El programa Jóvenes Construyendo el Futuro
es una de las apuestas más grandes de esta administración tanto por el
tamaño de la población que pretende atender -espera llegar a 2.3 millones
de personas- como porque nunca se había implementado una intervención
exclusiva para los jóvenes que no estudian y no trabajan.
También lo es
por la la cantidad de recursos que tiene destinados. Para 2019 se le
asignaron 40 mil millones de pesos, equivalentes a 1.6 veces el
presupuesto del CONACyT. Precisamente por ello, el diseño, la operación y
los resultados, así como la transparencia y rendición de cuentas de todo
el programa, son asignaturas en las que no es posible fallar.
En Mexicanos
Contra la Corrupción y la Impunidad hemos realizado un
seguimiento de la información que la STPS ha publicado en su portal para hacer una primera evaluación.
Vale la pena adelantar que el padrón de becarios no es público y sólo se
ofrece el número de jóvenes “vinculados” al Programa por género, edad y
escolaridad.
Sobre los Centros de Trabajo (CT), el padrón sólo muestra
nombres genéricos de empresas, como «Abarrotes María»; categorías
inverificables, como «Diputado Federal»; o nombres propios imposibles de
rastrear, como «Guadalupe». A pesar de estas dificultades, realizamos un
ejercicio de análisis de la evolución de la información presentada a
nivel nacional, así como una auditoría en campo del 82% del padrón de la
CDMX.
Estos son nuestros primeros hallazgos:
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