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miércoles, 30 de marzo de 2022

Cuidado: votar en contra es a favor


Es notorio que los cuatroteístas son muy dados a la marrullería. Sus jugadas políticas, su política “colmillo”, son movidas chuecas que no se atienen a la ética ni a la moral (mentir, robar, traicionar al pueblo, con tal de mantenerse en el poder).

Precisamente la revocación de mandato es una estratagema para tratar de consolidar la idea de que el pueblo mexicano, el bueno y honrado, adora universalmente al Patriarca y su fervor llega al grado de que le va a exigir que se eternice en el poder, aunque él, pobre, quiera ya dejar la presidencia para irse a su rancho de Tabasco a terminar sus días en santa paz y con el orgullo de haber echado para adelante la transformación que según el necesitaba el país; una transformación que la gente no fanatizada rechaza por fraudulenta y porque solamente ha venido a destrozar las instituciones y el presupuesto de la nación.

Dentro de sus cifras alegres, los morenistas se plantean que los mexicanos acudan el domingo 10 de abril en tropel al llamado de las urnas, y que las llenen con más de 40 millones de papeletas para que así quede manifiesto el destino -quede el destino manifiesto- de que, más que revocar el mandato de AMLO, los ciudadanos, el país en vilo, le van a suplicar como a Santa Anna en el siglo XIX, que no los abandone, que continúe “salvando” al país. Quieren jugar al atole con el dedo de que la revocación se transforme en una ratificación y que se ensalce al mesías tropical hacia una reelección que no contempla nuestra ley magna.

Piensan los estrategas electorales de López Obrador que con ese acopio de votos estarán en condiciones de exigir que la consulta vaya más allá de lo propuesto, y que se convierta en un clamor popular a favor de una extensión del mandato.

Por eso se han visto pulular en todo el país sospechosos espectaculares en los que supuestamente el grupo Frena promueve que los ciudadanos acudan a votar en contra de AMLO. Quieren esos estrategas de la 4T que el malestar y hasta el odio que ha venido alimentando el Presidente con su peculiar forma de conducir la administración pública sean un acicate para completar el número mágico. Su aritmética les promete que tienen asegurados 25 millones de votos a favor de la continuidad, comprados con las dádivas de los programas sociales para la población inerme y para los jóvenes desempleados.

También han sido muy sospechosos ciertos mítines de ciudadanos que se hacen pasar por panistas y que llevan el mensaje de que el pueblo se tiene que levantar ese segundo domingo de abril para votar a favor de la revocación, porque le ha perdido la confianza en el Presidente.

Es evidente que esta consulta inútil está promovida desde el Gobierno morenista y no desde la ciudadanía, que es como debiera ser.

No le hagamos el caldo gordo a las artimañas de una autoridad federal que simula y presiona.

Quedémonos en casa ese domingo, y hagamos el vacío al fraude y al engaño.


sglevet@gmail.com