Los seguidores del presidente Andrés Manuel López Obrador son mayoría y por convicción u obligación votarán por no revocarle el mandato. Millones de mexicanos perciben apoyos económicos y se sienten agradecidos.
Los convencerán o movilizarán
para el día de la consulta. Es excelente noticia para los de la 4-T y pésima para quienes repudian a AMLO. El
país se ha dividido en partes más o menos iguales con ligera ventaja para los
obradoristas.
Sus simpatizantes no le ven errores, sólo aciertos. No
importa si crecen la inseguridad, el desempleo y la pobreza. Si aumenta el
número de contagiados y muertos por la pandemia. Si faltan medicamentos para
niños con cáncer y otros enfermos.
A fines del siglo pasado se multiplicaron las famosas
pirámides. Una o varias personas organizaban tandas ofreciendo elevadas ganancias
y sólo los primeros apuntados recibían el dinero prometido, lo cual servía como
gancho. Los demás perdían lo invertido.
Miles de incautos cayeron en la trampa de unos cuantos
vivales. Hoy no es exactamente lo mismo pero un día no alcanzará el presupuesto
para las pensiones de adultos mayores y otros estímulos, porque el campo no
produce, los empresarios no crean fuentes de empleo y el gobierno terminará por
no recaudar impuestos suficientes y se quedará sin fondos e imposibilitado para
otorgar los apoyos.
Mientras ello sucede se celebrará la consulta para la revocación
de mandato y los más votarán por la permanencia del presidente repartidor de
obsequios económicos entre los pobres, lo cual sería plausible si no fuera
porque pronto pueden agotarse las reservas y no habría más dinero para regalar.
Nadie en su sano juicio se opondría a la ayuda para las
familias más necesitadas. Sin embargo, la solución no es la distribución de
dádivas, sino la generación de riqueza. De lo contrario, cuando se acaben los
recursos económicos, nos hundiremos todos en la miseria.
Cuando voté por Andrés Manuel López Obrador –como también millones
de mexicanos--, suponía que de veras combatiría la corrupción y habría honestidad
en el gobierno. La corrupción continúa como antes o peor y en muchos rubros no hemos
mejorado, sino retrocedido.
Se equivocan quienes presumen que AMLO perderá la consulta de
revocación de mandato y se retirará a su rancho de sugestivo nombre. Además,
acaso con el aval del PRI o de otros partidos aparentemente opositores,
reformará la Constitución a su conveniencia… para bien o para mal de México.