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La Cultura se vive intensamente en todas partes
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Un concierto extraordinario de la Orquesta
Sinfónica de Xalapa
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Un encuentro con el maestro Alberto de la Rosa y
“Los Cantores”
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Este fin de semana,
tuvimos la oportunidad de confirmar, una vez más, el porqué de Xalapa es
conocida y renombrada como la “Atenas Veracruzana”.
Aunque para los que
tenemos la fortuna de vivir en la capital del estado, se nos hace ya algo común
y corriente el poder disfrutar de una intensa actividad cultural, como no la
tiene ningún otro lugar no solo del estado de Veracruz, sino de todo México.
Primero fue la noche
del sábado, en que acudimos a la sala de conciertos Tlacná para embelesarnos con
un fabuloso concierto de la Orquesta Sinfónica de Xalapa -que no la tiene
ningún otro lugar- bajo la dirección de su titular el maestro Martín Lebel y la
voz de la soprano Graciela Morales.
En la primera parte
del concierto, escuchamos un popurrí de las canciones del también veracruzano
Agustín Lara, en una suite de arreglos del también inolvidable maestro Mateo
Oliva, quien durante muchos años fue el director de la Orquesta de Música Popular
de la UV.
Hay que recordar que
la música y las letras de Agustín Lara marcaron el mapa musical y el imaginario
erótico-amoroso de México, desde finales de los años veinte, cuando animaba con
sus canciones arrabaleras y sentimentales el ambiente de cantinas, centros
nocturnos, “casas de citas” y burdeles de menor rango, espacios sin censura para
cantar a las pasiones prohibidas por la moral de su tiempo. Pero su carrera se
fraguó desde la niñez. Había nacido músico y bohemio. Era su sino y le fue fiel
hasta el final.
Lara -ilustre
veracruzano- irrumpió en un contexto de la música popular donde convivían sones
tradicionales, corridos y canciones de la revolución como “La Valentina” o “La
Adelita” con valses y tonadas porfirianas. Él instaura la modernidad con el
“bolero romántico”, pero su versatilidad lo hizo incursionar en muchos géneros preexistentes
que evidencian influencias internacionales como
el danzón y el son
cubanos, el tango argentino, el chotis centroeuropeo (Bohemia), el vals austro-germánico
y la rapsodia, cuya forma moderna fraguó el húngaro, Franz Liszt.
Pero además,
escuchamos también música internacional popular de grandes autores como George
GERSHWIN Summertime; They can’t take it away from me; de Harold ARLEN Somewhere
over the rainbow; no podía faltar de F. EBB/J. KANDER New York New York; George
GERSHWIN Obertura: Crazy for you; Cole PORTER So in love; Henry MANCINI Moon
River; Claude-Michel SCHÖNBERG I dreamed a dream « Los Miserables » Gus KAHNN Dream
a little dream; George GERSHWIN Un americano en París; Frederick LOEWE My fair
lady: I could have danced all night; Leonard BERNSTEIN, I feel pretty; Glitter
and be gay y para cerrar con broche de oro con “Veracruz” del inolvidable
maestro Agustín Lara.
El otro incomparable
evento ocurrió en un restaurante del camino antiguo a Coatepec, en donde al
llegar nos encontramos con que algunos de los músicos del Tlen Huicani, estaban
tocando la música tradicional veracruzana.
Por si fuera poco,
en una de las mesas, encontramos al maestro Alberto de la Rosa, director
fundador del mejor grupo de música vernácula que ha dado renombre a Veracruz en
sus giras por todo el mundo.
Pero no paró ahí la
cosa, resulta que los músicos estaban celebrando al maestro Alberto de la Rosa
-quien estaba acompañado por toda su familia- por lo que luego de tocar las
tradicionales mañanitas, se pararon y fueron a bailar todos hasta los nietos
más pequeños, estuvieron bailando con la singular alegría que caracteriza a los
veracruzanos.
En los ya casi
cincuenta años que tenemos de conocer al maestro de la Rosa, lo hemos podido
aplaudir en incontables conciertos, desde que trabajábamos en Comunicación
Social de la Universidad Veracruzana, pero hasta este domingo lo vimos en un
ambiente familiar, bailando al ritmo del Querreque.
Y como la fiesta
tenía que continuar, no podía faltar que el maestro Alberto de la Rosa -músico maestro
de maestros, tomara el arpa y cantara a voz en cuello: “Para cantar el jarabe,
para eso me pinto yo, para pintar el jarabe” “cocoyo de lima, verso de laurel,
como quieres china que te venga a ver, si salgo de guardia voy para el cuartel…”
Como el fandango
todavía iba para largo y el pastel -con un arpa grabada- todavía no se iba a
partir, nosotros nos retiramos, no sin antes darle un fuerte y emotivo abrazo
al maestro Alberto de la Rosa, agradeciéndole toda la alegría y orgullo que nos
ha brindado al llevar a “Los Cantores” veracruzanos por todo el mundo.
Ya de regreso a
Xalapa, la Atenas Veracruzana, mientras recorríamos el antiguo camino a Coatepec,
por el que tantas veces viajamos cuando íbamos a la preparatoria Joaquín
Ramírez Cabañas, pensábamos en que el maestro Alberto de la Rosa, debería de
ser propuesto y considerado para recibir -en vida- el homenaje que bien se ha
ganado.
Incluso podría ser
un buen candidato para recibir la medalla Adolfo Ruiz Cortines, que cada año
otorga el Congreso del Estado a nombre del pueblo de Veracruz, a quienes se han
distinguido en su trayectoria profesional y el maestro Alberto de la Rosa es
sin lugar a dudas un digno merecedor por su labor cultural, no solo musical,
sino también como formador de varias generaciones de músicos tradicionales a
quienes les ha compartido sus conocimientos.
Así las cosas, el pasado
fin de semana fue memorable, por muchas razones, que nos confirman lo
privilegiados que somos quienes tenemos la dicha de vivir en Xalapa, nuestra
Atenas Veracruzana.
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