“Sea la suprema ley la salvación del pueblo.” – Cicerón.
Cuando Steven Spielberg y escrito por Robert Rodat, se plantearon realizar la película “Saving Private Ryan” (Salvando al Soldado Ryan) nunca imaginaron que los personajes y el argumento bélico de su largometraje encontraría una especie de historia paralela en el vecino sureño de su nación.
Así la historia interpretada por
el extraordinario actor Tom Hanks como el capitán John H. Miller del ejército
de los Estados Unidos y siete hombres (interpretados por Tom Sizemore, Edward
Burns, Barry Pepper, Vin Diesel, Giovanni Ribisi, Adam Goldberg y Jeremy
Davies) en busca de un paracaidista, el soldado James Francis Ryan (Matt
Damon), que ha perdido a sus tres hermanos en combate, sería la representación
misma de un presidente y su séquito de fieles seguidores en tiempos de la 4T.
Y es que lo que ocurre en México
y especialmente en Veracruz, nos hace imaginar al presidente Andrés Manuel
López Obrador solicitando a sus seguidores rescatar algunos actores políticos,
que por más que intentan esforzarse, simplemente son rebasados por su
desconocimiento e incapacidad para la cosa pública.
El caso más tangible de esa
crisis la enfrenta la 4T en Veracruz, en donde todos parecen querer salvar al
soldado Cuitláhuac –símil del soldado Ryan- porque han sido tales los
sacrificios de la ola reformadora que él es el último de una especie, incapaces
de atentar contra las instituciones, mucho menos, contra el pueblo, por ello,
urge ser salvado.
Los yerros cometidos en pleitos
entre hermanos, como el caso Monreal, en donde la detención sistemática de
opositores llevó al soldado Cuitláhuac García Jiménez a seguir a pie juntillas
los designios e imposiciones de un capitán –el presidente López- que
pretendiendo detener a un senador ambicioso y ruin –por ir en contra de su
santa voluntad- le ha encomendado la misión suicida de enfrentarlo, a sabiendas
que él comisionado deberá ofrendar su vida en la misión.
Así varios actores políticos
locales han pretendido apoyar al rescate del soldado Cuic a quien parece que
uno de sus mismos compañeros lo pretenden entrampar, para llegado el momento,
quedarse con la gloria y las mieles de su misión.
Ungido en su papel de Judas –su
actual secretario de Gobierno- Eric Patrocinio Cisneros Burgos hace todo cuanto
sea posible para pretender quedar bien con el capitán López, al grado de
admitir públicamente (existe vídeo) https://www.facebook.com/Ventanaver1/videos/204233245182900
que en la entidad no habrá más protección que para un cártel el de Sinaloa, el mismo,
al que el capitán general de la nación, abiertamente defiende y protege –sino
la liberación de Ovidio, la salutación a la madre del Capo, Joaquín Archivaldo
Guzmán Loera “El Chapo”, los desayunos con el hermano del mismo- son la prueba
fehaciente de dicha política.
Así solo contados actores
políticos han hecho una verdadera defensa a ultranza del mandatario estatal,
los casos del diputado Juan Javier Gómez Cazarín quedan como evidencia de esas
pocas lealtades a toda prueba, sin importar que en la misión les vaya el físico
o incluso la vida.
Otros de esos casos los han hecho
evidentes secretarios como Zenyazen Escobar García, José Luis Lima Franco o
Hugo Gutiérrez Maldonado, quienes han puesto todos los recursos a sus alcance
para apoyar en el intento suicida de rescatar al soldado Cuic.
La realidad es que no sabremos si
el soldado llegará a ser salvado, pero lo cierto es que, a diferencia de la
película, se esperaría que, desde la misma presidencia de México, llegará una
acción de rescate inmediato, con un inminente y rotundo cese del Secretario de
Gobierno, quien simple y sencillamente no pretende salvar al soldado Cuic, y
si, por el contrario, evidencia ligas y tratos que ponen en riesgo la
credibilidad pública de toda una corriente política nacional –la 4T-.
No separar y castigar a
personajes de esta estirpe, sería tanto o igual a reconocer que en México
existe un “narco estado” y eso para los vecinos rubios del norte simple y
llanamente no conviene.
De no actuar con suma
inteligencia el capitán General de esta historia podría terminar siendo
perseguido por las mismas agencias de seguridad norteamericanas acusado de
delitos tan graves, como los que llevaron al dictador panameño y general Manuel
Antonio Noriega, a ser acusado por cargos de lavado de dinero y narcotráfico y
de tener vínculos con el cartel de Medellín de Pablo Escobar.
¿Pero qué necesidad? Diría el
filósofo de Juárez.
Al
tiempo.
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