Los líderes naturales son
designados por la población, hay otros que se autonombran y nadie los quiere
Por Ángel Álvaro Peña
La militancia de Morena continúa trabajando como si en su liderazgo no
hubiera pasado nada. Eso es bueno, sobre todo si se aceleran los trabajos de la
elección interna para elegir al nuevo presidente del partido, luego de que
Yeidckol Polevnsky fuera destituida en una asamblea sin quórum y se haya
elegido a Alfonso Ramírez Cuéllar, como presidente interino, figura que no
contemplan los estatutos del partido en el poder.
Ahora Ramírez Cuéllar debe cumplir con los pasos y los tiempos exigidos por
el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial, y convocar a elecciones
cuanto antes. Pero tienen el pretexto de la contingencia y con ello quieren
alargar su estancia en la cúpula del partido hasta diciembre, grave augurio,
porque con ello la oposición puede advertir sobre su obsesión si bases que
tiene que ver con la permanencia de Andrés Manuel López Obrador, en la
Presidencia de la República. Situación que persiste a pesar de carecer de
fundamento.
En fin, las señales de la cúpula del partido parecen no coincidir con el
entusiasmo que en el resto de la militancia existe, donde persiste la
convicción de servicio y el orgullo de haber triunfado de manera aplastante en
las elecciones de 2018.
Así, dentro del proyecto de fortalecer al partido en el poder surge en Veracruz
un liderazgo que no es improvisado ni se le arrebata a nadie. Se trata de la
vocación política, muy legítima, por cierto, de Gonzalo Vicencio Flores, quien
tiene toda la fuerza para dirigir el partido en la entidad.
El trabajo partidista respalda no sólo el liderazgo sino la capacidad de
transformación de Gonzalo Vicencio.
Vicencio, en realidad, no tiene rival para alcanzar el liderazgo de su
partido en Veracruz, aunque debe mencionarse que el gobernador quiere que su
exsocio en la gubernatura llegue a ese cargo. Un tal Esteban Ramírez, un
completo desconocido que Cuitláhuac llevó a la capital del estado para
domesticarlo, porque siempre su trato fue prepotente y sentía que nadie lo
merecía, y ahora que necesita del favor de la militancia, que representa buena
parte de la población del estado, quiere hacerse el amable y simpático, cuando
en realidad quien lo conoce sabe que la palabra patán es sólo una aproximación
a la realidad.
Los resultados del trabajo de Esteban están a la vista, nunca hicieron nada
por los veracruzanos en los casi dos años de gobierno donde su prioridad es
simplemente pasarla bien y sentirse estrellas de la política.
Basta y sobra con que sea postulado por el gobernador para que la gente le
dé la espalda. La popularidad de Cuitláhuac en la entidad está para llorar y
está muy bien ganada porque no ha habido sector de la población que no se haya
visto afectado por la negligencia de este profesor que no da una en la
política.
La realidad es que Morena avanza a pesar de los problemas que enfrenta y
tiene en la posibilidad de renovación la oportunidad de reestructurarse, sobre
todo ante las posibilidades, nada remotas, de que la experiencia de Mario
Delgado se aboque a la dinámica de un partido en el poder que se quedó catatónico
luego de haber triunfado en las urnas.
En realidad, Mario Delgado Carrillo ha hecho muchos servicios trascendentes
al partido desde su liderazgo en la Cámara de Diputados, tampoco tiene
competencia para alcanzar el liderazgo del partido, ya que su más cercana
competidora Yeidckol Polevnsky, pareciera no estar decidida a competir. Las
reglas del juego no están muy claras para la expresidenta de Canacintra.
Le sigue Alejandro Rojas Díaz Durán, cuyos métodos poco ortodoxos de hacer
política podrían colocarlo en el segundo lugar.
Aunque muchos apuestan por el liderazgo de Bertha Luján, realmente nadie la
imagina encabezando el partido en el poder.
Bertha Luján fue la instrumentadora de que Ramírez Cuéllar ocupe el cargo
de presidente interino, pero en este momento la mamá de la secretaria del
Trabajo no tiene cargo en el partido, ni posibilidades reales de alcanzar la
presidencia.
La secretaría general que ocupaba cuando Yeidckol Polevnsky ocupó la
Presidencia provisional, ahora la ocupa esta y Bertha carece de cargo y fuerza
real en el partido. Los movimientos que hizo para remover al anterior CEN de
Morena fueron muy cuestionados y no se arriesgaría a competir, ante la
posibilidad de que la exhibieran.
Morena parece estar dividida en dos partes, que bien pueden conciliarse. Se
trata de un pleito entre hermanos, que unos muestran ambición y otros, voluntad
de servicio, unos con el orgullo de transformar y otros, con la vocación de
protagonizar algo que todavía no saben qué es. Otros, los menos, quieren estar,
por lo menos cerca de la millonaria cantidad de dinero que, por concepto de
prerrogativas del INE, posee ese partido.
Las bases de Morena, sus impulsos sociales están más vivos que nunca y
conscientes de la fragilidad de su liderazgo, de ahí que es muy importante que,
desde ahora, se haga presión para que haya elecciones limpias y transparentes
en Morena, será para bien de todo el país.
Veracruz es un lugar ideal para que el partido en el poder reviva y su
fuerza social aumente.