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lunes, 23 de agosto de 2021

Quién no será Arzobispo


La Iglesia Católica tiene sus métodos que, con sus variantes de intensidad que le imprime cada Papa, aplica a la hora de seleccionar a obispos y arzobispos.

En toda organización a la hora que el jefe debe tomar una decisión importante y hacer una designación, los involucrados directa e indirectamente se mueven.

Y aunque la institución religiosa habla de un elemento divino, silencioso y espiritual, el factor humano, que envuelve a esa institución milenaria, es determinante.

Como los césares romanos, los clérigos católicos deberían llevar, a su lado, un auriga recordándoles que solo son simples mortales y que no deben dejarse llevar por la tentación de la gloria, la fama y los honores.

En los partidos políticos, cuando eligen a sus candidatos, entre más posibilidades hay de ganar la plaza, mayores son los deseos de poder y vanagloria de los aspirantes, de ahí que se desaten intrigas, golpes y hasta crímenes. Dice el refrán popular: ¿no sabes quién es tu padre?, postúlate de candidato.

Y la Arquidiócesis de Xalapa es importante en el plano religioso, porque quien la preside tiene autoridad jerárquica sobre los obispos de toda la entidad veracruzana, a saber, Veracruz, San Andrés Tuxtla, Córdoba, Orizaba, Tuxpan y Papantla, cuya cabecera se encuentra en Teziutlán, Puebla.

En fin, ¿qué hace la Iglesia Católica ante una sede vacante, como es el caso de Xalapa por el fallecimiento de monseñor Hipólito Reyes Larios? Habría varias respuestas a eso, una de ellas es organizar una consulta especializada.

Ese método, que no es propiamente una consulta a mano alzada, busca opiniones de calidad. Se sabe que la feligresía más importante tiene voz, pero también sacerdotes de la demarcación, religiosas y sobre todo obispos de la región.

En otras épocas, no muy lejanas, estos cotos de poder se los peleaban grupos de la jerarquía eclesiástica de Monterrey y Guadalajara. Si ellos palomeaban, se dice, Roma atendía el mensaje.

En Xalapa han existido sacerdotes de gran relevancia, verdaderas autoridades teológicas, que quisieron ser tomados en cuenta y, se afirma, sus dotes intelectuales y de carisma les hubieran permitido escalar en la pirámide muy vertical del gobierno católico, pero les han encontrado detalles o les han puesto obstáculos para no llegar a la palomeada final. Además, dicho sea de paso, las grillas, como en todo grupo humano, están a la orden del día, así como la inercia de creer que el clero de la Arquidiócesis de Xalapa, por ser una demarcación de mayor jerarquía, está por encima de las otras diócesis veracruzanas.

La Iglesia tiene sus restricciones muy severas y aunque puede tolerar algunas cosas, es a cambio de que sean más o menos secretas.

Una de ellas tiene que ver con que no se haya guardado el celibato y, peor aún, que se tenga descendencia. Ese tema ha sido impedimento para que varios sacerdotes, según nos cuentan, llegaran a un obispado veracruzano.

También está el factor de la homosexualidad, que es aún tema muy especial. Se afirma que, en la Iglesia, quienes forman parte de ese grupo, se respaldan para escalar juntos y encontrar posiciones en la jerarquía.

Y aunque el Vaticano ha sido cada vez más severo en el tratamiento de este tema, como también en su política de cero tolerancia a la pederastia, es un factor que cuenta a la hora de tomar decisiones.

Así es que, para estos casos, ni religiosos con familia ni homosexuales. Así son las reglas no escritas, aunque a veces las consultas fallan, pues la Iglesia peregrina entre los vaivenes de lo humano o, como se comenta que decía el cardenal Sergio Obeso Rivera, cubierta algunas veces por el polvo del camino.

La Iglesia Católica de esta demarcación tiene un gran reto, llenar la silla episcopal de los dos últimos obispos que, con sus pros y sus contras, tuvieron una gran estatura.

La moneda está en el aire y ya veremos qué decisión toma El Vaticano para el destino de esta iglesia particular con sede en la capital veracruzana.