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A nadie conviene un México dividido y fracturado
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Debemos conocer a los diferentes candidatos
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No es lícito comprometer el voto por presión
económica
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Terminó este domingo
11 de abril, la temporada vacacional de Semana Santa, por lo que todos los
obispos de la diócesis del Estado de Veracruz dieron a conocer un comunicado
donde analizan la situación actual y futura, ya que como es sabido las campañas
electorales continúan para elegir presidentes municipales, diputados locales y
federales, por lo que también hicieron algunas recomendaciones a los
feligreses.
El mensaje de los
obispos está firmado por Hipólito Reyes Larios, Arzobispo de Xalapa; José
Trinidad Zapata Ortiz, Obispo de Papantla; Carlos Briseño Arch, Obispo de
Veracruz; Eduardo Carmona Ortega, Obispo de Córdoba; Eduardo Cervantes Merino, Obispo
de Orizaba y Juan Navarro Castellanos, Obispo Administrador Apostólico de
Tuxpan.
En el documento que
se analizan los problemas y la situación actual, en la entidad y el país, los
obispos invitan a la reflexión de los feligreses ante las próximas elecciones y
afirman:
Como a la primera
comunidad cristiana, nos envuelve el desconcierto marcado por el dolor, la
tristeza y la confusión ante los variados acontecimientos de nuestro entorno.
Hoy la realidad que
vivimos ante la crisis de la epidemia del COVID-19 con sus repercusiones en la
familia, en las relaciones sociales, en la economía, en la política, en la
educación y en la vida de fe, nos provoca miedo, incertidumbre y desesperanza.
Ante este desafío los animamos a vencer el virus del egoísmo y la indiferencia,
con la fuerza de la fe y la caridad.
Como pastores
compartimos las penas y las tristezas, así como las alegrías y las esperanzas
de todos, pues como pueblo de Dios vamos en la misma barca y todos dependemos
de todos.
Los rasgos de la
realidad socio-eclesial actual, nos coloca ante un ambiente con serios
problemas que vienen alterando la vida de nuestras comunidades.
La violencia con sus
múltiples manifestaciones sigue causando sufrimiento, tristeza e impotencia.
La delincuencia se
sigue manifestando en los robos, las extorsiones, los secuestros, las variadas
formas de violencia contra la mujer y la trata de personas.
La crisis sanitaria, causada principalmente
por el Covid-19, sigue afectando la vida de todos con consecuencias graves en
la relación personal y comunitaria, dando como resultado el aislamiento y la
soledad en muchas personas y familias, además de las penosas heridas en aquellos
que han sufrido el contagio o han perdido algún familiar.
El desempleo y la
crisis económica han llevado al crecimiento en el número de pobres, causando
serios estragos familiares y sociales.
No podemos ser
indiferentes ante el fenómeno migratorio y el mal trato que se les da a los
hermanos migrantes que atraviesan gran parte de nuestro territorio veracruzano.
Con tristeza constatamos el descuido creciente en todo lo que tiene que ver con
el medio ambiente y el cambio climático, pues hemos olvidado que sólo somos
custodios y administradores de la tierra; además, advertimos un desarrollo
limitado para favorecer energías limpias y una ausencia de acciones, que
detengan la deforestación de nuestros bosques, tanto tropicales como de las
montañas del Cofre de Perote y Pico de Orizaba.
En esto todos nos
tenemos que empeñar hoy, pues a nadie conviene un México dividido y fracturado
por temas, que exigen un debate social, ordenado, paciente, respetuoso y bien
fundamentado.
Ante la próxima
jornada electoral del 6 de junio, reconocida como "la elección más grande
en la historia de México", por la cantidad de cargos que se renovarán en
todo el territorio nacional y la nutrida participación ciudadana que se espera,
los animamos a participar con entusiasmo, discernimiento e inteligencia.
De manera particular
debemos seguir buscando el bien de nuestro País, sobre todo fortaleciendo el
camino de una verdadera democracia. De hecho, ya se han dado pasos importantes
en esta conciencia y participación en los últimos años, pero falta todavía
mucho por hacer para que sea un compromiso real de la mayoría. Tomar parte en
la vida y las decisiones de nuestra sociedad es un derecho y un deber que todos
estamos llamados a cumplir conscientemente, de modo responsable y buscando el
bien común. De manera especial se debe promover la participación de los fieles
cristianos laicos, llamados a ser un factor en la construcción del entorno
social.
A la luz de lo
anterior, queremos recordarles algunos puntos que consideramos importantes para
que el próximo proceso electoral, sea realizado de manera adecuada para el bien
de todos:
1.- Debemos
informarnos y conocer a los diferentes candidatos, sus propuestas, los
principios que los motivan y las plataformas que los respaldan; así como, sus
convicciones y estilo de trabajo, sus cualidades personales y los resultados
que ha dejado su trayectoria política o ciudadana en el pasado, lo mismo que su
conocimiento y capacidad para desempeñar el cargo al que se postulan.
2.- Para decidir el
voto es importante realizar un discernimiento serio. Se trata de pensar muy
bien cuál opción puede propiciar el mayor bien posible, sobre todo la que lleve
a tener acceso a la paz, la seguridad, la confianza, la justicia, al respeto de
los derechos humanos y la solidaridad real con los más pobres y necesitados,
así como leyes que favorezcan el bien común. Esto vale para la persona del
candidato y el partido político que lo propone.
3.- Votar en forma
libre, responsable y bien razonada. No dejarse convencer por ningún tipo de
coacciones o chantajes. No es lícito comprometer el voto por las variadas
formas de presión económica.
4.- Recordemos que
necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un
replanteo integral, incorporando un diálogo interdisciplinario ante los
diversos aspectos de la crisis; una sana política, capaz de reformar las
instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas, que permitan
superar presiones e inercias viciosas.
5.- Nuestro voto
habrá de colaborar en la construcción de una política puesta al servicio del
verdadero bien común. Nuestra participación ha de tener la intención de avanzar
hacia un orden social y político cuya alma es la caridad social porque busca el
bien común.
6.- Dar seguimiento
a las políticas y programas con las que la autoridad, una vez legítimamente
constituida, buscará cumplirle a la sociedad, que para estos fines la eligió.
Tengamos muy en cuenta que la participación ciudadana no se agota en las urnas,
sino que se da antes, durante y después del voto.
7.- El próximo
proceso electoral nos coloca ante una gran oportunidad para abonar a favor de
la democracia. Es fundamental el compromiso de todos para participar
activamente, y de esa forma ir superando el abstencionismo que no permite
crecer y fortalecer una democracia completa. El modo de transformar la realidad
se realiza con la participación consciente libre y responsable de los
ciudadanos.
Queremos recordar lo
que hemos dicho en mensajes anteriores sobre este tema: Los ministros de la
Iglesia, estamos llamados a animar la participación responsable en la
democracia desde nuestros valores cristianos.
Los sacerdotes saben
que nuestra mejor aportación a la democracia es hacer conciencia en nuestros
fieles de sus derechos y deberes ciudadanos. Como pastores, estamos llamados a
ser factores de unidad y de comunión, de reconciliación y de paz; por lo que no
es nuestro papel hablar en favor o en contra de ningún candidato o partido
político en particular. Hemos de respetar la libertad de los fieles laicos en sus
opciones políticas, dentro de un pluralismo de partidos. Los animamos a
promover talleres de participación ciudadana a favor del voto libre y
responsable.
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