No se necesita ser ingeniero civil para saber que la carretera de Alto Lucero (tramo Ojo Zarco-El Madroño) fue hecha con las patas. Basta ver el socavón para darnos cuenta que se pasó por alto el indispensable estudio de suelo. Simplemente echaron el pavimento sobre la tierra medianamente apisonada y vámonos. Ahí está su carretera; ahora que venga el gobernador a inaugurarla.
Y el gobernador Cuitláhuac García la presumió en un video
donde aparece vestido de vaquero antes de ordeñar, acompañado del secretario de
la SIOP, Elio Hernández Gutiérrez y la diputada federal Claudia Tello, que
sirvieron de floreros móviles. Esto es, no dijeron ni pio pero lo acompañaron
en el recorrido por la obra.
“Vamos a seguir transformando Veracruz… Es el gran
compromiso de la transformación y me da gusto que en esta región, en estas
comunidades, pues vean la calidad de carretera que ya hizo la Cuarta Transformación”,
dijo.
Y en efecto, quienes la transitan ya se dieron cuenta
de su calidad porque se cayó. Fueron aproximadamente 15 metros de pavimento los
que se quebraron como el cristal y quedó al descubierto un socavón.
Pero como en la 4T para todo hay justificantes, el propio
Cuitláhuac dijo que la fractura no se debió a la mala calidad de la obra sino
por la cantidad de lluvia que se ha dejado venir. Ah vaya. “Es un deslave, esto
sucede en todos lados”.
Si fuera por las lluvias, todas las carreteras
estarían quebradas. Y no fue un deslave, fue una enorme fractura debido a que
bajo el pavimento y el piso mal apisonado hay un hoyanco de consideración. Es
decir, ese tramo estaba condenado a venirse abajo con lluvia o con sol.
Y eso no sucede en todos lados, sólo en lugares donde
las cosas se hacen mal.
Como mal está la repartición de los apoyos a los
damnificados por el huracán Grace. En Álamo más de 200 familias de las colonias
Santa Cruz, Pantepec, Luis Donaldo Colosio y Miguel Alemán quedaron fuera del
censo. Y lo mismo sucedió con más de 150 del Totonacapan.
Los 35 mil pesos de ayuda ya se dispersaron pero no
alcanzaron para todas las familias, incluso las censadas. Ya viene otra remesa,
dicen, pero en el camino se quedarán cientos de miles de pesos que no llegarán
a su destino.
Al destacar que la Fiscalía General del Estado está
haciendo un excelente trabajo, el gobernador volvió a tocar el mismo sonsonete:
“No se permitirán agresiones contra mujeres. Quien lo haga enfrentará
consecuencias penales. Queremos dejar muy claro que ya se acabó la impunidad”. ¿Otra
vez se acabó? Ora pues.
Feliz estaba porque la señora Fiscal Verónica
Hernández Giadáns logró aprehender a dos sujetos acusados de violencia
feminicida. Cuando lo cierto es que uno se entregó y faltan 200 por detener.
Los presidentes municipales ya se van dejando una
deuda de más de 4 mil millones de pesos en conjunto hasta el 2019, pero para
cuando se contabilice el 2021 de seguro superará los 7 mil millones. Eso sin
contar lo que han robado.
De acuerdo con el Orfis, el 80% de los 212 alcaldes y
alcaldesas pueden ser llevados a juicio por varios delitos. Pero uno no se
explica cómo si se van con las alforjas bien cargadas y sabiendo como saben que
saldrán por el portón de la impunidad.
La violencia y la inseguridad continúan desmedidas y
resulta hasta ocioso seguir denunciando más homicidios dolosos, más feminicidios
y más secuestros que el mes anterior.
A veces la impotencia es tanta lector, que uno
desearía que todos los problemas de Veracruz se circunscribieran sólo a una
carretera mal diseñada, mal planeada y pésimamente ejecutada.