La madrugada del 1 de enero de 1959 un grupo de
jóvenes desaliñados, barbudos y bien armados seguidos por cientos de
partidarios, llegaron hasta el centro de la Habana y le echaron a perder la
fiesta de Año Nuevo al dictador Fulgencio Batista que meses antes los había tachado
de “mozalbetes soñadores e ilusos”.
Horas después huía de Cuba donde fue dictador por
siete años (de 1952 a 1959). Y a partir de entonces se instauró otra dictadura
que nomás ha durado 62 años.
Desde su llegada al poder Fidel Castro priorizó el
trabajo, la educación, el deporte y la salud para sus gobernados, aunque
siempre se le dificultó alimentarlos a todos. Con ayuda de la URSS y sus
satélites Cuba se convirtió en un pueblo modelo para los países de la región;
un pueblo al que el embargo comercial promovido por Estados Unidos le pelaba los
dientes… aparentemente.
Los problemas comenzaron en 1989 cuando cayó el Muro
de Berlín y se agudizaron en diciembre de 1991 cuando se disolvió la URSS y se
desintegró el bloque soviético. Desde entonces escasea todo en Cuba, más que
cuando recibía apoyo de los países socialistas.
En todos esos años las tímidas protestas por más
libertades, apertura democrática y alimentos fueron brutalmente aplastadas y
sus líderes encarcelados.
Fidel cedió el poder a su hermano Raúl el 24 de
febrero de 2008 (murió el 26 de noviembre del 2016). Raúl cedió la presidencia a
Miguel Díaz-Canel el 10 de octubre del 2019 aunque no ha soltado ni un ápice el
poder a sus 90 años.
Y las cosas en Cuba no han cambiado.
Desde el 2009 los cubanos tienen Internet
(restringido) y celulares (restringidos) impensables en los tiempos de Fidel,
pero lo que ya no soportan es la crónica escasez.
La pandemia de coronavirus ha sumido a la isla en su
peor crisis económica en 30 años. Igual
que hace décadas, cada día los cubanos esperan horas en largas filas para
conseguir comida, pero cada día la escasez de alimentos es más aguda.
La tercera ola de la pandemia les está pegando duro y
la falta de medicamentos hizo estallar la paciencia. Al descontento siguieron
las protestas y este domingo se prendió la mecha.
El diario El País fue de los primeros en dar a conocer
que algo estaba sucediendo en Cuba. “Dos manifestaciones en ciudades al sureste
de La Habana, San Antonio de los Baños y Palma Soriano, han revelado el hastío
de los cubanos frente a la crisis sanitaria por el coronavirus, la escasez de
alimentos y medicinas y los apagones de luz que se han reportado en algunas de
las regiones más humildes en los últimos días.
“De acuerdo con el testimonio de periodistas locales,
videos e imágenes difundidos en redes sociales, cientos de cubanos salieron a
las calles este domingo hacia el mediodía al grito de ‘Libertad, libertad’ y
‘Abajo la dictadura’ en ambos municipios, y rápidamente circuló el rumor de que
otros pueblos del interior empezaban a sumarse a la protesta” dijo el diario español
en su portal de noticias a las 14:06 horas tiempo de México.
Creyendo que la protesta era solo en San Antonio de
los Baños donde se encontraba, Díaz-Canel dijo casi paternalista: “Unas personas
se agruparon en uno de los parques más céntricos para reclamar, incluso se
unieron personas revolucionarias que pueden estar confundidas por la
desinformación que hay en las redes sociales”.
Pero dos horas después, cuando las manifestaciones
habían llegado al centro de la Habana, endureció su discurso e invitó a sus
partidarios “a salir a las calles listos para el combate”. En lugar de
disminuir, las protestas se extendieron a Guira de Melena y Alquízar en la
provincia de Artemisa, además en Palma de Soriano en la provincia de Santiago. Todas
pacíficas y todas con la consigna: “Libertad Libertad” “Abajo la dictadura”.
Conforme transcurrieron las horas de este domingo las
manifestaciones crecían en un hecho inédito en Cuba que por lo mismo, es hoy
nota destacada en la mayoría de los diarios del mundo.
¿Qué va a pasar? Es difícil saberlo pero una cosa es
cierta, el calambrazo a Raúl Castro y a Díaz-Canel no se los quita nadie. Como
puede que los policías y soldados sofoquen a los insurrectos a punta de
macanazos y detenciones, puede que la inconformidad escale y no se detenga hasta
que el dictador y su títere salgan de la isla.
Si esto último persiste habrá sangre, dolor y lágrimas
porque los dictadores acostumbran dejar un reguero de muertos antes de
marcharse.
Esa es invariablemente la última de sus infames gracejadas.