Urgente atender y cuidar, manejo de recursos públicos, de todo tipo y ámbito. Más allá de conceptos, cifras y montos, importante entender y saber de qué se trata.
Imprescindible
también, distinguir, denunciar y
sancionar a los malos y peores servidores públicos a cargo; así como, reconocer
y apoyar a los buenos y mejores, aunque sean pocos o excepcionales. Impulsar
austeridad, anticorrupción, eficiencia y
buena administración.
Desperdicio,
mal uso, saqueo y deuda crecen y se padecen,
por evidentes falta de seguimiento y control, denuncia y sanción; por
costosa fiscalización simuladora, conocida por sus pocos o nulos resultados; por obstaculizada o excluida, participación y evaluación ciudadana y social,
que sigue sin estar presente; y por la rara o negada aplicación de sanción
pertinente, a comprobada conducta indebida
o delictiva.
Presentes,
daños y pérdidas, limitaciones y
sacrificios, por simple demostración de los alcances de ineficiencia,
complicidad y corrupción. Los hechos hablan y repiten resultados. Números y
niveles alcanzados son muy preocupantes.
Se
asegura, incluso en tono ofensivo, que
en este y otros temas, los mexicanos no tenemos madre, ni vergüenza; y que
somos, más que irresponsables y dejados, somos cínicos y masoquistas.
Así.
Ante pasividad, desinterés, conformismo y resignación, ¿Tenemos los gobiernos
que nos merecemos?
Frente
a persistencia y aumento de ineficiencia
y delincuencia gubernamental; ante evolución y complicación de las formas de
corrupción y actividades delictivas, ¿qué se debe hacer y qué evitar?
Es
notorio que, complicidad y complacencia, se vuelven costumbre, se sistematizan
y hasta burocratizan.
Conocimiento
público y sabiduría popular son, a fin de cuentas, jueces implacables de la
conducta individual, social y
gubernamental. Innumerables dichos y sentencias persisten y se convierten en
expresiones culturales y en actitudes sociales.
Se
sabe que se gasta lo que no se tiene; se presumen subejercicios, para seguir
pidiendo prestado; se tienen finanzas sanas, con saldos negativos o en
retroceso; y se paga lo que se desvía o saquea.
¿Dónde
están los costosos y simuladores órganos e instituciones, sostenidos para combatir y excluir
ineficiencia, corrupción y delincuencia gubernamental?
¿Cuáles
son los resultados comprobables y evidentes que justifican la existencia de
contralorías, órganos superiores fiscalizadores, auditorias institucionales o
por contrato?
¿Qué
decir de las actitudes y comportamientos cómplices o complacientes, del dizque poder legislativo,
conocido responsable inmediato de autorización y ejercicio presupuestal?
Las
limitaciones, desgracias, sacrificios y retrocesos, tarde o temprano aparecen y
se hacen sentir.
En
la Historia de México, sobran referentes y razones. Lo mismo traficamos,
cedemos o concedemos bienes nacionales,
como los penosos casos, de la pérdida de amplios territorios; o mantenemos la
repetida y costosa disposición, de querer solucionarlo todo con más
endeudamiento, por costumbre, simplemente contraemos eternas deudas externas e
internas, ocasionando grandes sacrificios
y pérdidas a generaciones presentes y futuras, al seguir favoreciendo o beneficiando, a unos cuantos; o incluso, incrementamos el
conocido barril sin fondo, del gasto público sin seguimiento y control, ni
fiscalización y evaluación públicas.
Abundan
innumerables hechos de abuso, injusticia y hasta de actividades delictivas que, hasta la fecha, no solo no tienen
sanción o castigo, sino que se han convertido en populares ejemplos de
beneficio o prosperidad.
A
irresponsabilidad y desvergüenza, acompañan
desinterés y pasividad. Y la ignorancia se
ratifica como madre de la felicidad.
PARA
NO SEGUIR DE MAL EN PEOR.
Lo
mejor es empezar por el principio. Preguntar y comprobar cuál es la situación
actual, condiciones y características de las finanzas públicas; saber de sus
debilidades y riesgos, así como de sus oportunidades y fortalezas, para hacer
de inmediato lo que corresponda, así como prever lo necesario. Distinguir bueno
de malo, o peor.
Absurdo
y contraproducente, permanecer en la misma actitud y hasta asegurar que no hay
problemas, que se tienen finanzas sanas, que no pasa nada y que todo va a salir
bien.
Irresponsable
y necio, o destructivo y perverso, refugiarse en un lenguaje triunfalista de
fortaleza y grandeza presente y futura; y también perjudicial y
contraproducente, recurrir al lenguaje placebo, que en cierta forma admite
existencia de problemas, para asumir resignación y conformismo al expresar
buenos deseos, mejores intenciones y expectativas favorables.
Fundamental
empezar por erradicar opacidad y fomentar
el acceso actualizado y sistemático de la información pertinente,
la puntual rendición de cuentas, y la
fiscalización pública, correspondientes.
Exigir
siempre, responsabilidades y la aplicación de
leyes, para reconocer y fomentar buen desempeño; o para señalar,
detener, denunciar y sancionar ineficiencia y delincuencia gubernamental.
LO
FISCAL.
Nacional
e internacionalmente, las crisis
económicas persisten y se prolongan, ante
situaciones y contextos, más inestables, inciertos y complicados. Mismos
que reclaman con urgencia y efectividad, más participación y evaluación
ciudadana y social.
Los
efectos pandémicos y de problemas de salud pública agudizan afectaciones,
padecimientos y sacrificios, obligando a las instituciones y aparatos gubernamentales a tomar de inmediato,
más y mejores medidas. Mismas que se desarrollan en contextos y condiciones
donde prevalece la desigualdad económica y social. Pobreza y
hambre presentes y crecientes.
Importante insistir en reactivación y recuperación, aprovechando las diferentes formas del
financiamiento del desarrollo pertinente, disponible y sostenible
Importante
actualizar información, ideas y propuestas al respecto. Recomendables lecturas
como , el Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe 2021, de la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (CEPAL), en donde se plantean y analizan situación,
oportunidades y retos de la política fiscal en la región.
No hay
duda que la reacción frente a las crisis económicas y de finanzas públicas,
presentes e inmediatas, exigen fortalecer la capacidad fiscal de los gobiernos
de la región, para sostener gasto e inversión públicos, impulso al crecimiento
y fuentes de empleo, así como eliminación de injusticias y desigualdades
extremas.
En
todo caso, también oportunas y
convenientes, las reflexiones y cuestionamientos al respecto. Como los de Edna
Jaime.
“Los gobiernos han hecho con nuestro dinero lo que se les ha dado la gana Antes
de que busquen abrir nuestros bolsillos para sacar más con una reforma fiscal,
exijamos reformas a la institucionalidad del gasto para garantizar que los
recursos generan valor” (EL
FINNACIERO.230421)
Seguiremos.
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH