FOTOS DE BULMARO BAZALDUA BALDO
Quiero iniciar mi participación con la siguiente reflexión,
que se desprende de algunas definiciones de lo que es el periodismo:
El escritor y periodista argentino Tomás Eloy Martínez afirmaba que el periodismo no
es un circo para exhibirse, sino un instrumento para pensar, para crear, para
ayudar al hombre en su eterno combate por una vida más digna y menos injusta.
Vicente Leñero,
escritor y periodista mexicano, por su parte decía que el periodismo no está llamado a resolver las crisis, está llamado a
decirlas, a registrar su peso, a gritar qué se esconde, qué se oculta o simula,
cómo duele la llaga, por qué y cómo y a qué horas, desde cuándo y por qué se
manifiesta el yugo que oprime nuestra vida social.
Una definición más clásica, la
del libertador de América Simón Bolívar, expone que un periódico bien conducido
y con una información importante es un centinela contra todo extremo u omisión
culpable y es al mismo tiempo un catecismo de moral y virtudes públicas que
mejora la condición del pueblo, instruye y forma las generaciones venideras.
Palabras más
palabras menos, nos hemos acostumbrado a asumir el periodismo como un ejercicio
de denuncia, que pone el acento en los yerros y excesos de las figuras
públicas, sean estas gobernantes, empresarios, artistas, deportistas o quien
quiera que tenga una figura relevante dentro de la sociedad.
Dicho lo
anterior y después de leer “La Magia, Orizaba” editado por el Grupo de los 10
reflexiono… ¡qué rayos pasó aquí!
Quien quiera
que se asome a esta compilación de crónicas de este selecto grupo de colegas y
maestros del periodismo, muchos de ellos premiados con sendos galardones
nacionales y todos ellos dueños de las plumas más críticas y severas del
acontecer local y nacional, encontraría una disociación de los conceptos
tradicionales del periodismo y la catarata de reconocimientos y elogios que
quienes escribieron para esta compilación dejaron en sus textos.
Pero no, no es
que mis colegas claudicaron a sus principios éticos y sucumbieron en la tierra
de los chayotes (quiero aclarar aquí que una de las definiciones populares de
los orizabeños es la de chayoteros, aunque para quienes somos reporteros ese
término nos resulta particularmente espinoso).
Tampoco es que
el nombre de este grupo de amigos, el Grupo de los 10, sea su identificación
como el staff de publirelacionistas de Juan Manuel Diez Francos, el generador
del milagro y la magia que nos tiene esta tarde aquí reunidos.
No, no va por
ahí la cosa. Más bien y con esto recuerdo la enseñanza de un viejo mentor
periodístico, tiene que ver con que el periodismo centra su atención en la
anormalidad. ¿Cuándo escribimos del sol? preguntaba el maestro, cuando hay un
eclipse, cuando el sol deja de alumbrar como todos los días.
Lastimosamente
un gobierno eficiente, honesto, que cumple sus compromisos, que promueve el
desarrollo económico, que propicia las creación de empleos, que educa, es una
anormalidad en nuestro país.
De ahí pues que
es plenamente justificado y comprensible que este importante grupo de
periodistas haya centrado su atención en lo que está sucediendo en Orizaba, un
municipio que hace 15 años inició su transformación exitosa bajo la conducción
de un grupo de ciudadanos que se volvieron gobierno.
En este
contexto, replico aquí la que es considerada como la Primera definición de periodismo en el
año 1777 por Georg Hamann, filósofo alemán: quien así sintetiza
nuestro oficio y profesión: “narración
de los acontecimientos más recientes y más dignos de recordar, impresos
sin orden y coherencia especial.”
Y en efecto, el producto editorial que tenemos aquí fue
impreso sin un orden y coherencia especial. Es un cúmulo de vivencias que sus
redactores recogieron en una visita que realizaron a la Ahuilizapan, también
conocida como Ciudad de las Aguas Alegres (lo de las aguas alegres aún no tengo
claro si es alusión a que ahí se fabrica cerveza).
Quiero brevemente glosar cada una de las aportaciones hechas
por los periodistas que participaron en este libro.
Considero un acierto abrir esta serie de textos con el redactado
por el colega Miguel Ángel Cristiani González fechado el 6 de octubre del año
2015. Considero un acierto iniciar la lectura con esta colaboración, porque
coloca al lector en el principio de la magia.
Brevemente el maestro Cristiani rememora una entrevista
realizada al presidente municipal de Orizaba, Juan Manuel Diez Francos, en la
que el munícipe explica lo que a su juicio es la fórmula del éxito de Orizaba.
Entre otras cosas, Juan Manuel Diez destacó la generación de
un decálogo para los funcionarios municipales en el que se asentó que “la
honradez no es una virtud, es una obligación”; cualquier parecido con la
cartilla moral del presidente Andrés Manuel López Obrador no es una coincidencia
porque como lo dijo el propio presidente municipal de Orizaba actualmente en
funciones, Igor Rojí López, la cuarta transformación inició en ese municipio
desde hace 15 años, eso sí, con otras siglas.
La cita del presidente Rojí López es del periodista Luis
Emmanuel Domínguez Rangel, quien con la agudeza que suele acompañar a los
buenos reporteros, recogió en su colaboración para este libro la frase dicha
con mucha jiribilla por el actual munícipe en su segundo informe de labores.
Originario de la región, el maestro Domínguez Rangel
entiende bien lo que significa la histórica rivalidad entre orizabeños y
cordobeses y la plasma en su escrito; que sirve para efectos pedagógicos de la
buena administración pública, en un ejercicio de lo que debe y no debe hacerse
al frente de un Ayuntamiento: “las comparaciones comenzaron hace unos diez
años. Orizaba había cambiado y Córdoba seguía empeorando. Orizaba era una
ciudad turística y Fortín ‘de las Flores’ ya ni gardenias producía”. ¿Qué había
pasado? Se pregunta el reportero ¿cómo fue posible?
Aquí quiero hacer un paréntesis para referir un chiste
localista que circula entre los orizabeños, y que engloba esa delantera que
Orizaba ha tomado en la región.
¿Cuál es la mejor obra que realizó Juan Manuel Diez? Le
pregunta un orizabeño a otro… convertir a Córdoba en un triste pueblo.
Orizaba es ejemplo, sentencia el maestro Luis Emmanuel,
quien al igual que el maestro Cristiani recrea una reveladora entrevista al
líder del grupo empresarial que transformó a Orizaba, el multicitado Juan
Manuel Diez. En ella y les recomiendo que pongan atención a este concepto, en
ella el próximo presidente municipal habla de la hipoteca social y lo que
representa… no voy a hacerles spoiler por si no han leído el libro pero se los
dejo de tarea.
Imperdible la referencia y anécdota con el exgobernador
Fidel Herrera y sus tristemente célebres fideliñas. Pues para convencer a Juan
Manuel de ser candidato por primera vez se comprometió a otorgarle a Orizaba
500 millones de pesos para obras… les dio cinco y luego se los pidió de
regreso.
Sin embargo y a 15 años de distancia, viendo la
transformación de la ciudad, su crecimiento y porvenir creo que los orizabeños
deberíamos pagarle al exgobernador priista… y obviamente luego se lo pedimos de
regreso.
Es menester reconocer el extraordinario trabajo fotográfico
de un paisano, Bulmaro Bazaldúa Baldo. Quienes conocemos su trabajo no nos sorprende
la calidad y estética del material que aportó para este libro. Quien tenga este
libro, como un bonus track se llevará también una serie de postales de la
ciudad, comenzando con la majestuosa foto de portada. Felicidades Bulmaro.
Poseedor de una prosa que revela su formación en letras, el
maestro Sergio González Levet nos obsequia una pieza que pone la pausa
literaria en este libro. Resulta un buen ejercicio de síntesis de estos 15 años
de gobierno de un mismo grupo, en el que se han turnado la presidencia con el voto
y la confianza de la ciudadanía los empresarios Juan Manuel Diez, Hugo Chahín e
Igor Rojí.
Don Sergio González narra como llegó este grupo a la
presidencia en el 2007, de manera azarosa, y resalta las principales
aportaciones de cada uno de los que desde entonces ha encabezado al municipio.
El analista Bernardo Bellizzia Guzmán no solo fue a Orizaba a
derramar las aguas frescas en la mesa de tablones del mercado de Cerritos,
donde este grupo periodístico desayunó con el presidente Igor Rojí, y que de
manera puntual e indiscreta fue balconeado por el maestro Omar Zúñiga en su
crónica y lo que evidentemente refleja el gran ambiente que se vivió en ese
viaje y que por supuesto que hablo de puritita envidia porque no fui convocado.
En la crónica de Bernal…do que no Díaz del Castillo,
encontramos algunas cifras principalmente referentes a la Planta Separadora y
Trituradora de Residuos Orgánicos y Sólidos (Ecori), que a juzgar por todos los
textos causó una gran impresión en todos los asistentes a esa gira.
Me une una larga amistad y cariño con otro de los autores de
este compendio de textos periodísticos: Jaime Ríos Otero, mi maestro desde
tiempos de bachiller y a quien agradezco la mención en su texto y el crédito
por haberlo llevado por primera vez a esa tierra bendita… que bueno que se
acuerda.
Mucha añoranza hay en este texto melancólico que huele a
provincia. La descripción de la región que hizo Mauricio Magdaleno y que Jaime
refiere en su escrito es fascinante y más fascinante aún es que Jaime la iguala
con su redescubrimiento de esta tierra pródiga.
Dice en su prosa: “la buena fortuna de que un grupo de
orizabeños bien intencionados y decentes tomó el timón de la ciudad y la ha
convertido en un modelo de orden urbano, belleza y rescate de sus valores y
riquezas, impulso económico y orgullo por la identidad”.
Creo que en esa frase de periodista experimentado, condensa
lo que sucedió ahí en tres quinquenios de progreso.
El maestro Filiberto Vargas Rodríguez, con quien he tenido
oportunidad de trabajar, utiliza la mayéutica como recurso y con preguntas induce
al lector a visualizar que en Orizaba los anhelos de todo ciudadano para su
terruño son posibles, y es inevitable pensar que esta realidad es más cercana a
un libro de ciencia ficción que a un compendio de crónicas.
No pude evitar recordar la película México 2000 que
protagonizara por cierto, un insigne orizabeño, el comediante Héctor Lechuga,
quien en esa parodia nos relataba de un México del año 2000 en el que no habría
corrupción, ni pobreza, ni contaminación y los servicios públicos son
eficientes y accesibles. Que lejos estaba de imaginar el extinto Héctor Lechuga
que ese milagro producto de la parodia se materializaría en su propia casa.
“Siempre preferíamos ir a comer en la vecina ciudad de
Córdoba, a disfrutar la ciudad de los 30
caballeros”, inicia su escrito el maestro Melitón Morales Domínguez. Otra vez
el dedo en la llaga y una vez más, la referencia que es una constante en el
libro: quienes conocieron Orizaba antes de estos últimos 15 años, recuerdan una
ciudad triste y sombría, de esas muchas que hay en el estado que están lejos de
la mano del centralismo de los Gobiernos Estatales que solo suelen inyectar
dinero para Xalapa y la zona conurbada de Veracruz-Boca de Río.
Por décadas en Orizaba no pasaba nada. Ni una calle nueva,
los mismos baches, los mismos servicios deficientes.
En un tono desenfadado leemos las impresiones del muy
reconocido periodista Omar Zúñiga, quien pone la sal y la pimienta en el libro
y que hace con sus textos (publica dos) las veces de un detrás de cámaras, como
para ver qué tal se la pasaron los colegas.
Ambos textos son de excelente confección pero recomiendo
particularmente el segundo que hace referencia al hoy mercado de Cerritos (por
cierto mi barrio), y en el que hace un recuento muy detallado de la etapa
fabril de Orizaba. Sobre todo con la fundación y posterior desaparición de las
fábricas de hilados y tejidos.
Es de un gran valor documental lo dicho en esa crónica por
el maestro Zúñiga. Quien entre broma y broma nos ha legado un importante
documento de consulta.
Cierro con el maestro Mario Javier Sánchez de la Torre,
autor de un texto que perfectamente puede fungir como una guía para quienes
quieran visitar esta ciudad majestuosa, pues de manera acuciosa enumera todos
los atractivos turísticos de este municipio veracruzano.
Resulta una feliz coincidencia que este libro sea obra de
periodistas, igual que en su momento lo fue el libro más completo que se ha
escrito sobre esta ciudad, el Ensayo de una Historia de Orizaba de la autoría
del periodista Joaquín Arróniz en el año de 1867.
La Orizaba que retrata en su obra don Joaquín Arróniz dista
mucho de la que refieren los del Grupo de los 10 y creo que ese es uno de los
principales méritos del libro que presentamos esta noche.
Se trata de un libro que deja muy claro que el buen ejercicio
en la función pública, sí paga, contrario al aforismo popular entre los
políticos de el que no tranza no avanza. Aquí estamos en presencia de una obra
de un grupo en un principio empresarial y ahora político, que durante 15 años
ha trabajado en un proyecto con honradez y eficacia y como como resultado ha
tenido el respaldo de la ciudadanía en cada elección municipal.
Que sirva este libro de manual para quienes aspiran a
gobernar, para que se miren en ese espejo y vean que el trabajo por el bien colectivo
rinde dividiendos en lo político y que no hay mejor campaña que cumplir,
cumplir y cumplir. Honor a quien honor merece.