Desde el Café
Bernardo Gutiérrez parra
Este miércoles inició formalmente el proceso electoral
en Veracruz que culminará dentro cinco meses y medio, el próximo 6 de junio,
cuando millones de veracruzanos salgan a sufragar en las que serán las
elecciones más grandes y copiosas en la historia de este país.
Durante la instalación del Consejo General del Proceso
Electoral en el que participaron todas fuerzas políticas registradas, el
Consejero Presidente del Organismo Público Local Electoral (OPLE), Alejandro
Bonilla Bonilla, aseguró que organizará “las mejores elecciones de la historia
de Veracruz”.
Conque no haya reclamos, gritos, sombrerazos,
impugnaciones o algo más grueso, don Alejandro habrá cumplido, pero esa es una
historia que aún no se escribe.
Mientras el PAN dijo que hay que desechar los
fantasmas del autoritarismo, el PRD pidió un árbitro electoral autónomo y la
chiquillada exigió piso parejo, el dirigente estatal del PRI, Marlon Ramírez
Marín, fue más allá.
De entrada, hizo un llamado al OPLE “a conducirse con
el mayor de los apegos a la legalidad y a evitar, como ya lo ha hecho en el
pasado reciente, las irrupciones autoritarias, porque quiero significar que el
presidente de este Órgano, fue el primero en la historia de Veracruz, en
entregar una constancia de mayoría a un gobierno de derecha, y dos años
después, a uno de izquierda”.
Pero no dejó pasar la oportunidad de fustigar a sus
futuros adversarios y criticó a los partidos que supuestamente son nuevas
opciones, pero tienen en sus filas a políticos que se reciclan pero no se
renuevan. También criticó a los “gremios que se encuentran al servicio de la
silla, no de quien la ocupa. Y de organizaciones que más que políticas
parecieran de abasto popular, al cambiar una adhesión por una colación”. Esto
en clara alusión al Partido Verde que desde su nacimiento ha brincado de
trapecio en trapecio y ha servido de rémora primero del PRI, después del PAN y
ahora de Morena.
También tuvo para Morena al que clasificó entre los
partidos “que se inventan supuestas contiendas internas, basadas en encuestas
que nunca se hacen y bardas y lonas de personajes incapaces de forjarse un
nombre en la función pública. Y que mediante artimañas de convocatorias
inexistentes, utilizan los recursos al alcance de quienes los patrocinan para
demostrar su eficacia publicitaria, evidenciando su torpeza gubernamental”.
Joaquín Guzmán Avilés del PAN y Sergio Cadena del PRD
exigieron a todos los servidores públicos de todos los órdenes de gobierno,
abstenerse de intervenir en el proceso, además de piso parejo para partidos,
candidatas y candidatos en la competencia electoral, pero a Marlon Ramírez le
alcanzó el fuelle para más.
Al hablarle a los veracruzanos pidió que su discurso
no se tomara como “insulsa diatriba” porque es una réplica de los priistas que entienden
de las necesidades económicas, el abandono de la autoridad y la frustración de
miles de mujeres que hoy no reciben el Prospera, de miles de campesinos a los
que les quitaron el Procampo, de miles de empleados de confianza que no
obstante simpatizar con la opción política de la Cuarta Transformación, fueron
despedidos sin evaluar sus capacidades, su conocimiento y sus habilidades, y
que hoy, aún siguen en el desamparo.
“De miles de madres solteras que diariamente confiaban
en los brazos de las encargadas de las estancias infantiles a sus hijas e
hijos, para ir a cumplir su jornada laboral, y que hoy ya no cuentan con ese
apoyo; de cientos de empresarios que vieron desplomarse la actividad turística
al eliminarse los apoyos de los pueblos mágicos en municipios emblemáticos de
Veracruz. Y de miles de veracruzanos que hablan sobre que cada vez hay menos
dinero circulando en las calles”, dijo.
Marlon Ramírez remató con esta sentencia: “Los
veracruzanos ya se dieron cuenta cómo gobierna cada opción política y esperan
ansiosos, no al encuestador que llega hasta la puerta de su casa o le llaman
por teléfono, sino al funcionario de casilla al que le va a entregar la boleta
electoral donde seguramente castigará a quien jugó con uno de los sentimientos
más importantes que un ser vivo puede tener, que es la esperanza”.
Ahora la calma es chicha, pero a partir del 4 de enero
comenzarán 154 días combativos, garrudos, intensos e inolvidables.
El futuro de México, de varios partidos y de la 4T
estarán en juego. Y ese futuro será disputado como nunca nadie lo ha hecho en
la historia de este país.