De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, el monto total por la cancelación del Aeropuerto de Texcoco fue de 331 mil 996 millones 517 mil pesos con 60 centavos, lo que representa un 232% más que el monto original. Un mundo de dinero comparado con los 100 mil millones de pesos que estimó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en tiempos de Javier Jiménez Espriú.
Como era de esperarse el Presidente López Obrador
descalificó a la ASF al manifestar que exageró sus estimaciones y que él tiene otros
datos que dará a conocer próximamente.
¿Cuándo? Próximamente. ¿Y cuándo es próximamente? Pues
próximamente. Ah, ora pues.
Para remachar lo dicho por el tabasqueño, el
Secretario de Hacienda Arturo Herrera, dijo que su dependencia revisó el
reporte de la ASF y encontró que cuando menos el 75% de lo reportado en
relación al NAIM es erróneo.
Con diferencia de pocas horas la ASF envió un
comunicado donde acepta que existen inconsistencias y está haciendo una revisión
exhaustiva, en particular en relación al costo de cancelación del Aeropuerto de
Texcoco. “Al momento se ha detectado ya que dicho monto es menor a lo estimado
inicialmente por una deficiencia metodológica”.
Mientras el analista financiero David Páramo pide que corran
al titular de la ASF David Colmenares, porque los errores que cometió en la
Cuenta Pública del 2019 son “inaceptables e inadmisibles”, el ex Auditor
Superior de la Federación, Juan Manuel Portal, dijo a Carlos Loret que a
Colmenares “lo doblaron” porque “Siempre hay errores, pero de ese tamaño lo veo
difícil… porque estaría dando muestra de que no está trabajando bien la ASF”.
En lo que son peras o manzanas, en la Cuenta Pública
del primer año de gobierno de López Obrador, hay señalamientos de desvío de
recursos y corrupción que ni son errores ni se pueden esconder, como el
Programa de los Servidores de la Nación que presentó inconsistencias por más de
560 millones de pesos, ya que no se sabe dónde están las personas que
recibieron esa cantidad. Tampoco están documentados mil millones de pesos que
serían destinados al pago de salarios.
En la Secretaría de Economía andan bailando (o ya
bailaron) más de 2 mil millones de pesos que se supone serían utilizados en
programas de Microcréditos para el Bienestar. Pero como el programa fue mal
diseñado no se sabe si ese dinero llegó a la población más vulnerable o se
atoró en algunos bolsillos.
También hay millonarias irregularidades en el Programa
Jóvenes Construyendo el Futuro y en la compra de medicamentos. Segalmex
(Seguridad Alimentaria Mexicana) recibió de la Federación 3 mil millones de
pesos para distribuir comida entre los más pobres y esos millones simplemente
se evaporaron.
Los 68 muertos que recibieron becas por 482 mil pesos
(que también documentó la ASF), son la nota de humor ácido que se viralizó en
las redes por encima del multimillonario fraude cometido en el primer año de
gobierno de López Obrador.
De que la Cuenta
Pública 2019 está mal presentada eso que ni qué. Que se debe empezar de cero
para aclarar bien a bien todo lo relacionado con el presupuesto de ese año, también.
Pero de que existen irregularidades de grueso calibre y palpables actos de
corrupción y latrocinio debidamente comprobados y documentados, de eso no hay
duda.
Y acá en la aldea
veracruzana el gobierno de Cuitláhuac García también está entrampado.
A diferencia del Orfis
cuya titular Delia González Cobos, ha buscado mil pretextos para no entregar la
Cuenta Pública del 2019 al Congreso local, la Auditoría Superior de la
Federación sí hizo su chamba y encontró, nada más para empezar, irregularidades
por 3 mil 115 millones de pesos en el presupuesto que manejó Cuitláhuac durante
el primer año de su gobierno.
Aunque el gobernador también
descalificó a la ASF al manifestar que ese año “hubo un buen manejo en las
finanzas”, dijo una falacia y él lo sabe. La información dada a conocer por la
ASF agrega que precisamente por malos manejos, el gobierno de Veracruz deberá
regresar a la Federación 2 mil 685 millones de pesos.
Reitero lector, si la
ASF ha resultado una nulidad (lo que es rarísimo porque sus auditores se
caracterizan por serios, capaces y confiables) y su titular David Colmenares debe
de irse ya. También es cierto que el gobierno de López Obrador, que iba a
barrer con la corrupción, está infestado de ella. Lo mismo el gobierno de su
alfil Cuitláhuac García del que nos dijo hasta la saciedad que es un tipo
honesto.
Pero ni Cuitláhuac es
honesto, como tampoco lo son la pandilla de sujetos que conforman la 4T. Las Cuentas
Públicas del 2019 están demostrando que son igual o peor de corruptos que los
anteriores ladrones.
En parte los comprendo;
antes de llegar al poder eran luchadores sociales que nunca habían tenido nada,
pero ya convertidos en funcionarios y al ver las arcas abiertas, se han
despachado con todo hasta atragantarse.