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La propuesta
del presidente para desaparecer el INAI
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Gasta un
presupuesto millonario con pobres resultados
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La duplicidad
de dependencias para brindar datos
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Tenemos que reconocer que ahora sí, estamos de acuerdo con
la ocurrencia del presidente Andrés Manuel López Obrador de desaparecer los mal
llamados órganos autónomos, como el Instituto Nacional de Transparencia Acceso
a la Información y Protección de Datos INAI, que muy poco sirven a la población
en general, pero en cambio cuesta muchos millones de pesos mantener su
burocrática operación.
Porque hay que reconocer también, que existe todo un enorme
andamiaje burocrático y jurídico, para que supuestamente, los mexicanos podamos
tener acceso a cualquier información de las dependencias e instituciones que
manejan los recursos y presupuestos, a nivel federal, estatal y municipal.
Ahí están…las áreas de acceso a la información, que deberían
de proporcionar los datos de las instituciones, sin necesidad de que se les
solicitaran, deberían -por ley- de hacerlos públicos.
Pero la triste realidad, es que también existe un demasiado
complicado, aparato burocrático, que al parecer su propósito más que
transparentar la información, es buscar la forma de ocultarla.
Nada más hay que intentar obtener información de alguna
dependencia federal, estatal o municipal y se va a topar con pared.
Porque además existen las páginas en internet en donde supuestamente
se publica y transparenta la información, pero cuando se trata de obtener los
montos, contratos o convenios que se han hecho, pues en algunos casos, hasta
hay archivos, pero están en blanco o no están actualizados.
Se supone también, que una de las funciones primordiales del
Instituto Nacional de Transparencia Acceso a la Información y Protección de
Datos -al que ahora quiere desaparecer el presidente López Obrador- es
precisamente esa, la de vigilar y obligar a todas las entidades de gobierno a
que transparenten y actualicen su información.
Pero además, si ya se tiene toda la legislación,
perfectamente instrumentada, para que los datos de todas las dependencias
oficiales tengan que se publicados, que caso tiene, mantener otra dependencia,
que hasta ahora no ha cumplido con su propósito fundamental.
Lo que sucede, es que pese a todo ese super aparato para
transparentar la información, lo que se aplica es la vieja máxima de la época
de la colonia, cuando enviaban algún ordenamiento desde la corona española,
simplemente se decía: “se acata, pero no se cumple”.
Sucede ahora lo mismo, existen las leyes, normas y
reglamentos para hacer posible el acceso a la información, pero cuando se
intenta obtener alguna información “incomoda” entonces se aplica la vieja
norma: se acata pero no se cumple.
Nada más hay que cuestionar, ¿Cuántas dependencias y sus
respectivos responsables, han sido multados o sancionados por no cumplir con
las reglas de transparencia de datos?
¿En donde se publican los informes que por ley deben de
rendir las dependencias y los organismos autónomos?
Los mal llamados organismos autónomos, no son únicamente el Instituto
Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos
Personales (INAI), a la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) y al
Instituto Federal de Telecomunicaciones IFT) por mencionar algunos de los más
populares, sino que son muchos más los que cada año reciben y administran
presupuestos millonarios, para mantener un aparato que en poco beneficia a la
población en general.
Hay que recordar también, que esa estructura burocrática no
solamente es a nivel federal en todas las dependencias e instancias de
gobierno, sino que se replica a nivel estatal y municipal.
Por eso es que si no están cumpliendo con los nobles propósitos
con que fueron creadas, pues hay que aplicar la ley y los reglamentos
correspondientes, para que en la realidad, sirvan a la ciudadanía.
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