Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
El Seguro Popular se acabó porque, según el Presidente
López Obrador, era un marranero de corrupción. Y llegó en su lugar una cosa llamada
Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI) que no tiene pies ni
cabeza, está costando un dineral y resulta insuficiente para los requerimientos
de salud de la población, principalmente la más vulnerable.
Si con el Seguro Popular las cuotas de recuperación
eran casi simbólicas, con el INSABI semejan a lo que cobran en un hospital
privado nomás por respirar.
El INSABI comenzó a funcionar el 1 de enero de este
año, pero empezó mal y de malas. Alguien olvidó el asunto de las cuotas de
recuperación y se destapó la anarquía porque una cirugía mayor que en el Seguro
Popular costaba 3 mil pesos, en el INSABI la llegaron a cobrar en 300 mil.
La bronca fue tan grande que obligó al Primer
Mandatario a decir que los servicios de salud a la población serían gratuitos.
Pero no le han hecho caso.
En la zona centro de Veracruz hay al menos 60 niños
con leucemia y a sus padres les están cobrando hasta 20 mil pesos por
atenderlos en hospitales como el Regional de Río Blanco. Esa cantidad es un
dineral para quienes apenas ganan unos pesos a la quincena (me refiero a los
que tienen la suerte de trabajar).
La asociación Orizaba Propone A.C. (AOPAC) que apoya a
niños con cáncer, informó que tramitará un amparo para que el Sector Salud de
Veracruz garantice medicamentos, hospitalización y análisis clínicos a esos
niños, pues es obligación del gobierno cumplir con la Constitución y los
Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos.
Y en efecto, la bronca es que para que eso lo entienda
el inútil e inepto Secretario de Salud Roberto Ramos Alor, tendría que suceder
un milagro.
Una madre de familia dijo que la vida de su hijo está
en manos de la justicia, pues el tiempo para su criatura es de vida o muerte.
No dudo que el juez dé curso al amparo cuando antes,
lo que no creo es que el titular de Salud haga caso a la ordenanza, como ha
sucedido en otras áreas de la administración pública.
Los sesenta niños con leucemia deben ser atendidos ya
y sin ningún pretexto porque así lo ordenan la Constitución, el sentido de
humanidad y el respeto al prójimo.
La salud no debe regatearse ni cobrarse y menos a unos
niños, sobre todo cuando el dinero para que se les atienda, así como el sueldo que
recibe Ramos Alor por hacerse tarugo con las obligaciones que debe cumplir, lo
pagamos con nuestros impuestos los veracruzanos.
Honestidad y eficiencia
Quienes pensaron que Ricardo Ahued Bardahuil sería un
fracaso como Administrador General de Aduanas, se están llevando un chasco
mayúsculo ya que el ex alcalde xalapeño y senador con licencia está realizando
un excelente trabajo. Prueba de ello es la calificación de sobresaliente que le
ha otorgado el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ricardo fue nombrado para el cargo por dos razones: por
su honradez y su capacidad administrativa. Esa honradez le ha sido útil para inhibir
los casos de corrupción que eran cotidianos en todas las aduanas del país. Y su
experiencia de 30 años al frente de los negocios familiares le ha permitido
administrar esas aduanas con conocimiento de causa.
Alejado de las candilejas mediáticas y de la grilla
palaciega, Ricardo se ha dedicado a cumplir su encomienda con honestidad y eficiencia.
Para envidia de algunos de sus colegas de Morena que ¡ah!, cómo le han dado dolores
de cabeza al Presidente.