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lunes, 29 de junio de 2020

Abrazar a nuestro pueblo en su dolor



MENSAJE AL PUEBLO DE MÉXICO
“Abrazar a nuestro pueblo en su dolor”
«El amor de Cristo nos apremia» (2 Cor. 5, 14).
Prot. 58o/2020
A todos los fieles y personas de buena voluntad que
vivimos  en México:
En medio de la pandemia, los obispos mexicanos
abrazamos a nuestro pueblo en su dolor y lo alentamos
en la esperanza. Sólo si estamos unidos y haciéndonos
cargo los unos de los otros, podremos superar los
actuales desafíos globales y nacionales, buscando
cumplir la voluntad de Dios, que quiere que todos sus
hijos vivamos en comunión y a la altura de nuestra
dignidad.
Con esta certeza de fe en el corazón, compartimos con
sencillez, nuestra palabra profética y esperanzadora,
ante la compleja realidad que nos toca vivir, y que trae
consigo innumerables preguntas y profundos cambios,
a los que es necesario responder y enfrentar, ante la
disparidad y rapidez con la que está viviéndose esta
pandemia (cfr. PGP 23).
1. Abrazamos a nuestros hermanos enfermos y
vulnerables
Nos preocupan las condiciones de nuestros hermanos
enfermos a causa del COVID-19 y de quienes padecen
enfermedades crónico-degenerativas. A pesar de las
medidas implementadas por las autoridades sanitarias
en los distintos niveles de gobierno, la cifra de personas
enfermas y fallecidas a lo largo y ancho del territorio
nacional
 sigue
 en
 aumento.
Ante esta realidad, para tener conciencia clara del
alcance de la pandemia y sus consecuencias, es
necesario que las autoridades civiles realicen todo el
esfuerzo posible para proporcionar, información sólida
y transparente sobre la extensión del contagio y su
evolución, así como del número de muertes que causa.
Por lo que será oportuno que la aplicación de pruebas
sea amplia, constante y expedita. El derecho a la
información sobre el alcance real de la pandemia, en
México como en todo el mundo, no puede ser limitado o
restringido en modo alguno. La búsqueda de esta
información, con todos los recursos disponibles, no sólo
es un requerimiento técnico sino una obligación moral
de quien tiene la responsabilidad de promover el bien
común y dar certidumbre al pueblo cuando se encuentra
desconcertado.
La pandemia ha evidenciado en nuestro país la
necesidad de fortalecer el sistema de salud, la falta de
insumos suficientes a los asistentes sanitarios, y la
urgencia del acceso a los servicios de salud para todos.
Así mismo, en esta circunstancia se ha hecho
particularmente visible el papel insustituible de la familia
y su capacidad extraordinaria para proporcionar
cuidados a los enfermos y a los más vulnerables.
Especial mención merece el hecho de que estas tareas,
en la mayoría de los casos, han sido asumidas por
mujeres. Es fundamental, que la labor de las familias
junto con la entrega, hasta dar la vida, por parte de
numerosos agentes sanitarios, sea ampliamente
reconocida y correspondida por todos: gobierno, Iglesia
y
 sociedad
 civil.
En este sentido, los valores de las familias mexicanas,
que llevan a la reconciliación, a la solidaridad y a no
decaer en la esperanza, habrán de ser protegidos y
jamás
 vulnerados.
Las familias merecen ser reconocidas no solo como
célula básica de la sociedad, sino como instancia que
compensa en algún modo las carencias en materia de
salud que tenemos en el país, sin que esto signifique
dejar de buscar cómo superar dichas carencias con
políticas públicas apropiadas.
2. Abrazamos a nuestros hermanos pobres y
desamparados
La suspensión de muchas actividades productivas está
dañando el empleo y el ingreso de millones de
hermanos que experimentan la apremiante necesidad
de recursos económicos para subsistir. Es evidente la
urgencia de promoción de la economía solidaria y del
consumo local (cfr. PGP 31). Casi 10 mil empresas
cerraron durante abril y mayo, de acuerdo con la
información oficial ofrecida por el IMSS. Más de 12
millones de trabajadores dejaron de tener ingresos tan
solo en el mes de abril y el número de pobres va en
aumento acercándose al 60 % de la población nacional.
