Es petición directa al presidente municipal Hipólito Rodríguez Herrero y al cabildo en general para apoyar a miles de familias flageladas por la crisis económica generada por la pandemia. Xalapa es una de las ciudades de la república donde más caras son las tarifas del agua potable. Se puede y debe reducir el alto cobro por este básico servicio público.
La capital del estado figura entre las diez ciudades de la
república con la más elevada tarifa, por arriba de Villahermosa, Campeche,
Mérida, Chihuahua, Guadalajara, Cuernavaca y otras grandes poblaciones por
mencionar unas cuantas.
Es el momento de que la Comisión Municipal de Agua y
Saneamiento deje de ser caja chica del alcalde en turno. Es hora de que los
ciudadanos sean los verdaderos beneficiarios de este servicio y el dinero de la
CMAS no vaya a parar a los bolsillos de los políticos.
Si existe desempleo y va en aumento la pobreza, debido al
confinamiento por el COVID19, si el ayuntamiento cae en subejercicio y regresa
recursos a la Secretaría de Hacienda, entonces lo justo es apoyar y compensar de
alguna forma a los xalapeños.
Si de por sí los recibos mensuales de CMAS a veces llegan demasiado abultados y
de poco o nada sirven las reclamaciones de los usuarios, lo conveniente es
revisar las tarifas y reducirlas hasta donde sea factible.
Es un clamor generalizado de los ciudadanos.
Incluso no estaría mal actualizar el impuesto predial y no
sólo cancelar o exentar los recargos, sino congelar o reducir en la medida de
lo posible este gravamen por lo menos mientras duran los efectos de la crisis
económica por la pandemia.
Si las actuales autoridades se resisten a tomar medidas al
respecto, ojalá que los futuros candidatos a alcaldes y diputados se
comprometan a pensar en el bienestar de la sociedad.
Es cierto, en grandes ciudades de distintos países, como
Canadá, Dinamarca, Holanda, Australia y otros, el agua es muy cara. La diferencia es la
calidad del producto y la eficiencia en la distribución. No hay comparación con
la que consumimos en Xalapa. En cambio, en Estados Unidos las tarifas son
relativamente baratas y el agua entubada se puede tomar.
Aquí, o no es viable por razones técnicas y financieras, o no
quieren las autoridades reducir las tarifas.
Creo que si hay voluntad, se puede bajar el agua y el impuesto
predial. ¿Qué opinan, amigas y amigos?