Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Ni en los mejores tiempos del PRI un Secretario de Gobierno
logró aglutinar en torno a su persona a tantos presidentes municipales como lo
hizo ayer el titular de esa dependencia, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, al
que 76 alcaldes “acompañaron” a la Glosa del Segundo Informe de Gobierno de
Cuitláhuac García.
Y no vayas a creer lector que los munícipes llegaron al
Congreso local amenazados o coaccionados. No hombre, qué va. Lo hicieron por el
gusto de apoyar a un funcionario probo, digno y sin mácula, que antepone el
diálogo y la concertación a las bravatas de pandillero de barriada. Un
funcionario ejemplar que se ha esmerado porque Veracruz camine por la senda de
la legalidad y sobre todo de la seguridad.
Si bien es cierto que en menos de siete días mataron a
una alcaldesa, tirotearon la casa de un presidente municipal e hirieron a
balazos a un fiscal en Minatitlán, son hechos aislados que en nada empañan la
buena marcha de la política interna veracruzana.
“Bajo el liderazgo del gobernador Cuitláhuac García
Jiménez, se ha consolidado una administración pública honesta, austera y al
servicio de la población. En dos años, Veracruz ha fortalecido un Estado de
Derecho pleno y vigente, renovando la confianza ciudadana”, dijo Eric y no hubo
un guapo que lo contradijera.
Pero al margen de lo anterior ¿qué dijo en su informe?
Habló mucho y dijo poco. Y entre lo poco que dijo nada hay que empate con la
realidad que vive Veracruz.
Su soberbia y prepotencia lo han llevado a enfrentarse
con los alcaldes del PRD y esto puede provocar en un futuro cercano, una crisis
política de proporciones mayúsculas.
Las amenazas que profirió a la alcaldesa perredista de
Jamapa, Florisel Ríos Delfín antes de que la asesinaran (Si tu esposo no se
entrega no le voy a regresar las armas a tu Policía… te vamos a quitar a la
Policía), son quizá la muestra más palpable de que a este individuo lo que
menos le interesa es el diálogo, sino tratar a los alcaldes como si fueran sus sirvientes.
A excepción de las personas de su equipo de trabajo
que estaban a su lado, casi nadie se interesó por su discurso hueco, sin sustancia
ni contenido. Y es que fue un amasijo de palabras con lugares comunes, cifras
que a nadie importan y cargado de mentiras.
Una de ellas fue cuando aseguró que gracias a las más de
240 mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz, se ha instaurado en
Veracruz un marco operativo eficiente de abatimiento de la impunidad.
¿Cómo puede decir semejante falacia y quedarse tan
tranquilo?
Un caso de impunidad lo es el asesinato de la
alcaldesa de Jamapa y otro el ataque a balazos a la casa del alcalde de
Acayucan, el también perredista Cuitláhuac Condado Escamilla. Por mucho que no
haya tenido que ver en esos ataques, los índices de los veracruzanos lo apuntan
a él.
Nadie le cree tampoco que los 76 alcaldes que se
apersonaron en el Congreso a pesar de la pandemia lo hayan hecho por el
aprecio, cariño y gratitud que le tienen, cuando es el funcionario más
rechazado y odiado de Veracruz.
Pero vamos a suponer que en efecto hayan ido
voluntariamente ¿qué con eso? ¿Cuál fue el mensaje?
Por mucho que asegure que en Veracruz la violencia y
la impunidad van para abajo, la realidad dice otra cosa. La impunidad vive en
la entidad cuando los delincuentes se pasean por sus calles, cuando los
feminicidas siguen en libertad y cuando el asaltante de señoras en el mercado
repite su fechoría una y otra vez.
Cada balacera, cada homicidio con violencia, cada
feminicidio, cada secuestro, cada extorsión, cada ataque a un ciudadano como tu
y yo lector, cada agresión a un alcalde, síndico o regidor son responsabilidad
del Secretario de Gobierno. Y con más razón si quedan impunes.
Pero el señor anda en otros rollos que no son de su
incumbencia.
Al entrometerse en los poderes Legislativo, Judicial y
hasta en el poder Ejecutivo cuando actúa al margen de la autoridad del
gobernador, Eric Cisneros ha cometido faltas graves a la ley. Y al seguir en su
puesto se mantiene impune.
Sin rodeos lector, Eric Cisneros es parte sustantiva
de la impunidad en Veracruz y él lo sabe. Aunque le falten tamaños para
aceptarlo e irse de la Secretaría de Gobierno.
También lo sabe el gobernador Cuitláhuac García, al
que le falta autoridad para echarlo.