
Y en verdad lector, cómo desearía uno que el
periodista mintiera.
PD.
En mi columna de ayer titulada ¿Quién trajo a Veracruz
a esos sujetos? escribí: Una versión no confirmada dice que el secretario de
Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, sería familiar de la señora
Beatriz Gutiérrez Müller y por ahí le llegó el nombramiento.
Me confirman que el dato es inexacto; Hugo y la esposa
del presidente López Obrador no tienen ningún parentesco. Gracias a Dios.