Adalberto Tejeda-Martínez
Es absurdo porque
privilegia el consumo sobre el ahorro y beneficia a los sectores de mayores
ingresos. Lo estableció la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y no la
Comisión Federal de Electricidad, mediante dos acuerdos de 2002, que asignan
las tarifas a partir de la temperatura del aire.
La explicación es
necesaria, aunque aburrida. Si en dos meses consecutivos en tres de los años
cinco más recientes se alcanzan temperaturas promedio mensuales de 25, 28, 30,
31, 32 o 33 grados centígrados, se aplicarán las tarifas 1A, 1B, 1C, 1D, 1E o
1F, respectivamente. Si no se llega a los 25, la tarifa será tipo uno. Los
subsidios en función de la tarifa son: 150 kilowatts-hora al mes, con precio de
la mitad del costo de producción, si la tarifa es tipo uno, como en Xalapa y en
las zonas templadas o frías; o 300 si la tarifa es 1A, o 400 si es 1B; con
tarifa 1C se subsidian 850 kilowatts-hora al mes; o mil, dos mil o tres mil si
son 1D, 1E o 1F.
Pero la
temperatura ambiente no es el único factor que determina las necesidades de
aire acondicionado, ventilación o refrigeración, sino también la humedad
atmosférica, que no ha sido incorporada por la SHCP.
En el noroeste
desértico como Mexicali, o el sureste cálido y húmedo como Tabasco y el sur de
Veracruz, con frecuencia aparecen movimientos ciudadanos contra este esquema de
tarifas, sobre todo porque el subsidio sólo se aplica la mitad más cálida del
año, de modo que en otoño, aun con temperaturas y consumos eléctricos altos,
suelen llegar los recibos de electricidad con cobros mayores que en el verano.
Uno de esos
movimientos ocurrió en 2003, encabezado por alcaldes del sur del estado. Se
actualizaron los datos de temperatura y el puerto de Veracruz llegó a 1C; toda
la costa quedó en 1B, y de ahí hasta los mil metros de altitud, en 1A. Si se
actualizaran los datos térmicos, la franja costera de Veracruz pasaría a la
tarifa 1D.
No obstante, las
familias de menores ingresos no se beneficiaron, porque el esquema favorece a
quienes consumen más energía. Para alguien que no tiene aire acondicionado en
su casa, estar en una u otra tarifa es prácticamente lo mismo.
En el Congreso
federal están congeladas varias iniciativas, algunas que incorporan la humedad.
Pocas, o quizás ninguna, plantean que el subsidio a la electricidad debería
aplicar un criterio social que considere el ingreso económico sobre el
comportamiento climático.