Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Pase lo que pase en México con el Covid-19, la crisis
financiera ya estalló y afectará al 15 por ciento de la economía nacional. En
buen castellano esto quiere decir que el 15 por ciento de los mexicanos que hoy
tienen trabajo lo van a perder y no hay reversa.
De que el Covid-19 tiene que ver con este desplome eso
que ni qué, pero antes del coronavirus el gobierno de México había sido
advertido sobre la desaceleración y la crisis financiera por venir y no hizo
caso.
López Obrador despreció los avisos de las calificadoras
que una y otra vez le hicieron ver lo errado de su política económica y en una
ocasión les contestó con algo que ni al caso: “¿Dónde estaban cuando los
corruptos saquearon al país?” Pues estaban en lo suyo, calificando las finanzas
de cada nación porque esa es su chamba.
El resultado es que la crisis que previeron para el
tercer trimestre de este año se adelantó para el segundo trimestre. Pero ni así
le baja el Presidente a su inverosímil optimismo.
El 2 de marzo, cuando las bolsas del mundo comenzaron
a desbarrancarse dijo: “Yo estoy seguro que esto se va a normalizar, se va a
estabilizar, es un asunto mundial pero cada vez van a estar más tranquilos los
mercados, ese es mi pronóstico. Siento que no vamos a tener problemas mayores.
Los conservadores quisieran que nos fuera mal y que vamos a tener una crisis
económica financiera, yo digo no”.
Si fuera stockbroker, es decir, Corredor de Bolsa, en
estos momentos estaría de patitas en la calle por inepto. Los mercados no sólo
no se han estabilizado, sino que no saben qué hacer con la hormona cambiaria
cuyo PH lo mismo pega saltos hacia arriba que hacia abajo.
Diez días después aseguró: “Nuestra economía está
fuerte, tenemos finanzas públicas sanas, tenemos reservas suficientes para
enfrentar cualquier crisis que se pudiese presentar”.
Si esto lo hubiera dicho en tiempos de Echeverría cuando
las finanzas se manejaban desde Los Pinos y no había ni con mucho la
información que tenemos ahora, quizá le creeríamos, pero es hasta criminal que López
Obrador mienta de esa manera.
¿Cómo puede decir semejante falacia cuando el año
anterior los ingresos de Pemex cayeron un 20 por ciento en relación al 2018 y
los costos aumentaron un 30 por ciento?
Con todo lo ladrones que fueron en el sexenio pasado,
el gobierno de Enrique Peña Nieto dejó un Fondo de Estabilización
Presupuestaria por 300 mil millones de pesos para emergencias como el
coronavirus o catástrofes naturales. Pero AMLO dispuso de la mitad para inyectarlo
a Pemex. ¿Qué va a pasar si a la par del Covid-19 se suelta un terremoto?
Lo que se necesita con urgencia (aunque no hubiera coronavirus)
es un paquete de estímulos fiscales y programas atractivos para que las
empresas nacionales y extranjeras inviertan en México. Pero uta no, eso ni
pensarlo. Nada para los que ayudaron a saquear a la nación; nada para los
ladrones de cuello blanco.
El Presidente tiene clavada la idea sesentera de que
los empresarios son unos capitalistas sátrapas y explotadores de los
trabajadores. Si bien es cierto que no son unas hermanitas de la caridad, están
muy lejos de ser los déspotas de fines del siglo XIX y le guste o no le guste son
quienes generan empleos.
Pero no los puede ver. Un ejemplo es que mediante una
amañada “Consulta Popular” realizada entre sábado y domingo, la empresa Constellation
Brands (fabricante de las cervezas Corona y Modelo entre otras) está a punto de
irse de Mexicali y con ella se irá una inversión de 1,500 millones de dólares
necesarísimos en estos momentos.
¿Por qué se va la empresa? Porque un grupo de personas
pagadas por alguien corrió la voz de que Constellation Brands “acabaría” con el
agua de los mexicalenses.
Un buen estadista les habría hecho ver con pruebas
documentales que eso no es cierto, porque en efecto no lo es y santo remedio.
Pero AMLO no es un estadista.
En ese sentido lo que tenemos es un luchador social
que a base de riñones y enjundia llegó a la Presidencia de México, tiene escaso
nivel intelectual, es terco como las mulas, no oye más opinión que la suya, le
está pegando en la madre a la economía nacional, está rodeado de lambiscones
ignorantes y odia a los empresarios.
Primero fueron 200 mil millones de pesos del
Aeropuerto de Texcoco los que se fueron a la basura; ahora 1,500 millones de
dólares de una cervecera en Mexicali. ¿Qué sigue?
En meses la economía se va a colapsar porque el país
ya entró en recesión, pero AMLO no quiere verlo así.
Y esa ceguera nos llevará irremediablemente al
precipicio.