Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
En agosto de año anterior cuando se registraron los
primeros doscientos casos de ébola en el Congo, la Organización Mundial de la
Salud dijo que se trataba de una epidemia. Meses después declaró a ese mal Emergencia
Sanitaria Internacional.
Bendito sea Dios, a la letal enfermedad sólo la
conocemos de oídas, pero al dengue lo hemos padecido por años. Y lo conocemos
tan bien que anualmente se implementan programas de prevención para evitar su
propagación y contagio.
Este año fue la excepción, el gobierno de la 4T
recortó… bueno, más que recortar, le dio de machetazos al presupuesto para
vectores y como resultado existen en Veracruz 5 mil 267 casos comprobados de
dengue, cifra que supera con mucho los más de 2 mil casos del año anterior. Pero
(oh maravilla), tamaña cantidad no está considerada una epidemia.
“Epidemia no, eso es un concepto muy complicado, no lo
es. En realidad sí hubo una situación de incremento por lluvias, temperaturas (altas)
y demás, pero no se ha salido de las manos, estamos trabajando”, dijo Roberto Ramos
Alor, sin discusión el secretario de Salud más inepto que ha tenido la entidad en
decenios.
En el “y demás” que utilizó para generalizar las
causas del problema, entran sin duda la desidia, indolencia, apatía y
desinterés de un funcionario al que le vale gorro la salud de los veracruzanos.
¿Cinco mil casos de dengue y no hay epidemia? ¡Ah bárbaro!
Aunque ha cobrado dos vidas, el dengue no es una
enfermedad tan mortífera como el ébola, pero más de 5 mil casos son
considerados por la OMS como una epidemia en cualquier parte del mundo menos en
Veracruz, donde el señor secretario de Salud minimiza y desdeña el calificativo
casi por decreto.
El dengue se incuba y propaga en lugares donde el
calor combinado con la humedad y el agua estancada, benefician la
multiplicación del mosco Aedes aegypti. Pero también se propaga por la falta de
atención médica en hospitales como los regionales de Veracruz.
Y es que en estos centros de Salud hay desabasto de
todo, hasta de condones, lo que ha disparado los casos de VIH y el propio Ramos
Alor lo reconoce: “Se hicieron adquisiciones, licitaciones de preservativos particularmente
en el tema del VIH; es verdad, hubo un vacío por asuntos administrativos… pero
soy el primero en estar muy pendiente”.
Puro cuento, el desabasto de estos adminículos sigue,
así como la propagación del VIH y los embarazos en menores de edad.
Aparte del dengue, Veracruz es primer lugar nacional en
obesidad infantil y diabetes, y tan las desestima Ramos Alor estas epidemias que
casi ni las menciona, lo que habla pésimo de su labor al frente de la
secretaría de Salud. Que se sepa, ningún otro funcionario del ramo llevó a tan
vergonzosos lugares a la entidad. Y menos en nueve meses.
Ya con el problema del dengue encima, es cuando el
gobierno estatal lanzó una tibia campaña que no ayudará en mucho.
El dengue se irá por razón natural cuando se acabe la
temporada de lluvias y comiencen los fríos y no gracias a los desfasados
programas preventivos.
El
titular de Salud hubiera podido evitar esta epidemia incluso con un poco de
buena voluntad, pero no lo hizo. Y no lo hizo por ineptitud.
Y
aguas, se va el dengue pero llega la influenza. ¿Qué apuestas lector a que Roberto
Ramos Alor también llevará a Veracruz al primer lugar nacional en ese terreno? Y
qué apuestas a que va a salir con un cúmulo de pretextos para minimizar la
bronca cuando la tenga encima.