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La definición de la Real Academia: Intervenir o
brujulear en política
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Tratar de política con superficialidad o
ligereza
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Hacer política de intrigas y bajezas.
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Desde antes de que empezara su gira por los estados de la
república -entre ellos Veracruz- el presidente Andrés Manuel López Obrador ha
estado criticando a los gobernadores que se oponen a la aplicación del semáforo
rojo en sus entidades, respondiendo cada vez que se le cuestiona que son
acciones de “politiquería” porque en realidad les preocupan las elecciones de
diputados y gobernadores del año entrante en algunas entidades.
Por eso es que buscamos en el diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española la palabra Politiquería y no se tiene registrada
como tal, lo que si se apunta es el verbo “politiquear” que tiene tres
acepciones: 1. intr. Intervenir o brujulear en política. 2. intr. Tratar de
política con superficialidad o ligereza. 3. intr. Am. Hacer política de
intrigas y bajezas.
Luego entonces cabe preguntar que es lo que hace todos los
días el presidente Andrés Manuel López Obrador con sus conferencias mañaneras,
en donde se critica, injuria y acusa a todo aquel que no piensa igual al
mandatario.
Y eso es todos los días…
Más aún, que no es hacer política “de intrigas y bajezas”
como dice la REALE, el andar recorriendo los estados -como si todavía estuviera
en campaña electoral- para dar los mismos mensajes que lanza desde su
conferencia mañanera en la capital del país.
Que no las conferencias mañaneras, ahora en provincia, son
mensajes anticipados de campaña electoral de lo que se viene el año próximo.
Porque por eso hay quienes se preguntan ¿a qué viene
realmente el presidente López Obrador?
Porque no viene a poner en marcha operación alguna
carretera, hospital, escuela o universidad, de esas ocho que vino a decir que
se están construyendo pero que nadie sabe en donde y como van de avanzadas y
cuando las van a terminar.
Porque tampoco se vino a entrevistar con lo que llama “el pueblo
sabio” ya que cuando las organizaciones de búsqueda de desaparecidos, maestros
o desempleados, trataron de hablar con él, no se detuvo el convoy de camionetas
-por cierto de gran tamaño y lujo- a la salida del cuartel militar en Emiliano
Zapata, con el pretexto de guardar la “sana distancia”.
Pero entonces para que venir a hacer una conferencia de
prensa mañanera, que más bien debería de llamarse mitin político a sana
distancia por medios de comunicación masiva, con ausencia de la gente del
pueblo.
Porque como ahora en esta ocasión, no se puede hacer un
mitin como se acostumbra ahora en la Cuarta T, en que se lleva a los
beneficiarios de los programas sociales, para que aplaudan y aprueben sus famosas
consultas populares a dedo alzado.
Por eso es que en las conferencias mañaneras se emiten
mensajes todos los días, para denostar a los políticos y las políticas públicas
de las administraciones de los sexenios pasados, porque se sabe perfectamente
que existe un enorme malestar hacia la política en general, por todos los casos
de corrupción -que no han sido ni serán castigados- la lucha descarnada por el
poder como la que ya se inició desde ahora, o la demagogia en los discursos y
programas sociales, que han provocado un profundo desencanto entre la población
en general.
Precisamente, para expresar
esta decepción, se emplea el término “politiquería” y con él se da a entender
que el mundo de la política está regido por intereses ilegítimos e innobles -clientelismo,
corrupción, nepotismo, abuso de poder,
para mencionar solo algunos-.
En el lenguaje coloquial abundan las frases que
ponen de relieve el profundo desprecio de algunos hacia la política y los
políticos en su conjunto: "todos los políticos son iguales", "a
mí no me interesa la política", "es mejor no meterse en temas
políticos".
Este tipo de afirmaciones
forman parte de las conversaciones cotidianas en distintas latitudes del
planeta. Con ellas se trasmite un rechazo evidente hacia la política, pero
quienes las utilizan quizás olvidan que no hay ninguna otra alternativa a la
política.
Si bien
es legítima y necesaria la crítica hacia la política, se corre el peligro de que las posibles
soluciones sean todavía peores. No hay que olvidar que muchos movimientos
populistas han surgido, precisamente, de un clima social de rechazo hacia la
política convencional.
Así las cosas, no hay que
confundir lo que la política, con lo que es la politiquería.
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