1
A quienes han perdido el empleo, a las familias que
ahora mismo necesitan ayuda para comer, a los papás
que ya no podrán pagar las colegiaturas de sus hijos, a
las personas que temen el cierre inminente de sus
lugares de trabajo, a los que tienen su tienda o negocio
familiar y que no han podido abrir ni vender, a los
empresarios que han mantenido el sueldo de sus
empleados perdiendo capital y acercándose a la
quiebra, a todos les decimos: ¡no están solos! Como
pastores hacemos un llamado a la solidaridad y a poner
aquello poco que tenemos, nuestros cinco panes y dos
peces que el Señor hará multiplicar (Marcos 6,41).
Urge, que todos los sectores competentes, gobierno,
empresarios y sociedad, generemos condiciones que
modifiquen el escenario desolador que estamos
viviendo: no podemos dejar morir las fuentes de
empleo.
Por eso, como ciudadanos y como Pastores hacemos
un llamado a nuestros gobernantes y legisladores para
que propongan de manera creativa y oportuna, las
mejores soluciones y los incentivos imprescindibles que
permitan sortear los difíciles meses de cuarentena para
el sector productivo. Descuidar a los generadores de
empleo no tendrá ningún resultado positivo a mediano
y largo plazo. La primacía del trabajo sobre el capital,
tantas veces enseñada por la Doctrina social de la
Iglesia, implica implementar todas las medidas que
sean necesarias para preservar las fuentes de empleo
y
 promover
 el
 espíritu
 emprendedor.
2
De igual forma y con la misma fuerza, exhortamos a
impulsar y promover a los que menos tienen. Ningún
sector de la sociedad puede quedar marginado en las
políticas públicas de rescate y apoyo por esta
pandemia, especialmente los pueblos originarios y la
población
 migrante.
3. Abrazamos a nuestros hermanos que sufren a
causa de la violencia
Durante la pandemia, la violencia es la única que no
está en cuarentena y sigue su estela de muerte e
inhumanidad en todo México. Suman ya 14 mil
asesinatos en lo que va del año.3
 La violencia
intrafamiliar se ha recrudecido. Hoy, en medio de esta
crisis sanitaria y económica que padecemos, es urgente
alzar nuestra voz y refrendar nuevamente que la caridad
cristiana no está al margen de la justicia, sino que la
supone.
 4
Es obligación del Estado hacer efectiva la justicia que
implica la seguridad de los ciudadanos, el castigo a los
culpables de la violencia y del crimen organizado, sin
hacer excepciones en la aplicación del Estado de
Derecho. Corrupción e impunidad son un binomio que
caminan de la mano, y que nos siguen desafiando en
México.
A quienes hacen el mal, despreciando a sus hermanos,
no nos cansaremos de exhortarlos al arrepentimiento,
al cambio de vida y a la reconciliación. Así mismo,
ofrecemos nuestra oración por tantos hermanos y
hermanas que sufren o que han fallecido a causa de la
violencia. Los obispos mexicanos queremos seguir
comprometidos con la paz y las causas sociales de
nuestro pueblo (cfr. PGP 174). Sabemos bien que sólo
la reconciliación, promovida desde la familia, crea
auténtica calidad de vida. Una persona reconciliada y
en paz vive con más inteligencia, creatividad y alegría,
siendo fermento para la comunión real.
La situación actual nos desafía a seguir creciendo en
empatía y compasión, especialmente con los más
pobres y vulnerables, con los que están perdiendo todo,
con quienes sufren la enfermedad o la muerte de un
familiar, incluyendo a los afectados del último temblor
del 23 de junio. El Señor nos interpela y, en medio de
nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa
solidaridad y esperanza capaz de dar solidez,
contención y sentido a estas horas donde todo parece
naufragar.
