Mutatis mutandis
Por Rafael Arias Hernández.
Sigue
mal en peor. Contagiados y difuntos. Inseguridad y homicidios. Alertas
simuladoras. Abandonados, e incinerados. Velorios ausentes. Más desempleo,
pobreza y miseria. Incapacidad gubernamental, frente a creciente inconformidad social.
Hechos
y condiciones, confirman y reafirman; o descartan y renuevan lo aprendido. Oportunidad, para pensar y reflexionar, breve
y rápidamente, sobre lo que sucede y
trasciende. Concretamente, la urgente necesidad de más y mejor participación y
evaluación ciudadana y social, que consolide logros y avances, y también, que
facilite corregir errores, evitar pérdidas y retrocesos. Ajuste para, en
verdad, gobernar al gobierno y asegurar buenos resultados.
En
muchas partes los gobiernos dominantes, se
acompañan y someten a múltiples formas y expresiones, de la voluntad ciudadana y social. Se habla, de
avances democráticos; y también, por desgracia, de inocultables retrocesos y decepciones, ejemplos de ineficiencia y
delincuencia gubernamental, corrupción y abuso del poder público.
En
todo caso, expresión dialéctica del origen y destino.
Más
aun, cuando características y condiciones gubernamentales, hacen inocultable y evidente, que se empeora;
ante la presencia e influencia de crisis económica y
finanzas públicas, inseguridad y,
sobre todo, de insuficiencia del sector salud.
Tiempos
de desigualdades e injusticias, de
predominio de limitaciones y sacrificios. Y también de esfuerzos y
realizaciones, de renovadas esperanzas.
En
esta perspectiva, ante la necesidad de cambio y transformación, es frecuente
encontrar expresiones y propuestas que se repiten a lo largo de la historia.
Expresiones
basadas en derechos y libertades ampliamente aceptadas y, se espera y exige,
que estén debidamente garantizadas; como la que establece la prioridad, de
respeto y garantía a la vida, salud y patrimonio de todo ser humano; la que garantiza,
derechos y obligaciones, ciudadanas y sociales; la que precisa soberanía y
origen de la representación y el poder públicos; la que estipula la existencia y necesidad
de orden y organización públicas; o la que
asegura, que nadie está obligado a sostener o apoyar gobernantes ineptos y
corruptos.
Así,
¿se debe apoyar y sostener malos y peores gobiernos? ¿En los comprobados
desgobiernos, se debe permitir y facilitar costosa y perjudicial presencia de
deshonestidad, irresponsabilidad,
incapacidad, corrupción y falta de buenos resultados?
O
por el otro lado, aunque sean pocos o excepcionales, imprescindible distinguir y reconocer lo bueno de esos gobiernos.
¿Confirmar, esfuerzos y acciones? ¿Qué hacer ante esfuerzos y resultados positivos? ¿Cómo
asegurar y aprovechar esos contados logros y avances? ¿Hay que perderlos y
desperdiciarlos?
En
todo caso, no hay duda que es perjudicial, sostener y padecer pasividad, desinterés y exclusión, de la ciudadanía y la sociedad, origen y destino de
todo gobierno.
ACCIÓN
Y REACCIÓN, CIUDADANA Y SOCIAL.
Hay,
numerosas formas de facilitar esa apreciada presencia; pero también las hay, de
obstaculizarla y negarla.
Destaca
de entre ellas, la oración de Gandhi, que vale la pena citar, leer y valorar.
Recuérdese que en esencia, su conocida e influyente doctrina y comportamiento,
se han definido como acción y
movilización de protesta antiviolencia, para obtener justicia, progreso y
bienestar político y social. Misma que, a la vez, sostiene una actitud
pacífica, de conciliación y reivindicación, de libertades y derechos. Así
oraba Gandhi:
Señor...
...Ayúdame a decir la verdad delante de los
fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la
medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que
yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a
no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en
la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la
experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y
que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para
aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para
disculparme y si la gente me ofende,
dame valor para perdonar.
¡Señor...si yo me olvido de tí, nunca te olvides
de mí!
DE LA RESISTENCIA A LA DESOBEDIENCIA.
Organización y movilización civil, es fundamental
en nuestro tiempo.
Estos y otros temas, han sido abordados por
estudiosos de las expresiones civiles,
como Armando Rendón Corona, quien
desde 2011, señala aspectos importantes que hay que considerar, para apreciar
los alcances de esta influencia presente y creciente.
Así, en su
artículo, Gandhi: la resistencia civil
activa 2011, el citado autor abunda
en estos temas. Destacando, lo referente a la resistencia civil, ya que hay que
distinguir la activa, de la pasiva.
En la activa, son inaceptables conformismo y
resignación. Por tanto, organización y movilización son impulsadas por verdad y justicia, frente a opresión y abuso
de la autoridad, Destacan, por medios no violentos, tradicionalmente
desobediencia, y no cooperación; y en la actualidad, se agregan con más
frecuencia, denuncia, suspensión de actividades, movilización y hasta boicot.
Destacan a este respecto, los esfuerzos por
mejorar o crear un nuevo orden social, basado en libertades y derechos humanos
y sociales.
En palabras de Gandhi: “Para mí el
poder político no es un fin, sino uno de los medios de capacitar a la gente
para mejorar su condición en todos los aspectos de la vida…” (Polis vol.7 no.1 México ene. 2011)
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-23332011000100004
Mucho de qué hablar, sobre
acierto y error, hecho y pendiente.
Ante la posibilidad de padecer malos y peores gobiernos, se deben multiplicar
y ampliar los espacios de dialogo y debate, para que se haga presente, la
imprescindible participación y evaluación ciudadana y social; para considerar y
aplicar, propuestas y acciones pertinentes.
Participación ciudadana y social, verdadera y permanente, no solo
ocasional, cada tres o seis años, en
tiempo de elecciones.
Participación determinante. Sobre todo, ante contextos adversos,
de múltiples crisis y pandemia, cuando la realidad muestra que se va de mal en
peor.
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH