Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Agarrado en la maroma, al
diputado local de Morena Magdaleno Rosales Torres, no le quedó de otra que
aceptar que su hijo forma parte de la nómina en el Congreso local. Ah, pero eso
sí, aclaró que no es de los que se rascan la barriga en una oficina burocrática.
No señor, su peque desquita cada peso de los 15 mil que le paga la Legislatura
Estatal.
Rodeado de reporteros en uno de los pasillos del
Congreso, Magdaleno Rosales transpiraba de nervios, tenía perlada la frente,
húmedo el tapabocas y unas ganas locas de salir de ahí.
Hace unos días alguien se
asomó a la nómina del Congreso y vio el nombre del chavo. Ese alguien le pasó
el chisme al diputado federal del PAN Jorge Triana que lo evidenció a nivel
nacional y se le vino el aguacero a Magdaleno.
En el Congreso los
reporteros se le fueron como abejas al panal y al no poder capotearlos, no le
quedó más remedio que soltar la sopa.
¿Acaso no es nepotismo y
desvío de recursos tener a un hijo cobrando en el Congreso?, le preguntaron. “No
hay nepotismo, lo que hay es fuego amigo, no quiero hablar de más porque hay
mucha tela de dónde cortar”, pero siguió hablando. Si bien pasó por alto lo de
desvío de recursos parloteó nerviosamente, se enredó con las palabras y su
lengua lo hizo trompicar.
“Bueno sí, mi hijo
trabaja en una brigada de salud”. “¿Brigada de salud? ¿Qué, acaso es médico?” “No, no, no, no, no. Él simplemente maneja una camioneta en la que
traslada a los especialistas”.
“Oiga, pero eso es desvío de recursos” (Uta, otra vez). “No, no, no, no, no. ¿Cómo va a
ser desvío de recursos? Es una prerrogativa que le corresponde a un servidor
como diputado”.
¡Ah vaya! Por ahí hubiéramos empezado. Seguramente en el reglamento
interno del Congreso hay un artículo donde se estipula que todo diputado puede
meter en nómina a familiares y amigos.
¿Lo hay? Pues seguramente sí porque Magdaleno dijo textual: “Estas prácticas las ha venido haciendo siempre el gobierno. (El
gobierno de Morena) no es el único, en gobiernos anteriores las han venido
haciendo con demasía”.
Pero los reporteros
le restregaron que eso era nepotismo, influyentismo, tráfico de influencias y
desvío de recursos, por lo que debe ser denunciado.
(Otra vez desvío de
recursos. Ah como joden estos compas). “No, nepotismo no porque no es un
paracaidista. Los paracaidistas son cuando los tienen en nómina y simplemente
no se presentan a trabajar”.
Una compañera se
compadeció de su ignorancia y lo ilustró: “Se les llama paracaidistas a los
invasores de tierras y aviadores a los que cobran en una dependencia pública
sin trabajar”.
Apabullado y aturdido
Magdaleno Rosales prometió que dará de baja a su hijo (mayor de edad y con
primaria trunca), para que no exista duda de su “compromiso” con la ciudadanía.
Pero más adelante
mandó a sus personeros a soltar los nombres de varios diputados que también
tienen familiares y amigos en la nómina.
¿Qué lo movió a
tratar de lavarse las manos de esa manera?, sólo él lo sabe. Lo cierto es que escupió
para arriba y sus compañeros legisladores no hicieron mayor alharaca, porque
acordaron proponer que se estipule al nepotismo como delito.
Una cosa es segura, a
Magdaleno Rosales le restan unos meses viviendo del presupuesto y lo más seguro
es que una vez que termine su periodo como diputado se vaya a su casa, porque
no entra en los planes de Morena y menos en los de algún partido de oposición.
“Está muy quemado” me dijo un colega que cubre el Congreso que agregó: “Lo malo
es que se volvió a quemar y eso demuestra que las cenizas sí se queman”.
Y no le falta razón.
Histórica medida
Este jueves y en
sesión extraordinaria, los diputados locales aprobaron la reducción de poco más
de 50 millones de pesos al presupuesto para el 2021. Por donde se le mire, esta
es una medida histórica porque no se sabe de ninguna Legislatura local o
federal que haya tomado una decisión semejante.
El presupuesto que se
manejará el próximo año será de 725 millones 835 mil 959 pesos.
Los diputados
señalaron que debe haber congruencia con los problemas que atraviesa Veracruz
por la pandemia del Covid-19 por lo que avalaron la medida. Para este año
recibieron un monto de 776 millones 116 mil 100 pesos lo que lo hace uno de los
Congresos más caros del país.
Esto lo aceptó el presidente
de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín, que señaló: “No
podemos como Congreso seguir siendo de los más caros a nivel nacional, tenemos
que poner el ejemplo a las demás dependencias”.
El legislador agregó
que no se va a despedir a nadie ni habrá reducción en los sueldos de los
trabajadores. “No se van a tocar las percepciones de los trabajadores, ni
sindicalizados, estamos en pláticas con el sindicato para que nos comprendan
que ya no pueden seguir aumentado los beneficios que tienen porque están muy
elevados. Hay compañeros que tienen un salario muy bajo y queremos hacer
adecuación para que todos los trabajadores sean beneficiados”.
Como quiera que sea
–repito- la decisión que tomaron los
diputados de la LXV Legislatura, es una acción histórica y sin precedente que
ojalá sea replicada en otros Congresos estatales… y en el Congreso de la Unión.