Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Este miércoles hubo en Veracruz cuatro ejecutados,
cinco desmembrados y embolsados, un linchado, dos secuestrados y una balacera.
Es decir, fue un día normal en una entidad que ya se acostumbró a las
carnicerías. Tres de los desmembrados fueron tirados en Ixtaczoquitlán y los
otros dos en Ixhuatlán de Madero. Los cuatro ejecutados fueron atacados en
diferentes municipios.
Un sujeto al que apodaban El Churrero fue linchado en
Maltrata frente al Palacio Municipal y en las narices del alcalde Gustavo Rosas
Huerta, por una turba que rescató a un comerciante secuestrado y encontró al
Churrero vigilando a la víctima.
Dos videos impactan: el de una joven que presa de una
crisis nerviosa y a gritos, trata de comunicarse por el celular para informar
del secuestro de su pareja. Y el de una madre en Fortín que llora desgarrada
sobre el cadáver de su hijo abatido a balazos.
Por la tarde un automovilista tomó una foto de la
carretera federal 150 cercana a Acultzingo, en la que se aprecia a cuatro
sujetos encapuchados y armados viajando sobre la batea de una camioneta. A
pesar de sus capuchas, se adivina el gesto altanero y mandón de quienes se
saben dueños de lo que les rodea, incluyendo las vidas de los habitantes de la
zona.
Tras esa camioneta circulan otras tres también con
encapuchados armados que fueron sin duda los protagonistas de una balacera en
Tecamalucan. Y una de dos, o iban a cumplir el “encargo” o regresaban
satisfechos del deber cumplido.
La imagen es brutal porque muestra ya sin tapujos la
arrogancia e impunidad con la que se mueven estos sujetos ante el pasmo de
quienes viajaban en ese momento por esa carretera.
Eso sucedió ayer miércoles en un día normal en
Veracruz.
La semana anterior desapareció una joven perteneciente
a la comunidad LGBT que se llamaba Guadalupe. 24 horas después la encontraron
en un cementerio cercano a Xalapa con el rostro desfigurado. Su cabeza fue
azotaba varias veces contra la loza de una tumba hasta que murió y quizá aún
después de muerta.
Con su asesinato, ya suman 16 de este tipo en lo que
va del año y Veracruz es líder nacional en crímenes de odio por homofobia. Con
este son tres los liderazgos nacionales en secuestros, feminicidios y ahora
crímenes de odio.
Pero Veracruz tiene más que eso; tiene un gobernador
al que le queda muy holgado el nombramiento, pero por el que sufragaron un
millón 600 mil ciudadanos en la votación más copiosa de la historia. Tiene un
individuo llamado Eric Cisneros (especialista en dislates y tan voluminoso de
figura como escaso de sesera), radicado desde niño en Baja California, pero que
fue sacado de allá para empotrarlo como secretario de Gobierno.
Tiene además a Hugo Gutiérrez Maldonado, un secretario
de Seguridad Pública nacido en Nuevo León e involucrado en un caso de
extorsión, que le costó el puesto como director del Centro de Operaciones
Estratégicas en aquella entidad. Tiene a la contralora Leslie Garibo Puga,
joven frívola que destaca por su exagerado maquillaje facial y su manifiesta
inoperancia en el cargo que desempeña.
Tiene a Roberto Ramos Alor como titular de la
Secretará de Salud, que está metido en una bronca por la compra de unos
medicamentos que no han podido solucionar el desabasto en los hospitales
regionales.
Tiene a la titular de Turismo Xóchitl Arbesú Lago, que
le hizo creer al gobernador que número de visitantes a la entidad aumentó… ¡más
de 300 por ciento!
Veracruz tiene a Marcos Even Torres, un Fiscal
Anticorrupción acusado de corrupto que trae en la bolsa un amparo para
protegerse de cualquier orden de aprehensión en su contra. Y a Zenyazen Escobar
García, titular de la SEV que también anda amparado.
Veracruz tiene un Congreso donde al menos un tercio de
sus legisladores ganó su curul mediante una tómbola, el otro tercio llegó ahí
gracias al efecto AMLO y el resto ganó de lástima.
Toda esa grisura amalgamada con negrura mediocridad e
incultura es lo que hay. Y es a lo que ya se acostumbraron los veracruzanos.
Quizá por eso cuando se perpetran cinco ejecuciones,
se contabilizan cinco desmembrados y dos secuestrados en 24 horas, nadie dice
nada ni hace el menor pancho. Para qué.
Y ese día, termina siendo como otro cualquiera en
Veracruz.