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miércoles, 29 de mayo de 2019

Una obsesión mal llevada que puede salir muy cara


Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Sigo pensando que por salud pública Jorge Winckler debe abandonar su cargo. Será muy buen abogado, pero el desaseo en su trabajo como Fiscal permitió que salieran de Pacho Viejo y por la puerta grande, uno a uno los duaristas procesados.
Casi dos años duró el brillo de su estrella hasta que comenzó a eclipsarse en diciembre del año anterior. Y desde entonces le ha llovido candela.
El gobernador Cuitláhuac García y el secretario de Gobierno Eric Cisneros, lo han tundido duro y lo seguirán tundiendo creo que mientras vivan. A raíz de las matanzas de las últimas semanas el gobernador le volvió a dar: “Es que la Fiscalía General del Estado no coopera… Es que el Fiscal no hace su trabajo… Es que no vemos resultados…”.
Como respuesta, Winckler dio a conocer con pelos y señales un enorme listado con las detenciones que ha llevado a cabo la FGE y en qué punto van las investigaciones sobre los últimos crímenes. Y es que con todos sus asegunes, pero el Fiscal está trabajando. Cosa que no pueden decir muchos representantes de la 4T, principiando por el gobernador y su segundo de a bordo.
Pero Cuitláhuac y Eric siguen duro y dale. Lo que no se vale es que en su afán por fregarlo, pongan en riesgo la vida de un inocente.
Hoy se cumplen dos semanas de la desaparición de Bryan, un menor de 13 años que salió de su hogar rumbo a su escuela y no se supo más de él. Contrariado e impotente, como es comprensible que se sienta, su padre denunció que la FGE no ha hecho nada por encontrarlo.
Casi de inmediato la dependencia contestó mediante un boletín: “Con relación a lo señalado por el padre del menor en el sentido de que personal de la Fiscalía ha sido omiso en este caso, precisamos que en la investigación se han realizado más de treinta diligencias con avances sustanciales que, debido a la secrecía de la investigación, fueron informados de manera personal a los padres del menor. Asimismo, se les mostró material de videograbación proporcionado por empresas particulares cercanas a la escuela en la que estudia Bryan”.
Pero lo que dice al principio el comunicado perturba y ofusca: “(La FGE) está a la espera de recibir las videograbaciones de distintos puntos de la ciudad de Xalapa, del día y la hora en que desapareció el menor, ya que a pesar de haberlas solicitado formalmente mediante el oficio UEDFCP/436/2019 con fecha 24 de mayo del año en curso, la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno de Veracruz no nos ha hecho entrega de dicha información.
“Las videograbaciones –continúa la FGE- son de vital importancia para determinar el cauce de la investigación, por lo que exhorta a la dependencia estatal para que haga la entrega de dicho material videográfico”.
¿Qué pasó? ¿Se perdió el oficio y no llegó a su destinatario?
No hombre. Alguien tuvo que ordenar al titular de la SSP Hugo Gutiérrez Maldonado que no entregara esos videos.
¿Quién?
Quién sabe. Baste saber que Hugo tiene dos jefes muy poderosos pero muy cuadrados: el gobernador y el secretario de Gobierno a los que su obsesión patológica por correr a Winckler les está obnubilando la razón.
Si en su afán por joder al Fiscal algo le pasa al menor ¡aguas!
Por el bien de Bryan y por el bien de sus padres que deben estar sufriendo una pesadilla inenarrable, ojalá esos videos estén hoy en el escritorio de los peritos de la FGE para que tengan más luz sobre el caso.
Y por el bien de la justicia, ojalá algún día sea llamado a cuentas el responsable de haber ordenado la detención de ese material, porque lo que cometió (o está cometiendo) abusando de su poder y una muy cuestionable autoridad, es más que una barbaridad; es un crimen con todas sus letras.