6
4. Abrazamos una profunda cultura democrática
y la auténtica promoción del bien común.
El escenario que ofrece hoy nuestro país se caracteriza
por la falta de diálogo entre los actores políticos, la
polarización ideológica, y el riesgo de una insuficiente
división de los poderes públicos que debilita los siempre
necesarios contrapesos democráticos. En estas
condiciones, resalta la necesidad del ejercicio de la
libertad de expresión crítica. La Iglesia se solidariza con
los comunicadores que valientemente expresan sus
opiniones con verdad y agudeza. Una prensa libre
siempre es señal de una sociedad libre.
Ante la proximidad del inicio de los procesos electorales
de 2021, la Iglesia hace un llamado al pueblo de México
y a todos los actores políticos y sociales responsables,
para que se fortalezcan las instituciones autónomas del
Estado, en especial el Instituto Nacional Electoral,
responsable por mandato constitucional de organizar
las elecciones federales y coordinar las elecciones
locales, así como los tribunales electorales. Solamente
cuidando con esmero la autonomía de estos
organismos se tendrá la certidumbre necesaria para
que la voluntad del pueblo sea respetada al momento
de definir quién debe acceder a los cargos de elección
popular. La larga historia de imposición y manipulación
de procesos democráticos que caracterizaron en el
pasado a nuestro país es un doloroso recuerdo que por
ningún
 motivo
 debe
 repetirse.
El Papa Francisco ha insistido en el diálogo como
herramienta indispensable para promover el bien
común, el fortalecimiento de las instituciones
democráticas y el respeto al Estado de Derecho. El
diálogo es como un antídoto para prevenir las actitudes
antidemocráticas.7
 Más aún, el diálogo favorece “una
auténtica cultura de la democracia participativa y
solidaria, representativa y subsidiaria, promotora de la
dignidad y de los derechos humanos. Con estos
elementos la democracia se hace una propuesta
humana capaz de vitalizar la sociedad y sus
instituciones.
Sin ellos, las instituciones, por perfectas que sean,
carecen de vida y se convierten con facilidad en
espacios para el arribismo y el oportunismo populista en
cualquier
 ámbito
 de
 la
 vida
 social”.
8
Por tanto, exhortamos a eliminar todo discurso que
promueva el odio, la división, la exclusión y que ahonde
en la separación, fragmentación y rencor social. Frente
a los grandes retos que enfrenta el país, solo en unidad,
solidaridad, comunión, paz y amor podremos salir
adelante.
Como Iglesia profesamos un profundo respeto por las
opciones sociales y políticas que los mexicanos
libremente eligen. Para la Iglesia la democracia
auténtica merece una alta consideración en tanto que
asegura la participación ciudadana en las opciones
políticas y garantiza el control de los gobernados sobre
sus gobernantes, así como la posibilidad de sustituirlos
de
 manera
 pacífica.
9
Como Pastores nos incumbe impulsar y motivar la
participación ciudadana, informada y crítica a la luz de
la Doctrina social de la Iglesia. No dejaremos de
promover que la sociedad civil contribuya con su parte
a la promoción del bien común, de manera pacífica,
ordenada
 y
 responsable.
5. Abrazamos a la comunidad educativa.
Reconocemos el admirable esfuerzo de muchos padres
de familia, maestros y directivos que continuaron, en la
medida de lo posible con la formación de nuestra gente.
Hoy, es evidente que la educación no se reduce al
ámbito de la escuela. Los primeros responsables de los
niños, niñas, adolescentes y jóvenes, son sus
progenitores y tutores, quienes asumen, en primera
persona el cuidado y el acompañamiento de los
menores. Cabe resaltar que en este difícil tiempo de
pandemia emergió la necesidad de educar en actitudes
fundamentales, como el cuidado del entorno, del
prójimo, el respeto, la templanza, el diálogo, la sana
convivencia,
 entre
 otras.
