Desde el
Café
Bernardo
Gutiérrez Parra
Este fin
de semana estuvo en el Ágora de Xalapa Rainer Huhle, ex integrante del Comité
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra las desapariciones. El
politólogo y especialista en Derechos Humanos vino a hacer la presentación de
los Principios Rectores de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
Quienes
estuvieron cerca de él aseguran que lo que más le sorprendió fue enterarse que la
encargada de la Comisión Estatal de Búsqueda en Veracruz, Brenda Cerón Chagoya,
es especialista en banquetes.
Sorry ...
what specialist? ¿En banquetes de esos para fiestas? Sí señor, especialista en
banquetes. ¡Oh my God!
Rainer
Huhle escuchó las quejas de decenas de mujeres que obviamente descalificaron el
nombramiento de Brenda, pero además, la desatención del gobierno de Cuitláhuac
García.
María
Elena Gutiérrez, cuyo sobrino desapareció hace seis años, dijo que es
lamentable el desdén del gobierno al que no le preocupan los desaparecidos ni
el dolor de sus familiares.
“Nosotras
no estamos ni contentas, ni felices, ni tenemos nada que celebrar, porque ya
han sido muchos años y nuestros familiares siguen desaparecidos, sobre todo los
de larga data. Tenemos rabia y coraje. Estamos aquí con esa rabia porque no
aparecen”.
Huhle tomó
nota, los familiares de los desaparecidos saben que ese informe lo llevará a la
ONU, también saben que la ONU exigirá al gobierno mexicano que atienda el
problema. Y lo que más les duele porque también lo saben, es que la federación enviará
el informe al gobierno estatal y éste lo usará como papel higiénico.
Quienes también
están rabiosos son los médicos del Hospital Regional “Valentín Gómez Farías” de
Coatzacoalcos. ¿El motivo? Les mandaron a Alberto Artigas como jefe de la Jurisdicción
número 11 y a Joselyn Ramón Ramos como administradora. Desde su llegada ambos
se están despachando con la cuchara grande desviando recursos y exigiendo un porcentaje
por autorizar el pago de horas extras al personal.
Joselyn
que trabajaba en recursos humanos es sobrina del titular de Salud, Roberto
Ramos Alor, (que qué bárbaro; qué manera de engendrar sobrinos la de este
señor) y es señalada como la jefa del dúo que está desfalcando a la Jurisdicción.
Lo anterior
provocó la dimisión en masa de la cúpula médica del Gómez Farías. Se fueron el
director del hospital Rodrigo Camacho; el subdirector Julio Morales; el jefe de
urgencias Pedro Parra; el subdirector administrativo Santiago Meza; el jefe de
ginecología Alfonso Morales, además de la jefa de farmacia y el jefe de
finanzas entre otros.
“El
problema es que ni Joselyn ni Artigas saben la bronca en la que se están
metiendo porque están dejando sin medicamentos a la población hospitalaria y a los
pacientes externos de toda la Jurisdicción. Literalmente se están robando cientos
de miles de pesos”, me comentó un médico.
“¿Y qué
les dijo Ramos Alor?”, pregunté. “¿Qué crees que nos dijo donde renunciamos?”,
contestó.
El pasado
28 de julio habitantes de Zongolica y Coscomatepec encararon al presidente
López Obrador: “Lo están engañando porque no tenemos ni médicos ni medicinas en
los hospitales rurales. Además nos discriminan”, le dijeron.
“Estamos
encabronados y rabiosos porque hasta nos hacen a un lado cuando vamos a que nos
curen. Y eso no está bien”, me comentó un habitante de Zongolica, después de
que el presidente les soltó un choro para calmarlos.
Esa rabia
seguramente aparecerá hoy lunes en el hospital Gómez Farías cuando les digan a
los pacientes que con la pena, pero no habrá atención médica por renuncia masiva
de los doctores.
También
hay rabia e impotencia en Pánuco. Los fieles católicos manifestaron en redes
sociales su coraje porque dos sacerdotes de la parroquia de San Esteban tuvieron
que huir ante las amenazas de muerte de los delincuentes. ¿Su delito?,
organizar marchas en favor de la paz para ese municipio.
Algunos creyentes
le exigen al gobernador que ya no se ande con cuentos y pida elementos de la
Guardia Nacional para garantizar la seguridad de Pánuco. Pero otros le dicen
lindeza y media.
Y ni qué
decir de la rabia de las familias que perdieron un hijo, un esposo o un hermano
por las balas de sujetos que pasean con toda impunidad. La rabia de aquellos
que han perdido a una madre en un feminicidio; la de los miles de desempleados,
la de los empresarios que han tenido que cerrar sus fuentes de trabajo, la de los
estudiantes sin becas, la rabia de los campesinos sin apoyos…
Pero
tratándose de esos problemas el gobernador Cuitláhuac García ni suda ni se
acalora. Lo que sí hace es anunciar hipotéticas obras como el Tren Ligero de
Xalapa: “Este domingo en la mañana con la gente de Siop y Finanzas recorrimos
las vías del tren de Rafael Lucio a Banderilla; íbamos a buen ritmo pero se nos
cruzaron unos chicharrones” escribió en su cuenta de Twitter.
Dios ha de
querer que no se le cruce la rabia que se está fermentando en Veracruz. Porque el
día que eso suceda, de lo que menos se va a acordar será de los chicharrones
que venden en Banderilla.