Ante las importantes elecciones a realizar este 2021, empecemos por la inocultable e imparable pregunta: ¿es la Universidad Pública democrática?
Estamos
inmersos en un amplio proceso electoral, en donde todo ciudadano es factor de
decisión; esto es, millones y millones de personas tienen y ejercen libertades, derechos y obligaciones, para
elegir y ser electo.
En
dichas elecciones, se eligen diferentes cargos o representaciones (diputados
federales y locales, presidencias municipales y sus cabildos), sujetos a
renovación en plazos determinados. ¿Qué sucede en la Universidad?
En
Veracruz, casi 6 millones eligen democráticamente, cuando menos, 1,124 cargos públicos.
¿Y
los casi 75 mil universitarios, participan en el cambio de autoridad de la
Universidad Veracruzana?
SENTIDO
Y ALCANCE.
En
principio, es importante advertir y distinguir que la Democracia no es solo
elegir. No es únicamente votar y expresar decisión. Imprescindible
entender, establecer y aprovechar lo que la Democracia es y puede ser.
Así, por ejemplo, para identificar su presencia
y evolución, se construyen y utilizan, formulas, o índices, que profesionales y expertos construyen y
utilizan, a partir de indicadores obtenidos de fuentes confiables, para definir
importantes aspectos o categorías, como
las de: garantizar y fortalecer libertades y derechos ciudadanos; realizar y
consolidar procesos electorales y pluralismo; sostener funcionamiento y fiscalización del
gobierno; fortalecer participación y
evaluación política y social
permanentes; y, apoyar afianzamiento y expansión de la cultura política.
(Democracy Index 2020. The Economist Inteligence Unit)
Así,
es posible constatar, que pocas son las instituciones, en las que se habla tan
amplia, intensa y abiertamente de la Democracia, como en las Universidades
Públicas; aunque a su vez, paradójicamente, se puede comprobar que solo es, en
algunas de ellas, donde se le observa y pone en práctica, o se vive y aplica.
En otras, no es así, se alega y sostiene que saber, conocer y ser capaz no es
un atributo de las mayorías.
Podría
decirse que algunas instituciones públicas de educación superior lo intentan; y
otras, adoptan y adaptan, sistemas y estructuras de organización y trabajo, que incorporan algunos aspectos de democratización de su estructura
y funcionamiento. Sin duda todo un reto imposible de ocultar o posponer.
En
todo caso, se estaca y defiende su autonomía, como punto de partida,
característica y definición central.
Entendiéndose
en esencia, que su administración y gobierno depende de los mismos
universitarios; que se garantiza respeto y apoyo, de sociedad y gobierno, al
ejercicio de sus libertades y derechos,
tanto en la difusión y asimilación de ideas y conocimientos, como en la exploración e investigación; y que en su
operación y desarrollo, se facilita o
permite, existencia y funcionamiento de aspectos y características
de la Democracia.
En
efecto, son pocos los espacios, de coexistencia de teoría y práctica, donde se aplica lo que se
dice o analiza, estudia e investiga, un sinnúmero de conceptos y aspectos, de la democracia. Lo mismo se defiende o
cuestiona, que se aprueba o critica, se dialoga o debate, sobre pasado, presente y futuro de esta
importante y actual forma de organización
gubernamental y representación pública. ¿Democracia hacia el interior de la Universidad, en
verdad, se aplica y pone en práctica?
Hasta hoy, la Democracia está presente y avanza, desplaza a otras de formas de gobernar, como autoritarismo, discrecionalidad,
ocurrencias, concentración de poder y, en general, las formas típicas del uso y
abuso gubernamental, para beneficio y ventaja de unos cuantos. En esencia, indispensable
participar y evaluar siempre, todo asunto oficial, interés social o bien
público.
Bajo el principio universal de que quien gobierna, por
elección o designación, es antes que
todo, servidor público, no dueño, amo,
patrón, concesionario o propietario del poder y representación públicos.
Servidores que deben servir, en el amplio sentido de la
palabra, y no servirse, ni aprovechar la confianza y credibilidad que se les
otorga.
DEMOCRACIA Y
UNIVERSIDAD, HOY.
Participación y evaluación
verdaderas, no simuladas, que faciliten y permitan fortalecer actitud y
capacidad, frente a la realidad. Toda Universidad debe pasar a la determinación
de temas y objetivos de reacción o previsión, de presente o futuro.
Considerando siempre, oportunidades y recursos disponibles; así como, alcances
e importancia del sistema conceptual
utilizados; así como beneficios y
limitaciones de la metodología aplicada en su proceso democratizador.
Al asociar Democracia con Universidad
Pública, empezar por determinar y clasificar su situación, condiciones y resultados
alcanzados, para la revisión,
reinterpretación y reinvención. ¿Ante la nueva realidad, hacia donde orientar
la Universidad?
Considerar siempre,
razones y condiciones propias de la existencia de cada institución; y, el por
qué y para qué se realiza el esfuerzo democratizador. Evitar, confundir o tergiversar, las características
del o los problemas analizados.
Esencial, mantener unidad y coherencia de las diversas
actividades universitarias, que conforman su proceso democratizador.
Reconocer existencia y afectaciones de los problemas, es el primer paso para enfrentarlos y
solucionarlos. Las discusiones conceptuales, metodológicas y otros aspectos
teóricos y de aplicación misma, serán más valorados o apreciados, por sus
aportaciones y resultados.
Cada
Universidad debe ubicar los retos, en su correspondiente espacio y tiempo,
teniendo siempre presentes aciertos y errores, oportunidades y propuestas.
Conveniente tener en
cuenta, valiosas aportaciones. La educación a
lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir
juntos, aprender a ser. Y también, en fomentar los siete saberes para la
educación del futuro, esto es: enfrentar las cegueras del conocimiento: el
error y la ilusión; alimentar los
principios de un conocimiento pertinente; enseñar la condición humana; enseñar
la identidad terrenal; enfrentar las
incertidumbres; enseñar la comprensión;
y cultivar la ética del género humano. Y más, mucho más aportaciones que hay
que considerar tanto para el debate, como para la teoría educativa.
Se debe intentar, en participación libre y abierta, provocar, generar y aprovechar una
interactividad abierta, crítica y propositiva. Impedir el uso y abuso de
complicidad, encubrimiento y simulación. Imprescindible evaluación estricta,
real e independiente para reconocer logros y señalar errores y pendientes.
Es la hora de la Universidad Veracruzana…continuaremos.
. -Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH