Desde el Café
Como era de esperarse, Javier Duarte negó haber
regalado un Ferrari a quien fuera su gran amigo, el ex presidente Enrique Peña
Nieto. Desde el Reclusorio Norte donde se encuentra internado tuiteó:
“Con todo respeto a @EmilioLozoyaAus, quiero subrayar
que a los únicos Ferraris que conozco son a Ramón Ferrari Pardiño, a Alfredo
Ferrari Saavedra y a Antonio Ferrari Cazarín, quienes colaboraron en mi
gobierno. En mi vida me he subido a un automóvil de esa marca italiana, nunca
he comprado uno y mucho menos he regalado alguno”.
Emilio Lozoya asentó en la hoja 41 de su declaración
ante la Fiscalía General de la República en el apartado OTROS HECHOS QUE
REFLEJAN EL USO INDEBIDO DEL PODER Y TRÁFICO DE INFLUENCIAS: “En el marco de
las celebraciones del “Día de la Marina” en Veracruz, el entonces Gobernador
del Estado Javier Duarte, se acercó a las escalinatas del avión presidencial y
le entregó una carpeta al Presidente…
“…Al subir al avión presidencial Enrique Peña nos
dijo: Miren lo que me regaló el gober, mostrándonos, en esos momentos, la parte
interior de la carpeta. Ahí aparecían las fotos de un Ferrari con el texto:
Este Ferrari perteneció al Presidente López Mateos y a un lado estaban las
llaves del auto. Enrique Peña le entregó la carpeta a un asistente, y le pidió
al mesero de a bordo, abrir una botella de Vega Sicilia ‘para celebrar esta
exitosa gira’”.
¿Existe ese auto? Sí existe.
La periodista Dolia Estévez dijo mediante un tuit: “El
Ferrari 1960 GT de López Mateos (azul, interior de piel gris) que Lozoya alega
J Duarte regaló a EPN, fue vendido en California en 2011. En 1966, ALM se lo
vendió al coleccionista Fco Diez Barroso. Terminó en EU donde se cotizan mejor.
¿Cuántas mentiras más habrá dicho?”
Más adelante la periodista le contesta a alguien:
“FALSO. NO dijo que era rojo. Lee. Eso lo inventó @Reforma y tu te lo creíste
sin leer el documento. Hace 60 años, los Ferrari rojos eran los autos de
carrera, los sedan como el de AML, no. ¿Quién miente?”.
Tiene razón Dolia, pero aparte de ese Ferrari, López
Mateos fue dueño de un Ferrari deportivo que fue el que muy probablemente le
dio Javier Duarte a Enrique Peña como regalo. Ese auto era patrimonio del Museo
Interactivo de Xalapa (MIX).
Adolfo López Mateos era un apasionado de la velocidad
y de los autos de carreras, tan es así que en su gobierno se terminó el
autódromo de la Magdalena Mixhuca (en 1959), conocido hoy como Autódromo
Hermanos Rodríguez, en honor a Ricardo y Pedro Rodríguez, pilotos de Fórmula 1
a quienes admiraba el presidente. Fue el padre de los pilotos, don Pedro
Rodríguez, quien obsequió el Ferrari deportivo a López Mateos.
¿Cómo llegó al MIX? Sepa Dios. ¿Cómo desapareció de
ahí?, es fácil de imaginar.
Ese Museo que inauguró Dante Delgado durante su
administración era una chulada, lector, una verdadera chulada orgullo de los
veracruzanos. Pero como muchas cosas en Xalapa, se fue deteriorando con el
tiempo.
Una ex trabajadora del MIX, aseguró en Facebook que el
Ferrari rojo formaba parte de una colección de autos antiguos propiedad del
Gobierno del Estado; algunos de ellos fueron incautados por el SAT derivado de
impago de impuestos.
La extrabajadora que por desgracia no dio a conocer su
nombre, dijo que el exdirector del MIX que permitió la salida del auto habría sido
Francisco Naredo Galindo, funcionario del DIF en tiempos de Karime Macias.
“Por 4 años fui guía del Museo. El famoso regalo de
Duarte a Lord Peña, es una pena que el auto haya caído en manos de rateros, que
no saben el esfuerzo y el trabajo del equipo del MIX para tenerlo en buenas
condiciones siempre”, dijo la extrabajadora.
El problema es que cuando la publicación comenzó a
hacerse viral la mujer borró su post y después eliminó su cuenta de Facebook. Pero
encendió la mecha porque en efecto, había un Ferrari rojo en el MIX.
En el MIX no sólo estaba el Ferrari rojo, sino varios autos
de colección que fueron desapareciendo; unos por impago al SAT, pero la gran
mayoría quedaron en manos de políticos ratas que evidentemente no los compraron
al MIX, que no los tenía en venta, sino que simplemente los sustrajeron (evidentemente
con la complacencia de alguna autoridad) y se los llevaron a sus casas.
Mi hipótesis es que el honesto y honrado de Javier
Duarte vio el Ferrari en el MIX, dijo al director de museo que lo entregara a
mecánicos especialistas en poner al tiro ese tipo de vehículos, al director no
le quedó de otra que obedecer a su jefe el gobernador. Y listo.