Sin duda, en el transcurso de los últimos meses se han
manifestado, las grandes carencias y desigualdades del
Sistema Educativo Nacional. Por ello, llamamos a
replantear la política social, con el fin de encauzar
nuestros principales esfuerzos de inversión de recursos,
talento y creatividad, en este sector vital para nuestro
desarrollo. Es fundamental para el regreso a la nueva
normalidad escolar, el apoyo decidido y concreto en la
reestructuración de espacios, herramientas, métodos
educativos y acuerdos entre los agentes de las distintas
comunidades del País. La promoción de la educación,
en sus diferentes niveles, es una de las tareas
principales del Estado, que no puede reducirse tan
drásticamente con argumentos de austeridad. Es
urgente reconsiderar, de manera inmediata, la situación
de múltiples universidades, centros de investigación, así
como espacios de cultura y promoción del arte, el
deporte y la ciencia. El Papa Francisco nos convoca a
hacer un gran “pacto educativo”, y la Pandemia es una
ocasión para acercar y articular a la familia, la escuela
y toda la sociedad.
6. Abrazamos, como Pastores, a todo el Pueblo
de Dios
Al abrazar al Pueblo de Dios, estamos convencidos de
que es momento de generar espacios de encuentro,
diálogo, y consensos sociales, económicos y políticos:
gobiernos, sociedad, iglesias, empresas, medios de
comunicación, organizaciones de la sociedad civil,
comunidades e instituciones de todo tipo, estamos
llamados a manifestar desde nuestras respectivas
misiones, nuestro compromiso común por la vida, la
justicia, la solidaridad, la subsidiariedad, y el cuidado de
nuestra "casa común".
Como Iglesia que peregrina en México, queremos poner
de manifiesto que la Esperanza es nuestra certeza y
nuestro camino. Recordamos que a lo largo de la
historia nuestro pueblo ha sabido sobreponerse a
momentos difíciles de donde ha salido fortalecido (cfr.
PGP 168).
Acogiéndonos a los brazos de nuestra Madre del cielo,
la Siempre Virgen Santa María de Guadalupe,
construyamos la “casita sagrada” en la que podamos
superar nuestras diferencias para caminar hacia el
sueño de Jesús de ser uno, como Él y el Padre son uno
(cfr. Jn 17, 21).
Dado en México, el 29 de junio del 2020,
Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo
Por todos los obispos de México
+Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey y
Presidente de la CEM.
+ Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia y
Vicepresidente de la CEM
+ Alfonso G. Miranda Guardiola
Obispo Auxiliar de Monterrey y
Secretario General de la CEM
+ Ramón Castro Castro
Obispo de Cuernavaca y
Tesorero general de la CEM
+ Javier Navarro Rodríguez
Obispo de Zamora
Primer vocal
+ José Leopoldo González González
Obispo de Nogales
Segundo Vocal
1. Cf. INEGI, Resultados de la encuesta telefónica de ocupación y empleo (ETOE), 1 de junio
2020: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/enoe_ie/ETOE.pdf;
Cf. BBVA Research, Escenarios de los efectos en la pobreza en México a consecuencia de la
crisis por COVID-19: https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/mexico-escenarios-de-los-
efectos-en-la-pobreza-a-consecuencia-de-la-crisis-por-covid-19/
2. Cf. San Juan Pablo II, Laborem excercens.
3. Gobierno de México, Víctimas reportadas por delito de homicidio (Fiscalías estatales y
dependencias federales), del 1 de enero al 19 de junio de 2020.
4. Cfr. Conferencia del Episcopado Mexicano, Que en Cristo Nuestra Paz México tenga Vida
Digna, 2010, n.n. 172-175.
5. Ibidem, n.n. 45-48.
6. Papa Francisco, Mensaje Urbi et Orbi, 27 de marzo de 2020.
7. Francisco, Discurso a los Miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede
con motivo de los saludos de Año nuevo, 9 de enero de 2020.
8. Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con
todos, 2000, n. 362.
9. Cf. San Juan Pablo II, Centesimus annus, n. 46.