Todo comenzó en la mañanera de este lunes cuando el presidente López Obrador dijo que le dio mucho coraje ver en el puerto de Veracruz “un edificio altísimo” cerca de la parte histórica de la ciudad. “Eso no se debió autorizar y ojalá y se remedie y se rebane… legalmente. ¿Cómo dan permiso para eso? ¿Y el patrimonio histórico?”.
Y comenzó el jaleo.
Por la tarde el alcalde Fernando Yunes Márquez respondió
que el edificio que se construye detrás del Faro “Venustiano Carranza” (que fue
al que se refirió López Obrador) cuenta con los permisos federales y del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) desde la pasada
administración municipal.
Pero mintió. El INAH no dio su autorización entre
otras cosas porque el edificio no está dentro del perímetro del Centro
Histórico y no es de su competencia. Lo que sí hizo en febrero del 2020, fue
pedir tanto al alcalde como al gobernador Cuitláhuac García frenar la
construcción, “hasta contar con un análisis del impacto de esas alturas y
volúmenes constructivos en el entorno”, pero ninguno de los dos hizo caso y la
obra continuó.
Ahora que López Obrador dijo que había que rebanar la
estructura, el INAH reafirmó que aunque eso no es de su competencia está en
contra de su construcción y le entró al arguende: “Compartimos el punto de
vista del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de
buscar las vías para detener y corregir esa construcción inadecuada y
aparatosa.
“Desde el INAH, en diversas ocasiones se ha
manifestado y ahora se reitera, el rechazo por la afectación del paisaje urbano
del histórico Puerto de Veracruz, dado que la altura y volumetría de ese
edificio implican una afectación grave al contexto histórico-arquitectónico
inmediato y, en particular, al Faro de Venustiano Carranza, edificación de gran
valor patrimonial, que sirve como hito referencial para identificar el paisaje
y la singularidad del puerto”.
Para no quedarse atrás el gobernador Cuitláhuac
García, también metió su cuchara al manifestar que pedirá una explicación al
Ayuntamiento jarocho. “Desde la última visita del Presidente me hizo saber, que
se revisara, únicamente que se revisara si (la edificación) cumplía con toda la
normatividad y yo pedí a nuestras instancias que pudieran tener competencia que
revisaran y que hicieran el exhorto a que ya no se excedieran”.
Pero es evidente que “las instancias que pudieran
tener competencia” no hicieron su chamba.
“Siempre se ve el Faro desde muy lejos, es algo que
distingue a Veracruz y ahora en cierta perspectiva ya no se va a ver”, dijo Cuitláhuac
y tiene razón. La verdad es que la edificación desentona con el entorno y
demerita la apreciación del Faro. Y aunque no está dentro del perímetro del
Centro Histórico nunca se debió construir ahí, pero la bronca es que ya lleva
más del 70 por ciento de avance.
¿Y ora?
Pues quién sabe, pero el Presidente siguió atizando
desde la mañanera: “Ahí en el Faro, donde estuvo el gobierno de Juárez, donde
estuvo el gobierno de Carranza, ahí se dieron a conocer las Leyes de Reforma,
ahí se dio a conocer la Ley Agraria de 1915, bueno, cuatro veces heroico puerto
de Veracruz, ahí se expulsó a los últimos españoles que no aceptaban la
independencia, ahí luchó el pueblo contra la invasión extranjera”.
¿Qué va a pasar con esa Torre que de la noche a la
mañana se ha convertido en el edificio en construcción más famoso de México?
De entrada no faltará un juez que la clausure, la
constructora se va a defender y promoverá amparos, a esos amparos vendrán las
suspensiones y así se la van a llevar por los tres años que le restan al
gobierno de López Obrador.
Mientras esté parada la obra cientos de trabajadores
dejarán de percibir sus ingresos al igual que los proveedores y la constructora
perderá millones de pesos.
¿En realidad le preocupa a Andrés Manuel el patrimonio
histórico de Veracruz? No hombre, qué va.
Hay quienes aseguran que todo este irigote se armó
porque Ricardo Exsome, candidato de Morena y del propio Andrés Manuel, perdió
en las urnas la alcaldía del puerto jarocho ante la nuera de su odiado enemigo
Miguel Ángel Yunes Linares. Y su rechazo por la Torre en construcción es una
manera de jorobarle la existencia al choleño y su familia porque retuvieron una
preciada joya que quería para él y la 4T.
Basados en esa premisa, si Ricardo Ahued hubiera
perdido en Xalapa, el tabasqueño se habría ido contra la Torre JV, único
rascacielos que tiene la chaparrita ciudad, con el pretexto de que tanta altura
sobaja la dignidad de los más pobres.
Si quiere que en efecto se “rebane” la construcción (que
insisto, no debe estar donde se encuentra) y para que la cosa sea pareja, debería
pedir que rebanen también el Tren Maya que está destruyendo cientos de
hectáreas de bosque y desapareciendo para siempre la fauna en aquella zona. Y
que rebanen la inútil refinería de Dos Bocas porque parafraseándolo a él mismo:
Eso no se debió autorizar ¿cómo dan permiso para hacer eso?