Si ese auto perteneció o no a Adolfo López Mateos eso es
intrascendente. Lo importante es que lo sustrajeron y muy probablemente se
encuentra en el museo que piensa levantar (ya no creo que lo haga) el ex
presidente Peña Nieto.
Ya que López Obrador anda necesitado de escándalos que
hagan olvidar los 60 mil 800 muertos por el coronavirus, los niños con cáncer
sin medicinas, la crisis económica, el desempleo brutal y el video de su
hermano Pío entre otras barbaridades, bueno sería que ordene una investigación
sobre ese auto y sobre los que había en el MIX que no fueron embargados por el
SAT. Sirve que agarra a Javier Duarte en la mentira.
Ahí tiene un buen filón, otro circo mediático que
quizá pueda ayudarlo en el 2021 a que Morena vuelva a arrasar en el Congreso de
Veracruz y gane más alcaldías.
Aunque así como están las cosas con la 4T en la
entidad, no le aseguro nada.
El PRI sale en defensa de Apiver
La semana anterior publiqué en este espacio que cuando
el presidente Andrés Manuel López Obrador, supo que la Administración Portuaria
Integral de Veracruz tenía una concesión por 100 años de inmediato olió
corrupción.
“A ver, el que otorga un contrato para que una empresa
maneje el puerto de Veracruz 100 años, ¿cómo se le llama a eso? O sea, es un
bien público que se entrega por 100 años. Me acabo de enterar. Imagínense una
concesión del puerto de Veracruz de un siglo, ¿cómo es que firmaron eso?” dijo
en su conferencia mañanera.
Una reportera que quizá quiso ponerlo en ridículo le
preguntó: ¿Cuál es la empresa, presidente? A lo que López Obrador contestó: No
voy a darla a conocer ahora pero sí vamos a buscar que se revoque el contrato.
La empresa, lector, es el gobierno de México que tiene
el 99% de las acciones mientras Banobras (también propiedad del Estado) tiene
el 1% restante.
Este lunes y en conferencia de prensa, el líder
estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín, dijo que la insistencia de López Obrador
por revisar la concesión no busca atacar la corrupción, sino obtener un bien
económico directo ante la incapacidad del Gobierno del Estado de generar
condiciones de desarrollo económico, y los malos resultados en todos los rubros.
“¿El
problema es que no les retribuye nada ellos?, vemos con preocupación que esta
intención que se plantea de hacer la revisión de la concesión no tiene otro
objeto que dejar de invertir en la ampliación del puerto y no estamos de
acuerdo”, manifestó en conferencia de prensa, luego de mostrar un video en el
que el gobernador de la entidad, Cuitláhuac García Jiménez, manifiesta que:
“todo ese negocio casi no le retribuye nada al Estado”.
Marlon
enfatizó que la ampliación del puerto representaría más infraestructura, más
viviendas, mayores servicios, mejores escuelas, “pero la intención de este
Gobierno Federal, a sugerencia del gobernador de Veracruz, es revisar una
concesión que claramente nada tiene que ver con un asunto de combatir la corrupción,
sino de frenar el desarrollo como lo hizo en el aeropuerto de Texcoco”.
El
dirigente del tricolor agregó: “Si hay prácticas que no estén apegadas a la ley
dentro de los manejos de carga y descarga, es una responsabilidad que tiene que
perseguirse y tiene que ponerse a disposición de las autoridades, pero no
podemos como lo viene haciendo este Gobierno, por una reja podrida de naranjas,
tirar toda la carga, es ridículo e injusto”.
Marlon
propuso que el Gobierno Federal, concluya la inversión de la ampliación del
puerto, estimada de 31 mil millones de pesos, y así aumentar las 28.3 millones
de toneladas anuales, a 95 millones de toneladas al año y generar 40 mil
empleos directos y 100 mil indirectos.
Pero
también puso el dedo en la llaga: “Creo que en el fondo que lo que el
Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador está buscando, es no
invertir los casi 20 mil millones de pesos que faltan en la ampliación del
puerto, y si adicionalmente se le ocurre el que estaticen los puertos, vamos a
volver a 1992”, indicó.
El puerto
de Veracruz es el más importante de los 40 que existen en el país; su capacidad
permite que se importe o exporte el 49.3% de los vehículos automotores en
México; es el primer lugar en toneladas importadas, el tercer lugar en toneladas
exportadas; el primer lugar en carga de graneles agrícolas, el segundo lugar en
carga general suelta, segundo lugar de carga general contenerizada.
El empleo
regional en el puerto de Veracruz de manera directa e indirecta contempla 373
mil 934 personas ocupadas; 270 mil 555 trabajadores asalariados, 107 mil 298 en
comercio y 183 mil 889 en servicios. Y se emplean un 68% de personas de
Veracruz, 15.6% de Boca del Río, 8.6% de Medellín, 5.0% de Alvarado, y 2.75% de
La Antigua.
En
síntesis, Veracruz no es un puerto más; es un gran puerto. Y si el presidente
López Obrador no lo va a apoyar, que no lo quiera destruir por una concesión
que a él le huele a corrupción, pero de la que no tiene ni la menor idea.